Publicado: 25 de octubre de 2018
Gracias por todo el apoyo. Besos fantasmas.
**********
Lissie tomó su cuaderno de dibujos y dejó que su mente fluyera de forma lenta. Pronto el cementerio de sus sueños se vio reflejado en el papel. Con la misma tonalidad de colores oscuros. Siendo el violeta el que más se reflejaba. Los cuervos se habían convertido en los mejores aliados. Dibujo todo lo que su mente le estaba diciendo. Una gran casa en medio de ese bosque. Por alguna extraña razón pensó en la serie de Riverdale. Eso la hizo sonreír. No se percató que uno de esos dibujos le estaba enviando una señal.
Cerró el cuaderno sin echarle un vistazo detenido a los dibujos y caminó hasta la cama para volverse a acostar. «¿Qué estaba haciendo?» pensó mientras miraba el techo de su habitación. Sentía que su pecho se comprimía. No se arrepentía de haber obligado a esa mujer a irse del país para así alejarla de los suyos. Era lo mejor que pudo haber hecho a pesar de decirle a Mathias que no permitiera que ella se acercara.
No iba a permitir que ninguna estúpida jugara con su hermano. Antes no estaba tan pendiente de las cosas que hacía Esteban y eso debía de cambiar. Tenía que reconocer que estaría un poco más pendiente de las chicas que se acerquen a él.
Salió de su cuarto y bajó las escaleras para ir hasta la cocina. Antes de cruzar el pasillo se encontró con su hermano observando la foto que estaba en la sala. Su familia completa, antes del accidente.
—Mis recuerdos con ellos están cada vez más dispersos —comenzó diciendo mientras se acercaba.
—Nuestra mente a veces se empeña en olvidar lo que no debe.
—¿Crees que mama o papa estarían feliz con mis decisiones? —preguntó.
Su hermano le pasó una mano por los hombros y la acercó hasta él dándole un beso en la cabeza.
—Ellos estarían muy orgullosos de todo lo que has logrado.
Ella asintió y ladeo la cabeza. Lo miró por leves minutos.
—Perdón por todo lo que te dije antes.
Su hermano negó restándole importancia.
—Sé que te puse en una situación difícil. Desde el comienzo fue así.
—Eso ya no importa. Sigo sin querer privarlos de la privacidad. De todas formas, esa persona no merece ni que hablen de ella.
—Te aseguro que no seré el causante de tus preocupaciones —dijo su hermano completamente sincero. Ella asintió—. Estoy muy arrepentido de haberme desquitado contigo mi enojo.
—Estamos a mano, ¿te parece?
—¿Tienes hambre? Creo que nos espera una buena comida en esta casa.
Ambos sonrieron.
****
—Hoy ha sucedido algo curioso —comenzó diciendo Mathias mientras se acostaba a su lado. Lissie respiró hondo sabiendo ya lo que él le diría. Estaba preparada para esa conversación.
—¿En serio? Estoy ansiosa por escuchar que te paso.
—Isabel ha renunciado. No ha pedido nada a cambio y ha desaparecido.
Lissie se mordió la lengua.
—¿Cómo lo sabes?
Mathias se sentó a su lado y simplemente se quedó observándola.
«Mierda» pensó Lissie.
Mathias la conocía demasiado bien como para saber que ella tenía algo que ver. Él enarco una ceja y ella se acomodó en la cama cruzándose de brazos disimuladamente.
—Alguien me comentó que ella se fue a encontrar con una clarividente —¡que rápido volaban las noticias en ese pueblo! Debió haber prevenido esa conversación antes. ¡Ya no le daban a nadie privacidad!
«Oh, niña tonta, tú eres la que escucha pensamientos de otras personas, no te queje» pensó.
—Porque mejor no vas directo al grano.
—¿Qué sucedió en ese encuentro?
—¿Quieres la verdad? Miré su pasado y vi su futuro.
Mathias se sorprendió al escucharla. Lissie no suele ser tan directa.
»No me gustó nada lo que vi. Así que acepté su propuesta de reunirnos. Ella pensó que al ser “amiga” de Esteban yo no iba a meterme con sus cosas. Claramente la sorprendí. Le dije absolutamente todo lo que ella no quería escuchar y le di una opción. La aceptó y ahora ya no volverá.
»Su pasado es horrible. Ella tomó sus decisiones. Mintió para entrar a tu compañía. Te iba a utilizar de la misma forma que lo hizo con mi hermano. No me arrepiento de haberme convertido en la mala de la historia. Después de todo fue lo mejor.
—Esteban no lo sabe todavía.
—No es algo que planee decirle. Tampoco es algo que fuera a contarte a ti.
—A él no le gustara que lo ocultes.
—Estamos en una etapa que no me importa si tengo que mantener a Esteban vigilado. Como te dije, no me arrepiento de haber sacado a esa mujer de sus vidas.
Mathias sonrió y entonces la tomó por la cintura sin que ella lo esperara y la acercó a su cuerpo.