Capítulo 9: Salvada de un demonio

Capítulo 9: Salvada de un demonio

El capitán de los caballeros quedó angustiado y enojado al presenciar cómo la chica que le gustaba estaba ayudando a un chico que se estaba aprovechando de ella; él también estaba confundido.

Capitán José—Blanca, aléjate de ese muchacho; ¿no ves que tiene malas intenciones? él te estaba obligando.

Blanca, al escuchar las palabras del capitán, se enojó aún más porque este tipo tenía que arruinar esto. Se sentía mejor; la maldición estaba siendo levantada y posiblemente ella tenga maná. Entonces vino este hombre y destruyó todo; todo lo que buscaba fue destruido, y ahora Lósif se había desmayado sin saber si algún día despertaría. Tenía miedo de pensar que Lósif nunca más despertaría.

Acercó la cabeza al pecho de Lósif para intentar escuchar los latidos del corazón y lo escuchó. Lósif estaba vivo; ella estaba feliz. Abrazó el cuerpo de Lósif y entre lágrimas se aferró con fuerza. El capitán se molestó y sacó a Blanca del cuerpo de Lósif. Lósif quería llevársela de una vez por todas.
Logró separar a la niña del cuerpo del niño desmayado, por lo que habló de inmediato.
Capitán: Blanca, quiero que vengas conmigo y te cases conmigo. Voy a darte todo lo que tengo y a protegerte. Hace unos momentos, algunos esqueletos atacaron el reino y muchos de mis hombres y civiles murieron.

Blanca escuchaba sorprendida todo lo que el Capitán José le contaba al momento; tenía mucha información en un instante: matrimonio, muertos y esqueletos. Todo estuvo dicho al mismo tiempo. Luego se volvió para mirar a Lósif y lo observó. Recordó lo fuera de lo común que estaba actuando Lósif y tenía prisa. Quizás sepa algo sobre ese ataque y haya matado al nigromante que los convocó. Por esa razón, Lósif tenía sangre humana en su espada.

El capitán José esperaba pacientemente cuando escuchó las voces de dos niñas juntas, Ana y Diana.

Ana/Diana: ¡Esqueletos atacando el reino!

Kor, que está observando todo, decidió interrumpir de inmediato, y con un pequeño gesto de sus manos logró que las dos chicas bajaran con él.

Kor—Chicas, les voy a contar todo lo que pasó; bajemos. El capitán José estaba feliz y se lo debía a este viejo. Miró la espalda del anciano que bajaba con las dos chicas.

Capitán José: Blanca, espero tu respuesta; estamos solos. Ahora dime:

Blanca: Señor José, no estoy lista para casarme y no acepto ser su esposa. Tengo cosas que hacer y personas que cuidar.

Blanca fue muy directa y rechazó la propuesta de matrimonio de este chico; sabía que tal vez estaba actuando precipitadamente, pero si no hubiera sabido que Lósif es un mago, estaba segura de que habría aceptado esta propuesta.

El capitán José se enojó al escuchar la respuesta directa de Blanca; estaba enojado por todo lo sucedido hace unos momentos, y el rechazo de esta pobre chica fue el detonante para que explotara. Acercándose directamente con grandes pasos, llegó al lado de la chica más baja. Blanca le llegó hasta el ombligo; la chica en cuestión reaccionó seriamente, y el tierno rostro estaba con el ceño fruncido, mirándolo directamente sin bajar la mirada. El capitán José no pudo soportarlo más; tomó directamente ambos brazos de la niña y la presionó. Contra la pared, la niña intentaba alejarse, pero era imposible. José, en un ataque de ira, la sometió y besó su cuello antes de bajar y seguir besando, dejando grandes marcas de beso. La niña se movía todo lo que podía y trataba de gritar. Pero era imposible. El capitán José la besó fuerte en los labios y no la dejó respirar; sus ojos estaban llorosos y estaba empezando a asfixiarse por este beso salvaje. Entonces sintió cómo el Capitán José le bajaba el top dress, dejando al descubierto los dos grandes pechos blancos para su edad; estaba muy desarrollada en esta área particular; parecían melones pequeños. Sintió los labios del animal besándola y saboreándola; ella estaba asustada y llorando en este momento.

Parecía que a este animal le gustó la respuesta y continuó mordiéndose con fuerza. Entonces alguien pasó y le quitó esta bestia de encima. Se giró y vio a Lósif parado, enojado y con su espada en alto, golpeando violentamente al capitán de los caballeros.

El Capitán de los Caballeros estaba disfrutando de la niña. Me emocioné aún más cuando vi su respuesta mientras intentaba liberarse y lloraba. La besé y chupé sus grandes pechos; luego quise más y más. Sentí una gran fuerza golpearme en la cabeza y salí volando fuera del alcance de la niña. Me detuve rápidamente y me di la vuelta, luego me dieron otro golpe y otro, otro y otro hasta que quedé inconsciente.

Lósif se desmayó, su cuerpo se sentía muy débil y agitado; recordó que convocó a cuatro esqueletos, algo que pudo haber sido su fin al morir por agotamiento. Observó lo que yacía en el suelo y escuchó unos gritos ahogados. Se giró y lo vio; Blanca estaba siendo forzada por un hombre mucho más grande que ella en edad y altura; no dudó ni un segundo más, se levantó lo más rápido que pudo y recordó que la espada estaba a su alcance. La tomó. Con ambas manos y, pensando sobre matar a este tipo, ella dio un paso atrás. Tenía mucha sangre en las manos y ahora, si mataba, tal vez mataría a Blanca. Como la vez en el callejón por querer ayudar, dio un paso atrás y giró la espada con el filo hacia arriba; luego decidió golpear la cabeza del hombre con todas sus fuerzas. Una, dos, tres, cuatro veces, perdió la cuenta. Al séptimo golpe, golpeó al tipo y vio que apenas se desmayaba. Este chico tenía mucha fuerza.

Se acercó al cuerpo tendido de la pequeña llamada blanca y la observó con la blusa bajada y llorando. Parecía muy lamentable y débil, algo que a él no le gustaba. Estaba disgustado con este tipo y decidió hacerle un pequeño corte en los testículos. Acostado, tomando la espada, se acercó al hombre tendido y golpeado. Bajó su armadura en el área de la virilidad y lo sacó. Luego cortó ambos testículos con mucha facilidad y observó cómo sangraba. Decidió intentar utilizar un hechizo débil para detener la hemorragia, pero no pudo. Al hacerlo, estaba un poco impaciente al ver que la sangre del tipo tal vez estaba muriendo.