El Llamado A La Luna

Sin duda un imbecil

Me remuevo incómoda, los rayos solares me dan en la cara y las piernas se me han adormecido. Abro los ojos con molestia gracias a la cegadora luz natural y costosamente comienzo a salir del hueco . Me levanto muy lento, usando el tronco del árbol como apoyo para no caer. Mientras me voy enderezando mis huesos no tardan en comenzar a tronar y el cuello y la espalda me duelen debido a que dormí sentada. Es una mañana helada, la brisa invernal sacude mi pelo y a las hojas de los árboles en un movimiento de va y ven

Intento cubrirme con mis brazos lo más que pueda pero de nada sirve, mi ropa aún sigue un poco húmeda por lo que me rindo al intentar darme algo de calor a mi misma .Observo mi cuerpo desde el pecho hasta los pies encontrándome llena de tierra y hojas, estoy hecha un asco, no quiero ni imaginarme como debo de tener la cara

Realmente estoy perdida, ya ni se hacia que dirección ir, tengo demasiada hambre y sed ,el tobillo aún me duele a horrores por lo que no puedo apoyarlo y tengo que ir saltando en un pie. Mientras camino lentamente frente a mi veo una pequeña laguna de agua tan cristalina que se puede ver tu reflejo perfectamente como si fuera un mismo espejo, la sed me gana y desesperada comienzo a acelerar mi paso. Una vez llego a la orilla me arrodillo y miro a través del agua mi rostro, soy una porquería andante. Sumerjo mis manos ignorando el hecho de que está helada y me lavo un poco la cara, seguido tomo varios tragos dejando que el agua fresca fluya por mi garganta seca, una sensación bastante placentera

Observo nuevamente mi reflejo, me quedo paralizada observando esa figura que no quería volver a ver, el chico que me había secuestrado y decía que era suya estaba parado justo detrás de mi sonriendo con suficiencia, también podía notar algo de preocupación en su rostro. Quedo petrificada en mi lugar, otra vez comienzo a temblar, quiero levantarme y solo correr lejos pero el cuerpo no obedece las órdenes que envía mi cerebro, además de que no podría huir mucho debido a mi maldito esguince. Me siento y comienzo a retroceder mientras que el se acerca peligrosamente hacia mi y se agacha hasta quedar a mi altura, me toma con fuerza del tobillo a lo que yo suelto un quejido, si no fuera por el dolor que siento le gritaria todo tipo de insultos

El me suelta rápidamente y seguido se coloca a examinarlo con mucho cuidado como si con el más mínimo apretón fuera a romperme, antes no me había dado cuenta que la zona afectada tomó un color morado bastante oscuro por lo que deduzco que se a inflamado y mucho. El hombre frente a mí acaricia con las llemas de sus dedos cada centímetro de la parte de mi torcedura, su tacto hace que me ponga demasiado nerviosa y que me quede un leve cosquilleo por donde sus manos viajan. Nunca antes había sentido nada igual, este chico es lo que cualquier mujer desearía, pero no es el momento de pensar en esas cosas

- Se ve muy inflamado, hay que curarte ahora, sino te afectará más y no se que consecuencias podría haber- dijo mirando mi pierna para después subir a mis ojos

Me quedo embobada unos segundos con su perfecto rostro pero reacciono al ver que comienza a levantarse y me extiende su mano. Yo por mi parte hundo el entrecejo, me niego a ir con el por más que mi cuerpo responda que si uso la cabeza, puede que sea una trampa y no me voy a dejar persuadir por el hecho de que este guapo. Solo me cruzo de brazos y miro hacia la laguna ignorandolo completamente, no caeré en su juego... no señor .Escucho como suspira con pesadez, seguido siento como me toman de la cintura para ya no tocar el suelo y ser colocada sobre un hombro

-¿¡ Que estas haciendo?! ¡Bajame en este instante!- le reprocho mientras que le pego en su dura espalda y con mi pie sano pataleo intentando darle una patada, pero no resulta, parece que este chico es de hierro

Continuo golpeándolo pero el ni se inmuta a la vez que sigue caminando tranquilamente. Me sorprendo cuando de repente y sin aviso me da una nalgada

¿¡Y a este quien le dio permiso de tocarme tan descaradamente?!

- ¡Imbecil! ¡¿Quien te crees para andar tocan-...- me da otra nalgada - ¡Maldito hijo de-...- otra más- ¡Para!-

- Si sigues quejándote podría hacerlo todo el día Muñeca, total a mí no me molesta, de hecho me encanta-

A mi tampoco me molestaría partirte esa sexy cara que tienes

-En primer lugar no me digas así, yo tengo un nombre y en segundo, si me sigues tocando el culo te dejaré sin hijos idiota-

-Me gustaría verlo Muñeca- me responde remarcando la última palabra, se nota que quiere hacerme enfadar

Sigue caminando por lo que yo me quedo quieta ya que no quiero que me toque, pero no voy a negar que cada aproximadamente 3 minutos me remuevo intentando soltarme de su agarre, pero es simplemente imposible. Me pregunto que es lo que come o que ejercicios hace para tener tremenda fuerza

(...)

Estoy bastante aburrida, hace ya un largo rato que lleva caminando mientras yo estoy en su hombro, conforme pasan los segundos es una punzada más para mi tobillo. En todo este rato el no ha hablado mientras que yo le jodo la vida con la misma y repetitiva pregunta

-¿Ya llegamos?¿Ya llegamos?¿Ya llegamos?¿Ya llegamos?¿Ya llegamos?-

- No, aún no llegamos- me dice ya bastante irritado

-¿Ya llegamos?-

-¡Te dije qu-...Si, ya llegamos-

Sinceramente no quería llegar, solo lo preguntaba para cansarlo y que me dejara tirada por insoportable, pero no, siempre la mala suerte para mi, ya decía yo que el trébol de cuatro hojas era una farsa. El chico entra por unos grandes portones negros, el día que escapé no los había notado, estaba más concentrada en huir que fijarme a lo que me rodeaba. Los dos guardias que los custodiaban, al verlo inmediatamente abrieron las rejas mientras hacían una reverencia

-Bienvenido alpha- dijeron ambos a la vez




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.