—No puedo creer lo que mis ojos están viendo —dijo Esteban mientras se levantaba de la silla e iba hasta donde su hermana para estrecharla en sus brazos—. Han sido muchos días sin verte. ¡Y ni un mensaje para mí! Me siento muy decepcionado.
—No seas payaso, Esteban. Bien claro te dije que no me iba a comunicar con nadie. Era un viaje de mujeres. ¿Comprendes lo que digo? M-u-j-e-r-e-s. Hasta te lo deletree.
—Si que llamaste a Mathias una vez. ¿No que no te ibas a comunicar con nadie? —preguntó en broma. Ella negó y comenzó a reír.
Abrazó a su hermano con más fuerza. Sintiendo la culpa en su ser. Otra vez lo pondría en una encrucijada entre su mejor amigo y ella. En el fondo sabía que quizás ella sería la que terminara alejada de él. Decidió dejar de pensar en eso y disfrutar de la corta compañía de su hermano. Se separó y le sonrió.
—Espero que estés listo para esta noche. No pienso soportar las historias del tío Rexford sola. —dijo Lissie.
—Siempre estoy listo para esas fiestas aburridas de la alta sociedad. Aunque no estoy seguro de que tú lo estés. ¿Te encuentras bien? —preguntó tomando su rostro y viendo sus ojos—. Tienes unas ojeras espantosas y tus ojos están rojos. Has llorado mucho al parecer. ¿Paso algo con Mathias o durante el camino?
Lissie maldijo por lo bajo. ¿Cómo era posible de que su hermano sospechara tan rápido? Negó para tranquilizarlo.
—Todo está perfecto, Esteban. Solo ha sido un viaje largo y exhaustivo. No he tenido el descanso debido y hoy será un día aún más largo. Después de la fiesta seguro que lograre dormir lo suficiente. Y mañana estaré como nueva —dijo alzando los hombros.
Esteban la observó dudoso. No le creía ni una sola palabra. Algo había pasado y ella no se lo diría. Fue a contestar, pero la puerta del despacho se abrió entrando Edward por ella y dejándole en claro que tendría que continuar la conversación con su hermana en otro momento. Apuntó a su amigo.
—¿No sabes tocar la puerta o decirle a la secretaria que te anuncie? Estaba teniendo una conversación importante con mi hermana.
Edward hizo poco caso a lo que dijo su amigo y se acercó a Lissie para abrazarla.
—Me alegro de que hayas vuelto de ese viaje. No es lo mismo sin nuestra chica clarividente. Nos aburrimos demasiado sin tus quejas.
Ella rio con sinceridad. Al menos tenía un rayo de luz en esa mañana tan mala.
—Vaya, no sabía que me extrañarían tanto. Quizás deba desaparecer más a menudo. —bromeo ella. Luego volvió a mirar a su amigo—. ¿Cómo estás, Edward? Me entere de que tu padre te relevó la presidencia pero que tú lo rechazaste. ¿Siguiendo mi consejo?
—Lo seguí casi al pie de la letra. No es el momento para ser presidente. Sin embargo, pienso tomar la presidencia dentro de dos meses. Nada de esto hubiera sido real sin ti. Cuando hay que decir la verdad, hay que decirla. Gracias por ver en mi futuro.
Eso hizo sentir estupendamente a Lissie.
—Aaww, eso ha sido muy lindo —dijo abrazándolo—. Lo mejor para los amigos de mi hermano. Es que ustedes no se pueden quejar de mí. Lo mejor también de todo esto es que tu hermano ya no es un impedimento. No hará el daño que pensaba, el bueno para nada ese.
—En eso tienes toda la razón —dijo Edward. Miro a su amigo y enarco una ceja—. Esteban, debemos irnos o se nos hará tarde. A menos que prefieras quedarte a pasar más tiempo con Lissie. Lo cual entenderé. No la ves desde hace una semana.
Lissie negó.
—No cancelen nada por mí. De todas formas yo tengo que ver a otra persona antes de la fiesta. ¿Mathias se encuentra trabajando o en su casa? —preguntó. Esteban alzó ambas cejas y sonrió. Ella se cruzó de brazos mirándolo seria. Su hermano era un payaso.
—¿Y si no te quiero decir?
Ella entonces se acercó estirando ambas manos para tocarlo.
—Tendré que terminar forzando algo que se llama mente. Y no lo deseas.
Edward comenzó a reír.
—Hasta donde sé, Mathias se encuentra en su casa. No se reportó a trabajar hoy.
—¿Se encuentra bien? —preguntó preocupada.
—Está perfectamente. Simplemente decidió tomar uno de sus días libres —ellos no sabían la situación de Mathias. El único que sabía todo era Peter y él no estaba allí para decirle a Lissie la verdad.
—Bien. Entonces me marchare para que ustedes también puedan irse. Solo pase para saludar a mi hermano y a decirle lo mucho que lo extrañe —dijo caminando hasta él para despedirse. Su hermano la retuvo en sus brazos.
—Y yo te extrañé a ti, hermanita. Nos vemos en la noche. ¿Iras con Mathias o prefieres que pase por ti? —preguntó.
—No te preocupes. Iré a la fiesta con Stacy. Brad no podrá asistir debido a que está acompañando a un amigo suyo en el hospital. Tuvo un accidente.
—Espero que se recupere pronto su amigo. Nos veremos en la fiesta, entonces —dijo besando su mejilla.
Lissie se despidió de Edward también y salió de la oficina de su hermano sintiendo un sabor agridulce en la boca. Estaba con los nervios de punta y comenzaba a cuestionar su decisión. Su decisión era la correcta. Siempre una persona debía ir con la verdad. Aunque esta doliera y lastimara hasta lo más profundo del alma. Ya mintió respecto a su paradero esa semana. No iba a añadir otra cosa a la lista.