El libro Encantado, Campamento Verde (2)

Capitulo 15. El eclipse de las cuatro lunas

La leyenda dice que cuando el cometa pase por el cielo estrellado, con el ritual puedes hacer que la luna se multiplique cuatro veces.

La luna azul, la parte del agua y la sabiduría. Norte

La luna roja, la parte del fuego y de la sangre. Sur

La luna violeta, la parte de la oscuridad y la desesperación. Este

La luna verde, la parte de la luz y la esperanza. Oeste

                En el momento que la luna se multiplica, se volverán a unir lentamente, formando una sola luna de cuatro colores, representando a los cuatro reinos.

         En ese momento, solo en ese momento se abrirá el portal a la dimensión que se haya pensado posteriormente. Es esencial el reloj del cielo ya que él es la llave.

El portal solo durará 15 minutos y el próximo se podrá abrir en 125 años. Ya eran las 23:10 de la noche.

   —Quedan 20 minutos para que pase, no nos podemos quedar aquí sin hacer nada—dijo Malena.

   —La tercera adivinanza—Doris estaba de pie encima del reloj del cielo. —Todavía no la habéis descubierto?

   —Me da que tu si ¿verdad?

   —¿Tanto se me nota? Dos sucesos aparecen, no se tocan ni se miran, pero una vez ha pasado, se unifican, ¿no os suena de nada?

Todos se miraron, pero nadie tenía la respuesta. —Me parece que en esto estas tu sola.

   —¡El tiempo! Todo esto es por el tiempo, pasado y futuro.

   —El tiempo…

   —Bueno, estupendo, ya la has acertado ¿Qué piensas hacer ahora? —preguntó Paula B.

   —Ahora—empezó a escribir.

   —No, Doris ¡deja de escribir! —gritó Marina. —No saldrá nada bueno de ahí.

   —“Todos se pararon en el tiempo excepto Doris”—escribió. —Nadie me lo puede impedir, yo tengo el control de todo.

   —No te vamos a dejar—dijo Miriam poniéndose delante.

   —Deja de hacerte la heroína, no lo eres. Y nunca lo serás—Todos se pararon en el tiempo excepto ella y…—No puede ser, ¿porque no te has parado en el tiempo?

Miriam se miró a si misma luego de ver a sus compañeros parados. —Mi sangre… No puedes hacerme nada Doris, ¡ahora devuélveme mi lápiz!

   —Jamás, antes necesito cruzar el portal.

   —Seguro que hay otra manera de que todos crucemos.

   —Tú no has estado aquí tanto tiempo como yo.

   —¿Tan malo ha sido estar aquí?

   —¿De verdad me lo preguntas? —bajó del reloj. —¿Acaso sabes lo que añoro mi hogar? —se acercaba más y más a ella. —¿Sabes cuánto he añorado a mi familia? Tu bisabuelo me separó de mi familia.

   —Yo… lo siento mucho, pero…

   —Nada de peros, esta es mi oportunidad de volver a mi casa.

   —Tiene que haber otra manera, yo sé que debe haber otra…

   —¡No! —la interrumpió. —No la hay, acéptalo, yo me voy y vosotros os quedáis—volvió al reloj, pero antes de subir, Miriam se armó de valor y le cogió el papel especial. —¿Qué haces? ¡Devuélvemelo!

   —Te digo que hay otra manera—El reloj del cielo empezó a brillar y las cuatro lunas con sus colores empezaron a unirse, azul, rojo, violeta y verde. En ese momento, por desesperación, Miriam rompió el papel.

   —Pero ¡¿qué haces?!—Doris bajó del reloj y la persiguió.

         Miriam rompió solo dos veces por la mitad, aunque le costó hacerlo, eso bastó para deshacer todo lo que había escrito, bueno, todo no. Las cuatro lunas se ajuntaron, un viento fuerte se empezó a levantar, acompañado del frío y de un cielo oscuro. Todos habían vuelto en sí.

   —¿Que ha pasado? ¿Ya está aquí, el cometa? —preguntó Anna C. El reloj del cielo se transformó en un transportador, un portal que de él salió una luz blanca.

   —La cuenta atrás ya está contando—dijo Doris yendo hacia el reloj.

   —Eh ¡se escapa! —Miriam extendió su brazo para párale los pies a sus compañeros. —Pero Miriam…

   —Dejádmelo a mí—avanzó y empezó a hablar. —Tienes razón, tienes todo el derecho a estar enfadada, pero solo te pido una cosa, solo tienes que darme el lápiz y podrás irte—Todos se quedaron sin palabras, incluido Nick.

   —¿Que?

   —Te lo pido por favor, sí que hay otra manera de salir, pero necesito el lápiz para que podamos salir todos.

   —¿Y cómo puedo confiar en ti? Tienes un linaje de malos pasos.

   —11 minutos—dijo Marta V. mirando su reloj.

   —Mira, yo sé cómo podemos salir, todos, pero necesito solo una cosa.

   —Antes de que se acabe el tiempo—dijo Mónica.

   —Yo me voy, aquí tienes tu lápiz—Doris se lo lanzó y antes de que pudiera agradecerle, Doris ya se había ido.

   —Gracias—Susurró. Se fue al portal y en un hueco, empezó a escribir—“Después de que Doris se fuera a su casa sana y salva, los alumnos de TEI pudieron irse por el mismo portal redirigiendo la salida a la Dimensión Milenium, cada uno en su lugar del inicio”—termino de escribir.

   —¿Que has escrito? El eclipse todavía no ha terminado.

   —Podremos volver a nuestra dimensión por el mismo portal del reloj, pero nos queda poco tiempo.

   —7 minutos exactos—dijo Marta V.

   —Pues vamos ¿a qué esperamos? —dijo Ari yendo la primera, junto con Txell y Laura B. Y los demás.

   —Miriam…—Nick le cogió del brazo. Todavía tenía dolor así que se asustó. —perdona, no me acordaba de que aun tenías ese pinchazo.

   —Tranquilo, se me pasará.

   —Miriam, vamos, no hay mucho más tiempo—dijo Marta O.

   —Toma—Nick le dio una cinta rosa, una cinta larga y algo amplia. —Es un regalo, por todo, lo siento mucho y…

   —Nick, te perdono, pero no puedo estar aquí más tiempo—le abrazó y se fue corriendo hasta el reloj, siendo la última en irse, no sin antes echar un vistazo a todos.




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