Divine podía tenerle todo el aprecio del mundo a Malquiur pero una madre de verdad considera otro millón de cosas antes de poner a su hijo en manos de otro, fue la forma en que trataba a Njeri lo que le convenció y le dejaron a Gritten el viernes, pasarían el fin de semana en la playa.
Lionel debía estar en contacto con Divine porque en menos de una hora paso dejando a Holly, le hizo varias advertencias a Malquiur sobre lo que le haría si algo le pasaba a su niña, algunas comprensibles y otras claramente inspiradas en los horrores vistos dentro de The Holder, Malquiur, sudando frio, le dijo lo mismo que a los Vezel.
-Ni siquiera pretendo llevarlos más allá del patio.
Y eso hubiera sido cierto de no recibir una llamada de Ethel, el sábado, para cobrarle el noventa por ciento de un favor que aun le debía.
-Esta lindo, ¿verdad?-justo entonces Aredia había aprovechado para mostrarle un cochecito para dos que había comprado, le toco estrenarlo con Gritten y Holly.
-Es adorable-en verdad le conmovió.
Njeri iba casi colgada a su brazo, en la casa había comenzado a soltarse e iba adquiriendo confianza pero en la calle se volvió a asustar y sostenerse de Malquiur parecía ser su forma de no estallar en llamas, iba mirando con absoluto pasmo todo con lo que se cruzaban, para ella aquel país era casi otro planeta y fue por no asustarla de más que habían hecho el camino a pie en vez de obligarla a subirse a un vehículo, por fin llegaron a un parquecito donde Ethel les esperaba en compañía de una señora y una niña, al verlos tuvo un sobresalto, les hizo una señal de que parasen y fue a encontrarse con ellos.
-¡Malquiur!-señalo a los niños en un ademan rápido-¿y esto qué?
-Estamos cuidándolos el fin de semana, no sé si alguien te hablo de Njeri.
-Lionel me conto algo, ¿ustedes no pueden llegar a la paternidad por medios normales?
-No seas así, además lo hablamos y Njeri prefiere considerarme un hermano mayor, dijiste que tenías un problema de criaturas, ¿es peligroso?
-No, en realidad necesito que pruebes que no es peligroso…ya que, vengan.
La siguieron y les presento a sus acompañantes, eran una madre y su hija, Laura y Maze Crowen, la señora tenía esa expresión incrédula y algo desesperada de quienes se topan con una serpiente en su patio pero tienen la conciencia de reconocer que no por ser una serpiente tiene que darle con una pala, la niña miraba a Malquiur con esperanzada fascinación, era una niña bonita, de ocho años, pero tenía manchas oscuras e irregulares por toda la cara producto de alguna enfermedad.
-Es un placer, señora Crowen, si nos explica el problema podemos…
-Usted va a evitar que destruyan, ¿verdad?-pregunto la niña de pronto.
-¡Maze!
-¡Quiero que lo prometa!, ¡Que la va a salvar!
-Perdón, ¿dijiste destruirla?
-¡A ella!
Le agarro de la mano libre y lo condujo hasta una casita de juegos en medio del parquecito, era una casita interesante, estaba montada sobre pilotes de manera que se alzaba unos tres metros y medio sobre el suelo, la parte que podría considerarse la entrada, a la izquierda, era redonda, con un techo cónico y una veleta en su cima, el resto era rectangular, toda la construcción era de madera y respiraba un aire viejo…respiraba, en serio producía esa sensación, colgando bajo esta había un columpio hecho con una rueda, Malquiur noto que la cuerda se había roto alguna vez pues tenía un nudo justo en medio.
-¡Oye!-grito Maze-¡Él es el mago!, ¡Va a ayudarte!
-¿La criatura esta dentro de la casa?
-¡No seas tímida!, ¡Muévete!
De pronto toda la construcción creció, las bases se doblaron, Malquiur empujo a ambas niñas tras de si pensando que la casita se estaba cayendo pero entonces noto que se estaba inclinando, la parte de la entrada, con sus dos ventanitas redondas y su puerta de arco, se le antojo como una cara y una vez tuvo esa idea entendió lo demás, se quedo boquiabierto, la casita produjo un ruido extraño, aire pasando por su interior y saliendo por la puerta, la boca, no un sonido amenazante sino un mero suspiro.
Editado: 18.02.2019