—Ah vale, gracias—Marina dejó el móvil y continuó con su actividad favorita, tiro con arco, ya iba por la segunda flecha, de momento tenía ocho puntos con la primera tirada.
Detrás suyo estaba la Gemma, tranquila y sin hacer ruido, estaba escuchando música de su móvil, mientras acompañaba a su amiga Marina con su pasatiempo. Tenía puestos sus cascos rosas que se le enredaba con su cabello largo y ondulado.
—¡Hola Gemma! —dijo Sandra. Estaba paseando dos perros de la raza Jack Russell Terrier. —¿Gemma? —puso su mano delante de ella para que la viera.
—Hola Sandra—dijo quitándose los cascos. Vio a los perros detrás de ella. —¿Sigues de voluntaria? ¿No lo habías dejado?
—Sí, pero solo porque no podía con los trabajos que teníamos, ahora como solo es ponerlos en práctica, ya tengo más tiempo de lo habitual. A nosotras nos toca en dos semanas ¿verdad?
—Sí, el martes 6 de feb…—Gemma fue interrumpida.
—¡Sí! ¡Diez! —Gritó Marina al haber dado en toda la diana. Gemma y Sandra se sobresaltaron.
—Que susto—dijo Gemma con la mano en el corazón. Sandra se reía por la reacción que había tendido Gemma. —Qué gracia ¿no? —dijo con una ceja levantada.
—Lo siento, es que el susto que has tenido no tiene precio, perdón—dijo siguiendo con la risa. —Bueno, acabare de pasearlos, ¡felicidades Marina!
—¡Gracias Sandra! —Sandra siguió la ruta de siempre para pasear a los perros, de camino hacia la residencia canina, se encontró con Dalila, con la libreta en la mano.
—¡Dalila! Hola, una cosa, ahora que te veo ¿Cuándo tienes que poner el trabajo en práctica?
—Mañana, a las 8:15 de la mañana.
—Vaya ¿y con quién vas?
—Con la Fadwa, la Jaba y la Lidia.
—Este trabajo parece ser el más estresante de todos.
—¡Ya, pero solo queda un mes, en un mes seremos libres! —dijo con una sonrisa de oreja a oreja. —¿Y tú qué? ¿Vuelves a ser voluntaria?
—Todo por el trabajo, no tenía tiempo de nada, ahora sí, solo nos queda ponerlo en práctica.
—Bueno, hablamos después, voy hacia ahí—dijo Dalila que veía que el semáforo se ponía verde. Se despidieron y cada una se fue por un camino diferente. Siguiendo a la Dalila, se fue hacia la escuela cuando hablaron por el grupo.
—Una cosa—escribió Mireia. —Cuando es la cena?
—El sábado 27—respondió Marta V.
—Vale merci, Marina ¿Dónde estás?
—Estoy con Gemma en el campo del tiro con arco, hasta me ha salido una rima y todo—Puso emoticonos de risa.
—Jjajaja vale, ahora venimos Montse y yo, que tenemos que hablar del trabajo.
—Muy bien, os esperamos aquí—escribió antes de disparar la última flecha. Gemma seguía escuchando su música en su mundo. —¡Estamos aquí! —gritó al verlas venir.
—¿Que escuchas? —preguntó Montse sentándose a su lado.
—La primera canción de la Paula P y la Marta O—respondió dándole un auricular.
—Cuanto tiempo hace de esta canción?
—Pues, la verdad… no me acuerdo. Es muy extraño, yo nunca me olvido del inicio de un grupo que me gusta.
—Chicas, una cosa, ¿os acordáis del primer debut de la Marta O y la Paula B? —Marina y Mireia se miraron encogiendo de hombros. —Algo no me cuadra.
—Creo que ha estado desde siempre ¿no? —dijo Marina.
Cerca del campo, había la plaza del ayuntamiento, donde había un bar muy famoso, que siempre estaba lleno. Ahí estaba Paula R, que esperaba a la Yolanda, sentada en una silla.
—Ya estoy aquí, aquí tienes las fotos de ayer.
—Que bien, muchas gracias Yoli, ahora sí que podemos hacer un álbum de fotos de todas nosotras y los dos Adrià claro—dijo riendo al final.
—¿Que pondrás en la portada? —preguntó curiosa, mientras Paula se levantaba de la silla.
—Pues, el día, mes y año que nos conocimos.
—¿Y tú te acuerdas? Porque yo lo he estado pensando por el camino y no me acuerdo de nada.
—Pues fue el…. Vale, está bien, yo tampoco me acuerdo, ¡entonces pondré “Por los mejores! ¡Nosotros!”
—Yo sigo pensando que es extraño que no me acuerde de nada.
—Bueno, no te preocupes, ya nos acordaremos, vamos con los demás, la Eli todavía tiene que estar con la alcaldesa, la Txell todavía esta con los caballos ¿verdad? Podríamos ir a verla.
—Está bien, además, todavía les tengo que hacer la sesión de fotos a los de la hípica.
Mientras la Paula R y la Yolanda iban de camino hacia el establo del pueblo, la Marta F y la Jaba estaban al otro lado de la calle, esperando a que se pusiese verde.
—¿A donde van estas tan rápido? —preguntó la Marta F.
—Parece que tengan prisa. Verde—dijo Jaba. Iban de camino hacia la escuela de danza y canto.
—Hola! —dijo Ana G, quien había salido de la escuela de actuación. Jaba y Ana empezaron a hablar. —Este año será un año de muchas cosas.
—Díselo a ellas, este año tienen que representar la canción que pondrán para representarnos en los cuatro reinos. Eso sí que es un peso encima, quiero decir, la obra de teatro también claro.
—Ya lo sé, pero no tiene tanto peso como la canción que nos representa—Ana, Jaba y Marta F entraron en la escuela de danza y canto.
Mientras, en el ayuntamiento, al centro del pueblo, estaba la alcaldesa con su hija, la Eli. En su despacho. La alcaldesa estaba escribiendo unos informes mientras su hija estaba aburrida.
—¿Cuánto tiempo más tendré que estar aquí? —preguntó mientras movía la silla de ruedas por toda la sala.
—Pero si ya has terminado, puedes irte.
—¿En serio? Gracias madre—dijo con una sonrisa en la cara. Rápidamente ya estaba en las puertas del ayuntamiento. —¿Dónde estáis? —preguntó por el grupo. Pero nadie contestaba, estaban muy ocupados con sus cosas.
—Yo estoy en la biblioteca—contestó una persona, la Cristina.