—Con unas capas mágicas que había en la biblioteca, se hicieron invisibles mientras conectaban los cables de los altavoces a los micrófonos de la Paula B y la Marta O.
Al principio, antes de la actuación final, la Ana G y la Mireia hicieron una pequeña actuación para atrapar la atención de todos, especialmente de la Gemma, la cual querían recuperar como sea—Escribió al libro. —Ya está escrito—dijo cerrándolo de golpe.
—¿Salimos ya?
—Vamos—respondió con su cubo de rubik en las manos.
—hola a todos y todas, buenas noches a todo el mundo, antes de que nos queráis atrapar y hacer, yo que sé, con nosotros, ¿no querríais ver una actuación?
—A mí sí que me gustaría Ana ¿y vosotros? —la gente, poco a poco se iba quedando a ver el espectáculo.
—Descubre lo que tienen en mente—dijo el escritor en la mente de la alcaldesa.
—Que estáis maquinando ahora.
—No podemos hacer simplemente una actuación final? Digo final porque no sé qué nos queréis hacer, solo por eso—dijo Ana G.
—De acuerdo, nos quedamos a ver la actuación.
—No me lo puedo creer, ha funcionado. Mirad ahí—señaló Laura B. —Ya la veo, Gemma está ahí.
—Chicas, Gemma está a vuestra derecha—dijo Lidia por el auricular, todas y todos estaban detrás del escenario, mientras que Mireia y Ana G estaban en frente.
—De acuerdo—La plaza se estaba llenando de gente por momentos. —Mireia, como hemos dicho—ambas aceptaron con la cabeza.
—Suerte chicas—dijo Lidia.
—Vaya, vaya Mireia ¿Qué tienes aquí?
—¿Esto? Es una caja mágica—dijo moviéndolo con la mano.
—¿Y que hace esta caja mágica?
—Diferentes cosas, no se sabe nunca que puede salir de aquí, hasta yo me sorprendo. Hay seis cosas diferentes—el público estaba embobado.
—¿Y cómo se ve eso?
—Pues hay que unir todos los cuadrados del mismo color y saldrá un cuadrado grande con un único color. Es muy simple.
—Qué me dices—puso sus manos en su cara, como un mimo. —Yo creo que he visto algunos por aquí, pero el tuyo no parece normal Mireia.
—Y tienes toda la razón Ana, porque este cubo es mágico, por eso se llama la caja mágica, los normales no tienen sorpresa—Entre el público, los niños eran los que se emocionaban más.
—¿Y nos puedes hacer una demostración? —empezó una canción donde al inició era tranquila.
—Por supuesto—llenó todos los cuadrados mientras cantaban sin que nadie viese a las cantantes. Mireia lo hacia súper rápido. —Y ahora, ¡una gran canción! —Gritó mientras tiraba el cubo naranja, del cual salieron petardos de muchos colores, mientras la canción se escuchaba más y más fuerte.
Las dos salieron entre el humo de los petardos y la gritaron a todo pulmón, con todas sus fuerzas. Marta O y Paula B arrancaron con energía.
(Canción: Strong Enoug (Sobreviviremos) Letra al final de los capítulos)
—¿Qué? —Se indignó la alcaldesa. Miro hacia la Gemma quien lo estaban escuchando con los ojos bien abiertos. La cinta se estaba descolorando. —No puede ser, ¡parad la música! —los otros habitantes parecían muy contentos con la actuación. Al final, la cinta se rompió con un color completamente gris blanquinoso.
—¿Que? ¿Qué ha pasado? ¿Chicas? —se preguntó confusa. La Marina le estaba haciendo señales para que viniese a la puerta del ayuntamiento.
—¡Gemma! —con un abrazo, la llevó dentro del ayuntamiento.
—¿Que ha pasado?
—Es una larga historia, pero básicamente, no te fíes de los rojos—dijo Montse recalcándoselo.
—Has estado bajo el control del autor—dijo Núria.
La alcaldesa intentó parar la música, pero los otros habitantes no la dejaron por la canción, era como si los controlaran. La Marta miró de reojo que la Gemma había vuelto a ser ella, después se miraron las dos, la Paula y la Marta siguieron.
—La canción se acabará pronto, tenemos que prepáranos—dijo Paula R. La música todavía seguía sin letra ya que había terminado de cantar, pero para tranquilizarlos tenían que dejarla puesta.
La alcaldesa que no se creía nada, vio el cable que llevaba el altavoz, donde estaba conectado. Y lo desconecto con fuerza.
—¡Es una trampa! ¡Quieren escapar!
—¿Qué hacemos? —Preguntó Marta O. Mientras veía que los habitantes parecían zombis otra vez.
—¡Mireia! ¡Tira el verde! —gritó Miriam desde la puerta del ayuntamiento.
—¿El verde? Vale, ¡aquí tenéis! —El cubo verde hacia que creciesen plantas carnívoras por todas partes.
—A nosotras no nos harán nada, tenemos que ir al bosque, ¡ahí volveremos s nuestra dimensión!
—¡Que no escapen! —gritó el autor en la cabeza de la alcaldesa, pero por su desgracia, la atrapo una de las plantas carnívoras.
—Si quieres las cosas hechas, hazlas tú mismo—Se dijo a si mismo mientras se iba de su despacho.
Todos se fueron al bosque, pasando por detrás del escenario de los conciertos, pasando la carretera, de camino hacia la escuela y el instituto, yendo hacia la derecha.
—Una cosa, ¿alguien sabe porque hemos ido al bosque? No se supone que ahora que hemos recuperado a la Gemma ¿ya nos podemos ir? —preguntó Adrià C.
—Creo que nos hemos alejado de ellos, eso era la prioridad ¿no? —dijo Cristina.
—¿Pero porque el bosque?
—Buena pregunta, me alegro que hayáis venido—dijo Lorgio entre los árboles.
—Tú! ¡¿No puedes desaparecer y dejarnos en paz?!—dijo Eli.
—Dadme el libro y el lápiz y desparece de vuestra vida, os lo garantizo.
—No se lo deis—apareció de repente.
—Vaya, no me libro de ti.
—Más quisieras—la mujer encapuchada también llevaba una máscara que le tapaba media cara, por lo que, también era misteriosa para ellos.