Publicado: 21 de octubre de 2018
Espero que les este gustando la historia. Gracias por el apoyo. Besos fantasmas.
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—A veces me gustaría regresar el tiempo y evitar la muerte de mis padres. Que continuaran dándome clases en la casa —dijo mientras se acomodaba mejor en la silla mecedora.
Mathias se quedó parado al lado de la puerta.
—No es tan malo ir al instituto y tener compañeros —intentó animarla.
Eso no pareció funcionar porque Lissie se levantó de la silla de mala manera.
—¡Es horrible, Mathias! Es tan horrible que no tienes una idea de lo difícil que está siendo. Lo peor de todo es que no puedo decirle nada a mi hermano.
Calló por un momento y respiró hondo.
»Les digo que tengo todo perfectamente manejado. ¡Pero es mentira! Un año ha sido suficiente para mí como para darme cuenta de lo que mis padres intentaron hacer. Me estaban protegiéndome.
—¿Protegiéndote mientras te dejaban encerrada en estas cuatro paredes? No, Lissie, perdóname, pero no es así. A esto tú no le puedes llamar proteger. Ellos te privaron de muchas cosas. Y ahora simplemente eso está pasándote factura.
Ella negó y se giró mientras caminaba hasta el balcón de su cuarto. Quería salir, pero el aguacero que estaba cayendo no le iba a permitir ni siquiera abrir la puerta. Sin embargo, solo puso una mano en el cristal.
—Tengo miedo de que esto solo empeore. De no ser capaz de manejarlo y mi lado psíquico termine saliendo a la luz de forma atroz. Si eso pasa oficialmente estaré en la lista negra de todos en el instituto.
—No seas tan paranoica. Estas haciendo solo suposiciones —contestó mientras se acercaban a ella y ponía una mano en su hombro.
Lissie se mordió la lengua. Usualmente se le hacía difícil evitar ese tipo de contacto espontaneo por parte de Mathias. Y él parecía no darse cuenta del efecto que comenzaba a tener su cercanía. A tal extremo que confiaba más en él que en su propia familia en esos momentos.
—Suposiciones o no estoy segura de que debo comenzar a dejar de culpar al mundo por mis problemas —él le dio un leve apretón en el hombro.
—Yo creo en ti, Lissie. Si hubiera creído que no serías capaz de entrar al instituto le hubiera sugerido a tu hermano que no permitiera que lo hicieran. Solo hace falta que tú también creas en ti.
Ella se giró de lado para mirarlo. Él le sonreía y sus ojos verdes se veían más brillantes que las últimas veces. Él estaba feliz y eso le daba curiosidad. Intentó devolverle la sonrisa, Mathias la conocía bien. Ella no podía fingir.
—¿Seguirías confiando en mi aun si demostró ser una cobarde?
—Yo seguiría confiando en ti aun si demuestras ser cualquier cosa, Lissie. ¿Quieres bajar a cenar de una vez?
Ella asintió y esperó a que él se adelantara. Su corazón dio un brinco inoportuno en su pecho. Comenzaba a enamorarse del mejor amigo de su hermano. Muy cliché, ¿no? ¿Eso acaso era prohibido? No, pero cuando se trataba de una clarividente como ella, las cosas cambiaban. Iba a intentar dejar de lado lo que su corazón le estaba diciendo. Por su bien y principalmente por el de él.
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Ahora cinco años después ella continuaba pensando en lo difícil que había sido estar con él después de aquello. En la verdadera y única razón por la que no reanudaba esa amistad
—Es falso —murmuró al verlo en la misma posición de antes. Aquello solo fue otra terrible visión en la que confundía la realidad.
—¿De qué hablas, Liss? —no estaba entendiendo lo que ella estaba pensando.
Es que era muy complicado incluso de explicar.
Lo que su mente más deseaba era besarlo. Y claramente él no estaba dispuesto a pasar esa raya. No de nuevo. Por otro lado, estaba esa visión de los recuerdos de Isabel. Ellos habían estado juntos y aunque no estaban juntos, le dolía demasiado saber eso.
—No me iré, me quedare hasta que sea una hora prudente para salir —dijo recapacitando. Con su mente completamente en otro sitio y sintiendo que otra vez se estaba nuevamente equivocando.
—¿Me discutes porque deseas irte y ahora simplemente estas aceptándolo de la nada? Acabas de irte en trance, ¿Qué rayos acabas de ver que otra vez estas evitando?
Nuestro segundo beso. No puedo permitir que volvamos a caer en esto.
—Otra estupidez. Eso estoy evitando.
—No entiendo porque otra vez siento que estas decidiendo por mí.
Se alejó de él lo más que pudo. Necesitaba pensar. En ese instante no tenía nada claro. Ni que decir y mucho menos lo que haría.
»Es momento de comenzar a decidir por mí, Lorens.
Ella negó despacio. Nunca la llamaba por su apellido.
—No estas entendiendo nada —susurró a la distancia.
«Contrólate, Lissie. No sigas llorando» pensó.
—Tú no eres muy buena explicando las cosas. Eso se acabó. ¿A que le temes? ¿Por qué nos hace esto a ambos?