El libro Encantado, Eleftheria (1)

Capitulo 7. El hostal del terror

Ya eran las 14:00 del mediodía. La Marta F, la Paula B y la Laura B estaban paseando por los campos de deporte.

   —Que susto me ha dado Mónica con la carrera—dijo Paula.

   —A todos—añadió Marta.

   —Ahora estará en el hospital ¿no? —preguntó Laura.

   —Creo que sí, estos se están pasando de la raya—respondió Marta. Un sonido las paró a las tres en seco.

   Paula se puso roja y con una risa floja hablo. —Creo que tengo un poco de hambre.

   —Si Paula, se te ha escuchado claro ¿A dónde vamos?

   —Por ahí hay un restaurante—señaló.

   —Hey chicas mirad ahí—Marta señaló al hombre viajero, había salido del hostal con su misma ropa de todo el día. —Al parecer se va a quedar esta noche.

   —Un momento, ya que estamos aquí le devolveré las llaves a la señora Karis—Paula entró en el hostal, con las demás detrás. —Vaya, lo recordaba más grande, es igual ¿señora Karis? Soy la Paula, mi madre me ha dado las llaves ¿se las dejo aquí? —No respondía nadie.

   —Yo tampoco lo recordaba así—dijo Laura observando a su alrededor. El hostal tenía un aspecto más viejo y más descuidado de lo normal.

   —Os podéis quedar fuera yo subiré a darle las llaves, no tardare.

   —Si mejor—dijo la Marta cogiendo el pomo de la puerta. —¿Qué? —intentaba abrirla, pero no podía. —No me fastidies.

   —¿Qué pasa? —preguntó Laura.

   —No se abre, no se abre Laura—Marta estaba aterrada. Laura intentó abrirla, pero era inútil, estaba atascada. —Está atascada.

   —¿Subimos con ella?

   —¿De verdad quieres subir?

   —¿Quieres quedarte aquí?

   —Subimos mejor—dijo detrás de Laura. —Paula, como sea una broma tuya y te encuentre, estás muerta ¿me escuchas?

—¿Por qué dices eso? Si ella también ha subido—Las escaleras chirriaban.

—Por dos cosas. Una, a ella le encanta hacer bromas y dos, tiene mucha confianza con la propietaria del hostal, yo solo aviso—dijo mientras subían el primer piso.

   —¿Paula? ¿Señora Karis? ¿¡Hay alguien aquí?!—preguntó gritando a los cuatro vientos. Laura se empezaba a cansar, en ese momento Marta escuchó algo.

   —¿Que ha sido eso? ¿Lo has escuchado?

   —Yo no he escuchado nada.

   —Mi corazón va a mil por hora. Quiero salir de aquí ya.

   —Yo también pero primero hay que encontrar a…

   —¡Aaaaah! —Un grito las alarmó más de lo que estaban. Laura y Marta siguieron hacia adelante pensando que era Paula que, necesitaba ayuda.

   —¡Laura no me dejes sola! — Marta la seguía hasta que se topó con algo que asustó a las dos. —¡Aaaaaaah! —Tenían que respirar fuerte por el sobresalto que acababan de tener.

   —Una araña de peluche gigante? ¿Pero esto que es? ¿una broma?

   —Lo tendríamos que haber recogido—dijo la señora Karis.

Por la puerta de la derecha, apareció una señora con un vestido de diferentes tonos azules, con cabellos rizados, castaños y cortos, era la señora Karis con unos ojos de color medio verde y medio marrón, y a su lado, estaba la Paula.

   —¡Paula!

   —Hola chicas.

   —¿Hola chicas? ¿Lo sabias desde un principio? —Marta cruzo sus brazos exigiendo una explicación.

   —No, la verdad es que al principio no lo sabía, pero cuando llegué a la segunda planta lo descubrí. Recordando como sucedió todo, Paula llegó a la segunda planta con las llaves en su mano.

   —¿Señora Karis? ¿Dónde está? ¡Aaaaaah! —Paula se asustó con la araña de peluche que cayó del techo con un hilo transparente, pero falló y se rompió, cayendo encima de ella. —Esto que es? Una broma ¿no?

   —Hola Paula, ¿nos ayudas? —la señora Karis apareció abriendo la misma puerta de la derecha.

   —¿Pero que estáis haciendo? —Preguntó mientras entraba a una habitación donde había muchos monitores de vigilancia. Estaban todas las cámaras grabando. —Que pasada, ahí están mis amigas. Ya lo saben.

   —Lo tendríamos que haber recogido, pero se han asustado de todos modos—Dijo Karis saliendo de la habitación. Y eso pasó.

   —¿Te quedaste ahí mirando sabiendo que teníamos miedo?

   —¿¡Pero como se te ha ocurrido hacernos esto?! —gritó Laura.

   —¡Te mato Paula! —gritó Marta mientras estaba dispuesta a perseguirla.

   —Atrapadme si podéis—Corrió mientras reía. —Además, al principio no era mi idea.

   —Pero tú has seguido, eres tan culpable como la señora Karis—dijo bajando las escaleras. —Ven aquí! No te esconderás de nosotras—Gritaba a pleno pulmón.

   —Estas chicas… los jóvenes de hoy en día sois muy graciosos.

   —¿Y porque quería hacer un hostal de terror? —preguntó Laura que parecía estar calmada.

   —Porque es lo que os guasta a los jóvenes ¿no?

   —No a todos…

   —¡Te tirare un pastel en la cara!

   —Te salen tan buenos que me parece que no lo malgastaras conmigo.

   —¡Ponme a prueba! —llegaron fuera del hostal y seguían con los gritos, mientras Laura bajaba tranquilamente por las escaleras.



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En el texto hay: secretos, libro magico, recuerdos borrados

Editado: 23.03.2021

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