El Libro de las Especies

44-Aka´Magosh

Grech se acomodo la cesta y descendió, las escaleras desiguales talladas en la ladera le provocaban vértigo pero lo prefería antes de arriesgarse con el elevador manual, además podía hacer una pausa a mitad del camino para dar una mirada a Aka´Magosh, la nada desdeñable ciudadela construida en cuatro meses sobre lo que fuera Four Lakes.

 

El nombre en antiguo orco quería decir “benditos seas tú y los tuyos”, un reclamo pacifico para dar a entender a sus habitantes lo valioso y especiales que eran todos y porque ese era el único lugar donde estaban a salvo, también era aceptable que el nombre fuera orco pues entre estos y los trasgos dieron forma al lugar, ¿Cuántos habían llegado durante la primera peregrinación?, ¿cinco mil?, nunca espero que fueran tantos pese a las historias de Meirily, y luego solo siguieron llegando más de todo el país, los orcos tenían la inventiva y la capacidad de ajustar cualquier terreno a sus necesidades, de explotar al máximo el potencial de una zona, los trasgos tenían una mentalidad de colmena y una masiva capacidad de trabajo; juntos excavaron las montañas para construir una solida muralla, talaron miles de árboles para construir edificaciones y preparar campos y ahora, cuando la vida tomaba una suerte de ritmo normal, los orcos forjaban armas y herramientas y los trasgos mantenían la seguridad y la paz.

 

Claro que aquella maravilla no podría haber existido con solo dos razas, no, en las oleadas de peregrinos que vinieron durante las primeras semanas había de todo, criaturas del pantano, trolls, bestias tenebrosas, personas con dotes, en suma unas tres mil personas enteradas por el boca a boca sobre la existencia de un refugio para los afectados por el cambio y aun recibían gente, aunque tenían que ser cuidadosos, la muralla se había alzado justo a tiempo para defenderlos cuando comenzaron a llegar policías y agentes federales a ver que era el quilombo que se tenían montado allí, Meirily, que venía haciéndolas como de gobernante interina, los convenció de que más les valía vivir y dejar vivir a no ser que quisieran que desatara una fuerza impensable sobre ellos, Grech y las autoridades fueron de los pocos en comprender en seguida que estaba hablando en serio.

 

-Buenos días, Grech.

-Buenos días, señorita Mircela.

 

Mircela era una Liliraune, una exótica criatura mitad mujer y mitad lirio blanco, tenía la piel y el cabello verde y su cuerpo expelía un aroma que era tan irresistible para los seres humanos que había tenido que huir para evitar se abusada por su propia familia, apenas tenía diecinueve, ella y Grech se habían hecho buenas amigas.

 

-¿Vas de compras?-pregunto, poniéndose a su lado-yo también, aun me confunde el nuevo dinero.

-No es tan complicado-dijo, revisando las delgadas monedas de aluminio recién labradas.

-Sin duda es mejor que el trueque.

-Ha ayudado a que la gente deje de discutir y sientan que volvemos a la normalidad.

-Y que lo digas, yo casi lloro cuando el primer molino estuvo listo y pudimos tener pan recién hecho, vivir aquí es como estar en la edad media.

-Para mí solo importa si estoy a salvo y no debo herir a nadie.

-¿Vienes a la reunión de esta noche?

-Siempre me invitas-rio.

-Y seguiré hasta que aceptes, anda, Grech, ayuda hablar con otras personas.

-Tengo que cuidar a Elijah.

 

A falta de maquinaria pesada el trazado de la ciudadela seguía las inclinaciones del terreno y podía ser algo confuso, por eso se colocaban señalizaciones a diario, el mercado había quedado en un tramo largo del sendero que usaran los turistas en otro tiempo, poco a poco se iban alzando puestos y mientras progresaban en la escala técnica cada vez tenían mayor variedad de producto; se detuvieron ante un vendedor de Slimes.

 

-¡Son tan lindos!-dijo Mircela.

-Tres monedas la pareja, escoja usted el color.

-Solo me dan diez a la semana hasta que mis flores estén listas para vender.

-Yo te los compro-dijo Grech-trabajo para la gobernadora, puedo darme ciertos gustos.

-¡Ay, Grech!-la abrazo y se inclino frente a las cajas-a ver, preciosos, ¿Quién quiere ir a casa conmigo?

 

Reviso su lista, necesitaba pan, conservas, carne y algunos ingredientes para pociones, como cuidadora de Elijah y protegida de Meirily podía conseguir cualquier cosa que estuviera disponible, alzo la vista y vio pasar una camioneta tirada por bueyes, los que habían venido en autos debían donarlos para reciclarlos y aprovechar sus partes.



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En el texto hay: especies sobrenaturales, detective, magia

Editado: 18.02.2019

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