El libro maldito

Ventanas al alma

 

¡Oh, no te preocupes por mí! Esto sanará. 

Puede que no sane hoy, puede que empeore mañana. 

Puede que esté moribundo, mas no pretendo morir.

El dolor aún es un infante, le abrazaré y le dejaré vivir. 

Le sentiré profundamente y sangraré hasta drenarlo de mí

Pequeña criatura, ¿por qué te aflige tanto, verme sufrir? 

Eso habla más de ti que de mí. 

Dime tú, que sangras tanto como yo 

y nadie lo puede ver, ¿por qué me sientes lástima? 

Tú, que reconoces el dolor en el reflejo de tus ojos 

y le rechazas, ¿ya te has quedado sin lágrimas? 

Dime tú, que al final del día lames tus heridas, 

¿sigues pidiendo perdón por existir...?




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