Ya eran las 12:46 del mediodía y todavía no habían aparecido las cuatro faltantes, las buscaban mientras pensaban la respuesta a la tercera adivinanza.
—La segunda ha sido fácil—dijo Iván.
—Estaba claro que se refería al sol y a la luna. Aunque también podría ser el día y la noche—dijo Ari.
—La luna y el sol suena más apropiado, más que nada por el reloj del cielo—respondió Sandra.
—¿Cómo estás? —preguntó Judith sentándose al lado de Edith.
—Si te digo la verdad, no muy bien.
—Sé que estás pasando por un momento difícil, pero…
—No sabes nada Judith, tú no tienes este problema, lo puedes ver todo—la interrumpió.
—Pero también sufro por ti Edith.
—¿Que vas a sufrir? Si la que está así soy yo.
—¿Quieres dejar de hacerte la victima? Sé que lo estás pasando mal, pero yo también ¿sabes?
—¿Ah sí? ¿Pero que yo? Lo dudo.
—Pues sí, porque veo que la persona que quiero se está haciendo daño a si misma—Esa respuesta le chocó tanto a Edith, que no supo que decir. Y Judith se fue de su lado.
—¿Judith? ¿Estás aquí? —Edith se quedó sola. Cristina paso por detrás del banco mientras leía y releía la última adivinanza.
—No la entiendo.
—A ver—Adrià P cogió el papel. Y la leyó en voz alta.
—Creo que es la más complicada.
—¡Marta! ¡Gemma! ¿me ayudáis en una cosa? —preguntó Ana G.
—¿En que necesitas ayuda? —preguntó Marta F.
—No me fio de la Doris.
—Pensaba que creías que ya no era mala.
—Lo pensaba, pero ayer por la noche me hizo sospechar.
—¿Y cómo lo quieres comprobar?
—Quiero registrar nuestra cabaña
—Yo me apunto—Marta F levanto la mano sin ninguna duda.
—Eso es una invasión a la privacidad.
—Solo es para quitarnos las sospechas—Aunque Gemma tenía sus dudas, no podía negar que podrían tener algo de razón, así que las tres se fueron a la cabaña Delta, donde dormían Doris junto con Amaia y ellas tres.
—Tenemos vía libre—dijo Ana viendo que no había nadie alrededor. —Si nos pillan diremos que estábamos buscado algo nuestro.
—¿Que buscamos exactamente? —preguntó Marta F.
—Alguna cosa fuera de lo normal.
—Como revisar cosas que no son nuestras?
—Yo he encontrado esto—era una libreta. —Veo que le gusta mucho las estrellas—dijo mirando todas las estrellas que estaban dibujadas.
—¿Que hacéis aquí? —Se asustaron. —Tranquilas, soy yo. Se supone que debéis estar fuera con los demás—dijo Txell.
—Estamos buscando algo que delate a Doris.
—¿Vosotras también sentís que no ha cambiado?
—Veo que no soy la única.
—Vale, veo que todas no la estáis viendo como yo—dijo Gemma.
—Gemma, te quiero mucho, pero no sabes lo mal que lo pasamos por su culpa—dijo Txell.
—Estaba controlada, ¿cuantas veces os lo tengo que decir?
—Aquí hay una hoja blanca—dijo Marta F al verla debajo de la cama de Doris.
—Es antigua y tiene quemaduras, seguro que es lo que estábamos buscando—dijo Ana G.
—¿Puede que sea parte del libro? Del portal ese—supuso Txell.
—Tenemos que avisar a los demás—dijo Marta F.
—Nadie me escucha—dijo Gemma saliendo la última. Regresando al centro del campamento, Miriam estaba con Marta O, intentando adivinar la adivinanza junto con los demás, ahí vio a Nick y recordó lo que le dijo ayer.
—Creo que me pasé con él, ayer me puse a la defensiva cuando me toco la herida—dijo mientras se tocaba suavemente el brazo de la herida.
—Si quieres, ve a hablar con él, no te preocupes—respondió Marta. Miriam se levantó del banco y se fue a hablar con él.
—Nick…—Se giró al escuchar su nombre. —Ayer por la mañana, me comporte como una persona realmente antipática y por eso, quería pedirte perdón.
—No te preocupes, tranquila, no pasa nada. Yo…
—¿Amigos? —preguntó dándole la mano.
—Amigos—respondió sonriendo y estrechándole la mano. —Una cosa que quiero decirte antes de que lo sepas por otras personas—No la dejo ir.
—Vale… ¿qué pasa? —Empezó a sospechar.
—No sé cómo explicarte esto, pero…
—¡Nick! ¿Qué tal tío? ¿Cómo te va? —Jordi apareció por sorpresa, pasándole la mano por la espalda, como si quisiera que no dijese nada.
Nick se congelo al momento y Miriam lo notó. —Las reglas han cambiado—dijo Doris quien venía hacia todos los del campamento.
—¿Como que han cambiado?