Capítulo 27:Soy un humano y pertenezco al reino de Tosiff
Lósif estaba llorando y no podía creer esto; claro, él no es un nigromante normal; todo era gracias al libro negro que Ana guardó hace mucho tiempo atrás y por alguna razón podía invocar y curar de manera diferente.
Lósif —Voy a terminar esto aquí y ahora. ¡Prepárate!
Losif habló con firmeza y, con una ira abismal en su mente, se disculpó con los muertos.
Losif llamó a los cuatro esqueletos ensangrentados y estos reaccionaron rápidamente a la orden del maestro. En un abrir y cerrar de ojos, dos nigromantes, uno joven y el otro viejo, se encontraron envueltos en una lucha a muerte.
Alcanto —¡Ve a buscarlo!
Lósif—¡Muere un bastardo!
Los cuatro esqueletos avanzaron sin miedo y pasaron los pies o las manos de los esclavos enjaulados; no se detuvieron y avanzaron directamente hacia los esqueletos enemigos.
¡Corte! ¡Corte!
Sonidos de huesos chocaron por todo el lugar y Lósif no esperó a que la batalla de esqueletos terminara. Aún con lágrimas en los ojos, levantó la palma de su mano y observó que el anciano está completamente concentrado en controlar a los cuatro esqueletos que invocó. Lósif rápidamente lanzó su hechizo de bola de fuego más fuerte, logrando cambiar el color a azul y arrojó el fuego de su mano directamente al anciano.
La bola de fuego se acercó a una velocidad aterradora, quemando todo a su paso y se estrelló contra el pecho del anciano nigromante, envolviéndolo en un mar de llamas azules y gritos de desesperación; parece que el anciano se autocuraba con todo el mana, pero murió en vano y se convirtió en cenizas. Los esqueletos desaparecieron en cenizas junto a su amo, una escena triste y silenciosa.
Un viejo trauma había superado a Lósif; ahora tenía que enfrentarse a los nuevos y su destino estaba en juego, convertirse en un caballero o ser un oscuro nigromante errante y matar a los malvados.
Lósif observa el lugar donde estaba el asesino de su familia y nota cenizas en el suelo, lágrimas saliendo de su único ojo; lo cerró y oró por los familiares muertos.
Lósif abrió el ojo con una fuerza de voluntad nunca antes vista y estaba a punto de entregarse a la autoridad correspondiente para compensar sus pecados. Escuchó pasos afuera de la puerta.
Se giró para mirar a los esclavos semihumanos y notó con tristeza que todos estaban muertos por la batalla entre ambos bandos. La única que estaba con vida era Erika y eso no era suficiente; ella estaba muriendo con los brazos cortados y el rostro desgarrado que también estaba quemado.
Lósif se acercó rápidamente y la sujetó por el cuello para proceder a curarla.
Una luz verde iluminó el lugar oscuro lleno de olor a muerte y la niña recuperó todas sus extremidades y un estado normal. Parecía como si nunca hubiera estado muriendo. Algo que notó fueron las partes cortadas, que desaparecen en una luz verde y partículas.
Erika abrió sus ojos de ámbar y miró a Lósif.
Erika — ¡No te acerques! ¡Monstruo! ¡Asesino!
Ella gritó de miedo cuando Lósif la sostuvo.
Lósif se sorprende por la negativa de la niña y trata de abrazarla para calmarla.
Lósif tomó a la niña en un abrazo y la envolvió fuertemente para que no pudiera escapar. La niña pateó y trató de escapar.
Erika—¡No! ¡No quiero! ¡Madre! ¡Madre!
Lósif — ¡Cálmate, Erika! ¡Soy Losif! —
Erika abrió los ojos y miró el rostro del niño mago que conoció en el callejón donde aún vivía su madre. Se derrumbó de dolor emocional al recordar a su difunta madre.
—Erika— ¡Señor Lósif! ¡Mataron a mi mamá! ¡Mataron a mamá!
Lósif abrazó a la indefensa niña y se acurrucó junto a ella mientras el niño mago recibía protección de un rostro amigable y familiar.
La puerta se abre de golpe y un grupo de caballeros mitad humanos aparece en acción.
Lósif estaba a punto de explicar y rendirse, pero se detuvo mientras observaba y escuchaba lo que decían primero.
Caballeros semihumanos, ¡hay dos con vida! ¡Rápido, recojanse y llévalos al refugio! ¡Rápido, llega el cuerpo del comandante Thor!
Lósif se detuvo y se giró para ver al guardia que lo estaba ayudando con Erika y preguntó.
Lósif —¿Qué pasa?
Guardia—Es un ataque de nigromantes errantes fuera del reino; hay miles de esqueletos atacando ahora mismo y estamos haciendo todo lo posible para destruirlos.
Lósif —¡Qué!
Guardia—Parece que los esqueletos atacaron aquí también. ¡Alto! ¡Miren, hay cuatro esqueletos! ¡Asesinalo! ¡Matenlos!
Ante el llamado del guardia, los caballeros semihumanos se formaron y atacaron a los cuatro esqueletos que no eran rivales mientras permanecían quietos esperando la orden de su amo.
Lósif dejó que el guardia lo llevara y también sujetó a Erika, y al abrir la puerta vio todo destrozado, los santos rotos y las sillas tiradas, y al salir de la iglesia notó mucho caos y fuego en el reino; se escuchan muchos gritos de dolor y miedo en todo el reino. A lo lejos en la entrada principal, el gigantesco portón estaba derrumbado con muchos agujeros y las torres de los arqueros estaban rotas; todo es un caos.
Lósif no habla y sigue avanzando con Erika a su lado. Él simplemente avanza y avanza.
Lósif llegó al refugio temporal y antes de entrar decidió dar una última mirada al reino de los semihumanos y lo vio: caos y fuego en la fría noche.
Erika pensaba que todo esto en realidad era una pesadilla y cuando despertara todo estaría bien. Logró observar a lo largo del camino mucho caos, muertes y ahora estaba siendo tomada de la mano por el señor Lósif.
Cuando Lósif entró por la puerta del refugio temporal, decidió hablar con Erika.
Lósif —esto no es una pesadilla, todo es real.
Erika—Señor Lósif, usted.
Erika se sorprende al escuchar sus pensamientos en boca de Lósif.
Sabía muy bien que esto era real, incluso cuando no quería creerlo.
Lósif —¿Qué vas a hacer a continuación?
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Editado: 03.12.2024