Me senté abruptamente en la cama mientras trataba de regularizar mejor mi respiración, sintiendo un nudo en mi garganta que por poco se convertiría en un grito si no hubiera despertado antes, notando las gotas de sudor que caían de los costados de mi rostro, apenas estaba acostumbrándome a todo esto de tener un cuarto para mi sola.
Levante la mirada una vez que escuche como la puerta de mi habitación se abrió, mostrando a Maya con el cabello aun despeinado, haciéndome dar cuenta que se había despertado. –¿Estás bien? -me preguntó con la preocupación desbordando de su tono, quedándose parada en el marco de la puerta, mientras yo procesaba un poco todo y asentía, había pensado que en realidad nunca llegué a gritar, pero solo había sido otro de los miles gritos ahogados que no llegaba a soltar durante mis pesadillas.
-Si… Estoy bien… -contesté, tocándome la frente y sintiendo el sudor bajar lentamente y secándose con el viento frío que entraba por la ventana abierta de mi habitación, pude observar cómo Maya simplemente se acercaba hasta la ventana y la cerraba, -Estas ventanas son hermosas, ¿no crees? -me dirigió una mirada de consuelo, sabía que trataba de animarme, como siempre…. -Sí, lo son -dije un poco más animada, no quería que se preocupara más de lo normal por mí y que lo mejor sería quedarme en mi habitación un poco más.
-Algunos de los chicos dicen que el desayuno será pronto, pienso que eso nos puede distraer un poco ¿sabes? -comentó con un tono sugerente, sabía que lo más probable es que quería que bajemos las dos juntas para así, poder explorar un poco de la academia y en parte para ver más de lo que habíamos podido ver, pero me excusé, -Me siento un poco cansada aún y... Creo que voy a volver a dormir, al menos por un rato más -una sonrisa cansada apareció en mi rostro, a lo que Maya simplemente suspiró y aunque pareció por un momento que haría un puchero, asintió, finalmente cediendo a mi petición, -Esta bien… Pero no te tardes demasiado o voy a venir a hacerte bajar, dijo con diversión, a lo que volví a sonreir, pero una vez que salió y cerró nuevamente la puerta, mi sonrisa desapareció y me tumbé de nuevo en la cama, no queriendo salir aún mientras notaba como faltaba poco para que el sol saliera por el horizonte, suspiré y me removí en mi sitio, dejando a un lado las sábanas y pensando un poco sobre mi pesadilla.
Siempre era lo mismo, los ruidos de una tormenta, junto con ramas rompiéndose… Los ruidos guturales de una risa, carcajada o lo que sea que sonora como algo macabro y al mismo tiempo… Humano… Trague saliva pensando en como los gritos de una mujer mayor diciéndome que corra lo más rápido que pudiera junto con arañazos de ramas y algo más como… Garras, garras afiladas y puntiagudas en mi cuerpo, sobre todo en mis piernas, que me hacían estremecerme y gritar al mismo tiempo.
- ¿Otra pesadilla? -la voz de Damian me sacó de mis pensamientos cuando estaba por mi cuarto bocado del desayuno, miré a mis tres amigos en la mesa mientras carraspeaba, -Solo fue un mal sueño, no es nada… -quise dejar de lado el tema mientras seguía comiendo poco a poco mi plato de desayuno, -Si fueran solo malos sueños ya los hubieras dejado de tener hace tiempo -dijo Mark en aquel tono de obviedad que siempre le gustaba usar cada vez que tenía que reprendernos de algo o dejar algo obvio.
-La psicóloga dijo que podría ser pasajero como duradero, depende de cómo yo lo esté enfrentando -volví a hacer de menos el tema de mis pesadillas mientras trataba de terminar mi desayuno tranquila-, También dijo que puede ser debido a un trauma vivido en tu infancia y que tu cerebro lo reprime para evitar que te haga daño -volvió a cuestionar Maya, y sabía que todos ellos solo querían ayudarme a entender pero yo solo quería olvidar-, Bueno… ¿Te recuerdo que no puedo acordarme de nada desde que termine en ese centro de adopción? -fui obvia con mi respuesta, aunque me sentí mal cuando noté a Maya bajar los ojos cuando le termine recordando mi situación de nuevo-Maya… No es por hacerte sentir mal, en serio, pero… No recuerdo nada, desde mis 5 años y mirando a mi pasado… Que no puedo hacerlo… -dije simplemente, sabía muy bien que algunos niños como yo que estaban en mi misma posición no podrían tal vez recordar nada de igual manera, pero que al despertar en aquel centro de adopción en Chicago no pueda recordar nada más que mi nombre junto con las persistentes pesadillas que me acechaban era algo raro, desde ese entonces que solo tuve a mis amigos como mi familia.
Me volví a fijar en mi comida mientras escuchaba como Maya elevaba su vista sobre mi hombro y llamaba desde la distancia a Spencer, quien recién estaba entrando al comedor con su bandeja de comida recién servida.
Una vez que se acercó hasta nuestra mesa, alcé mi vista cuando una ligera sonrisa emocionada se asomaba por las comisuras de sus labios, supuse que era tal vez la primera vez interactuando con quienes él consideraba “amigos”, -Si que tienen horarios estrictos al igual que todos… -murmuró con alegría mientras se sentaba en la banca donde estaban Maya y Mark, -En realidad, parece que tú y Lizz están coordinados, ella recién bajo hace unos minutos – respondió con un tono ligeramente juguetón mi amiga, a lo que solo sonreí un poco, aún seguía un poco cansada a pesar de que había dormido un poco más.
-Entonces… ¿Qué tienen planeado para hoy? -preguntó Spence con curiosidad, dado que era el primer día para todos los que éramos nuevos aquí, supuse que sería como cualquier día de clases, -Bueno, ir a clases ¿no? -dije con obviedad, a lo que los demás asintieron, siendo Spencer el único que nos miró un poco extrañado, pero también de forma comprensible -¿En serio que no saben que se puede hacer el primer día aquí? -la extrañeza en su voz era clara, definitivamente éramos novatos en todo este nuevo mundo.
-Así que… ¿Están en guerra? -la sorpresa estaba clara en mi tono de voz, nunca pensé que un lugar tan lindo estaría en esa situación- ¿Con quién es la guerra? ¿Con otro país, territorio o algo así? -la curiosidad de Maya parecía crecer a medida que Spence comentaba más acerca de esta Guerra- En realidad, es con… las cosas, las que dices que los atacaron -murmura en respuesta Spence mientras parecía que había un poco de ¿miedo? ¿inquietud? En su voz, algo con lo que pude sentirme identificada.