Simón se había quedado cuidando la casa del mago, aunque tenía las llaves y permiso para tomar lo que quisiera su habito de vagabundo le hacía sentir más cómodo durmiendo en el patio trasero, en compañía del dragón y Brother Moon, de igual modo los últimos días no había dormido realmente mucho, tenia demasiadas cosas en que pensar, y estaba contemplando el cielo nocturno cuando Aredia llego, con la misma ropa que usaba durante la boda y pinta de haber corrido desde su casa.
-¡Simón!...ne…necesito…
-Dios mío, niña, ¿Qué tienes?
-Necesito…-recupero el aliento-tengo que llevarme…a Brother Moon, el señor Malcon…está en peligro-el hipogrifo se incorporo en el acto.
-¡Oh!
-También necesito la maleta, está adentro, ¿puedes traérmela?
-¿Cómo sabes que está en peligro?
-Solo lo sé, ¿sí?, no tenemos mucho tiempo-Simón se dirigió a la puerta pero se detuvo-¡Por favor!, ¿en serio crees que lastime a Juliet a propósito?, ¿te parezco esa clase de persona?
-Claro que no, pero tu mano…
-¡Ella me obligo a arañarla, es una psicótica!, tienes que creerme.
-Yo te creo-dijo una voz suave a sus espaldas.
-¡Grimm!-aun con sus muletas parecía un gigante y que le creyera hizo que Aredia lo quisiera el doble de lo que ya lo quería.
-Estaba tomando aire y vine a ver que era el alboroto, Aredia, ¿paso algo con Malquiur?
-O está pasando, no sé, tengo que encontrarlo cuanto antes, ¿ve esto?-le mostro su brújula-dice que soy una vidente, asique si siento que algo le está pasando es porque algo le está pasando.
-Debiste comenzar por allí-dijo Simon, entrando a la casa.
-Creí haber entendido que no tenías ninguna magia.
-También yo, no sé de donde vino esto.
-Todo poder procede de algún lado-reflexiono-si tuviera que apostar, yo diría que esto viene de toda la magia con la que has estado en contacto, y de la conexión especial que tienes con Malquiur.
-Yo lo amo-mientras más lo decía mejor se sentía-lo amo y soy su guardiana.
-Entonces ve a salvarlo, lleva esto para que te ayude.
Al final Grimm le había pedido a Malquiur que le regresara el medallón, era demasiado valioso para él incluso estando roto, descubrió luego que aunque el Wyrm se había ido y el estuche no podría contener la conciencia de nadie más, aun era posible usarlo para guardar energía, lo que le venía muy bien porque desde que sus poderes se activaran le causaba dolor en las articulaciones no usarlos, había estado metiendo varios murciélagos flameantes allí dentro, se lo entrego a Aredia y le indico como liberarlos en caso de necesitarlo; Simón regreso con la maleta de médico, ella se había acostumbrado a llevar en esta sus herramientas personales, el guante de acero, la fusta retráctil y la cajita que le dejara Maebe, iba a necesitar de todo aquello.
-Gracias, ¡Vamos, Brother Moon!-el caballo se inclino para que pudiera montarle.
-¿Sabes a donde debes ir?
-Se donde pensaban pasar la luna de miel, y tengo esto-la brújula-lo encontrare por su parte de hada.
-Ten mucho cuidado-pidió Grimm-y buena suerte.
-Regresare con él, lo prometo.
Salió a la calle, donde Brother Moon pudo tomar carrera y despegar, tirando de las plumas en su cuello le puso en la dirección correcta.
-Señor Malcon, ya voy.
Llego a Four Lakes pasada la media noche y confirmo sus peores temores cuando sobrevoló el hotel donde se suponía que el señor Malcon debía estar, al parecer había ocurrido un incendio, había bomberos y ambulancias, saco su brújula y la ajusto para que detectara hadas, la flecha apunto en dirección al bosque de manera que hacia allí debía dirigirse, de lo que sea que hubiera pasado, su jefe estaba escapando; siguieron un corto trecho hasta acabar trazando un circulo en cierta área, la flecha no podía apuntarse hacia abajo y señalar exactamente donde estaba asique debían descender.
-Está muy oscuro-saco una linterna de la maleta-¡Señor Malcon!, ¡Señor Malcon!, ¿puede oírme?-Brother Moon corcoveaba inquieto, el bosque era hirsuto y le impedía moverse con libertad-quédate atrás y vigila, ¿sí?, ¡Señor Malcon!
Editado: 18.02.2019