El libro Encantado, Campamento Verde (2)

Capitulo 11. La segunda noche

22:06 de la noche. 26 de julio del 2018. —Estamos fatal ¿Cómo puede ser que queramos salir fuera después de todo lo que ha pasado? —preguntó Paula R.

   —Es mejor hablar todos juntos cara a cara que no por el móvil—respondió Txell. Paula se encogió de hombros con la cabeza mirando hacia las estrellas del cielo.

   —Vamos Paula, estaremos todos contigo—dijo Paula B.

   —¿No podríamos ir a un lugar donde haya más luz? —preguntó Ari.

   —Así está bien ¿no?

   —Si tú lo dices…

   —Estamos en medio de la pista de básquet Txell, ¿no es mejor ir al centro del campamento? Donde están las banderas—preguntó Marta V. —Vale, nadie me escucha.

   —Te hemos escuchado, pero creo que nadie quiere cambiar ahora que ya estamos aquí, somos unas perezosas a más no poder—dijo Jaba entre risas. Se sentaron en círculo y empezaron a hablar sobre este tema.

   —¿Que pasara ahora? ¿Alguien sabe cómo podríamos salir?

   —Si lo supiéramos ya lo habíamos hecho.

   —Pero nos lo estamos pasando bien ¿no?

   —Sí, bueno, dentro de lo que cabe.

   —Yo sí, pero eso de que no podamos volver, me da un poco de miedo.

   —Podemos hablar de lo que realmente importa? Todo lo que ha pasado desde ayer por la mañana, ¿nadie va a hablar de eso?

   —No pensareis que la leyenda del alce de colores es cierta ¿verdad?

   —Parece una broma de Tom, pero… no la descartes, en este mundo puede pasar cualquier cosa.

   —El problema que hay ahora es que pasan cosas que no tienen sentido.

   —Es que antes tenían sentido? Porque recuerdo muchas cosas que me desorientaban aun con los recuerdos perdidos.

   —El foco de luz, seis focos en total, en el mismo momento exacto.

   —Al menos nadie ha salido herido.

   —Eso díselo a Edith, dicen que se ha quedado ciega por eso.

   —Como?

   —Lo que escuchas, no sé qué harán los monitores, pero están muy preocupados.

   —Normal, yo también lo estoy, y… Judith, va a quedar destrozada—tuvieron unos segundos de silencio.

   —A parte del foco, ¿que más ha pasado? Vamos a hacer un repaso de todo.

   —Los seis focos de luz, las flores que convirtieron a la Núria y a la Madeleine en pájaros, el mapa con las tres adivinanzas… y creo que por el momento ya está.

   —Tenemos que estar preparados para lo que sea.

   —Me recuerda a la vez donde teníamos que recuperar a Gemma de los rojos, esa noche también fue de mucha tensión.

   —No me lo recordéis por favor.

   —Yo solo espero que no sea tan difícil como esa vez.

   —No tenéis ni idea de lo que pasara a continuación—esa voz no venía de nadie del grupo, se giraron y vieron a Edith de pie con su pijama puesto, cuando la vieron dieron un grito de espanto. —Que soy yo, no soy ningún fantasma.

   —Perdona que lo ponga en duda.

   —¿Qué haces aquí? Y sola.

   —De verdad has perdido la vista? —Edith no pudo hacer nada más que agachar la cabeza.

   —Ven, sigue mi voz, siéntate a mi lado—dijo Marina. Se sentó a su lado. —¿Que has querido decir? —preguntó. Una música empezó a sonar, pero era tan baja que nadie la escuchaba.

   —En el tiempo que he estado durmiendo, he visto cosas… cosas que, no sé qué pensareis de las predicciones, pero, no es nada bueno.

   —¿Has visto el futuro? ¿Qué pasaba? Por tu expresión nada bueno.

   —Había tormentas de colores, violeta y azul. Además, vi a tres personas que morían.

   —¿Que morían? ¿Están entre nosotros?

   —No sé si debería decirlo.

   —Si no lo quieres decir por cualquier cosa, ¿sabes cómo podemos evitar-lo? ¿Quién los mata? —La música sonaba cada vez más fuerte.

   —¿No escucháis una muisca? —preguntó Marta O.

   —Marta, no me asustes por favor—dijo Paula R.

   —Pero ¿en serio no lo escucháis? Viene de un piano.

   —¿Un piano? —Anna C miro a Laura B y a Adrià C, quienes se sentaban a su lado.

   —No me gusta esas miradas ¿Qué pasa?

   —Ayer por la noche, mientras buscábamos la bandera, vimos un piano en el trastero.

   —¿Quien se pone a tocar a ñas 23:34 de la noche? —preguntó Paula R.

   —A lo mejor no es nadie, a lo mejor es el alce de dos colores—Intentó asustarla.

   —Jaba por favor, ya bastante tengo con la música—Cada vez estaba tocando más fuerte. Se empezaron a levantar del suelo.

   —Vámonos a la cabaña, por favor, no quiero morir.

   —Que exagerada, no vamos a morir.

   —No los provoques.

   —¿A quién? No sabemos ni quien hay detrás del trastero—hablaban mientras pasaban cerca del trastero. Repentinamente, la puerta se abrió, gritaron fuertemente mientras huyan de ese lugar, menos cuatro personas que quisieron investigarlo todo y… desaparecieron entre la misteriosa noche.

La luna estaba casi llena, la siguiente noche era la que estaría en su fase luna llena al 100%.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.