El Libro de las Especies

46-El Gremio

Efraín llego a Chicago antes de lo estipulado, hacia mucho que no visitaba la ciudad pero antes de ir con Malquiur decidió visitar la tumba de su padre en el cementerio municipal.

 

-Lamento que murieras solo, cuidare de mi hermano, no te preocupes, y sobre mamá…me asegurare de darle descanso-Orly asomo la cabeza de entre su abrigo-muy bien, vámonos.

 

Esperaba sorprenderlo pero el sorprendido fue él, al llegar a la calle pesco el lugar por el alboroto que venía de una propiedad amurallada que cubría toda una cuadra, la reja principal estaba abierta asique entro a investigar, vio a Malquiur, Aredia y otros a los que no conocía rodeando un agujero en el suelo cubierto con una reja, de allí venían los gritos de un hombre airado.

 

-¡No me pueden tener aquí por siempre!, ¡Trabajo para el gobierno!

-Pues que el gobierno te venga a buscar-dijo Malquiur-les diré un par de cosas sobre liberar a asesinos seriales.

-¿Ve como la celda era buena idea?-dijo Aredia.

-Le daré las gracias a Simon cuando regrese.

-Debemos ir a casa, amor-dijo una mujer de aspecto magnánimo a un hombre altísimo y espigado-aun te estás recuperando.

-Claro, quiero ver a Gritten.

-Nosk se quedo cuidándolos.

-Grimm, gracias por…-empezó Malquiur, al tiempo que se daba la vuelta-¿Efraín?

-¿Me perdí de algo divertido?

-No tienes idea-él y Aredia se le acercaron-pensé que vendrías en unos días.

-Me di prisa.

-Nos alegra mucho que estés aquí.

-También a mi-se fijo en los extraños que le observaban, la pareja y unas gemelas-entonces…ejem, ¿debo presentarme?

-Yo me encargo-dijo Malquiur-amigos, tengo el gran gusto de presentarles a Efrain Meier, mi hermano.

 

Primero le presento a los Vezel, Efraín se mostro gratamente impresionado con Grimm y no pudo evitar reírse del pequeño Wyrm que ahora podía manifestar en su mano, el ente no se ofendió, luego conoció a las gemelas Giraffer.

 

-¿Pueden vigilar a aquel imbécil por un rato?-pidió el detective.

-¿Podemos experimentar con él?-pregunto Deméter.

-Lo pensare-Efraín alzo una ceja-ya te explicare, ven, quiero que conozcas a mi mejor amigo.

 

Nosk encontró a Efraín de lo más fascinante, aunque Malquiur le había explicado que no aparentaba su edad no dejaba de desconcertar el pensar que aquel hombretón tenia sesenta y ocho años, el nigromante también admiro al buscador, en su clan The Holder era una figura casi divina, una bestia que se alimentaba del dolor provocado a sus víctimas incluso tras su muerte y este hombre intentaba vencerlo, le deseo la mejor de las suertes.

 

-Gracias y bienvenido a bordo, ¿te instalaras?

-Eso pretendo, mi madre creo gran parte de este problema y me quedare hasta que se haya resuelto.

-Aun hay lugar para ti, Lionel, construiremos una bóveda para los objetos.

-¿Y pondrás allí todos los objetos?-pregunto, levantando a su hija-me voy, a esta ternurita ya se le paso su hora de dormir.

-Espero que nos llevemos bien-dijo Efraín, despidiéndose-¿también me explicaras eso después?

-Tendría que escribir un diario, a veces ni yo me creo por lo que he pasado.

 

Durante la cena le comenzó a relatar su alocada historia, la cual le parecía daba inicio el día en que Aredia entro a su vida, luego tuvo que acometer la desagradable empresa de llevarle comida al prisionero, Efraín le acompaño.

 

-Espero que esta no sea mi ultima cena, seria decepcionante.

-No me des ideas.

-¿Quién es el albino?

-Su hermano mayor, jamás se me habría ocurrido que los elfos podían convertirse en orcos.

-¡No soy un maldito orco!

-Lo que eres es un maldito hipócrita-replico Malquiur-Simón Muran, el Guardián del Dragón, nos lo conto: cuando el corazón de un elfo se rompe y se corrompe este se convierte en un orco, de allí deriva la raza, después se multiplicaron por su cuenta.



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En el texto hay: especies sobrenaturales, detective, magia

Editado: 18.02.2019

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