Natalie
Una hora, una hora fue lo que estuve esperando en el restaurante a Michael, para que me dijera por un mensaje que no iba a llegar a cenar, me dijo que pidiera lo que quisiera ya que iba directamente a su cuenta, pero estaba sin ánimos para comer así que salí del restaurante y me encaminé a mi bar favorito: The Mop.
La verdad estaba triste había sido una semana muy dura, yo estaba ahogada de trabajos para la universidad, Michael no había dejado de trabajar, además tuvo que viajar para monitorear el avance que habían tenido los niños con los hechizos y enseñarles algunos nuevos -porque aparte es el líder de la comunidad de brujas de Romeville y de otras partes de California-. Y es bueno que trabaje y se preocupe por los demás pero lo extraño mucho y hoy era el único día que nos podíamos ver después de tantas cosas y pasar la noche juntos pero desgraciadamente no fue así. Entre al bar, me senté en la barra y ordene lo que siempre pido cuando estoy triste.
—Hola Nick, me darías un vaso de Vodka y un vaso de aceitunas, no sabes qué, mejor la botella de Vodka —dije con toda la tristeza y cansancio del mundo
—Vaya tu día estuvo peor que el mio, por suerte siempre tengo lo mejor para mi cliente favorita —dijo con toda la alegría del mundo y eso logro sacarme una sonrisa.
Nick es el cantinero del bar, y el que siempre cumple mis caprichos cuando estoy triste, es prácticamente mi mejor amigo.
Inmediatamente me trajo le botella con un vaso vacío y en el otro aceitunas (mis favoritas), y empecé a beber todo lo que pude, para mi mala suerte a las brujas no les afecta tanto el alcohol como a los humanos, el efecto es un poco mas lento pero igual efectivo. Perdida en mis pensamientos de como hubiese pasado la noche con Michael, una voz me saco de mi trance devolviéndome completamente a la realidad. Era un chico alto, con cabello castaño, con la piel blanca como la leche y con los ojos grises.
—Día pesado eh, un consejo, mejor toma Ron ayuda mas que el Vodka —dijo de una manera tan sutil. Me sorprendió que me hablara y como quería seguir la conversación busque algo con que engancharme y efectivamente lo conseguí, en un bolso llevaba muchos libros, al parecer el gustaba leer
—Si semana y noche horrible, ojalá la vida fuera como lo pintan los libros.
-Créeme no todos los libros son color rosa, y que todo sale por arte de magia, he leído lo suficiente como para saber que no todos los libros son cursiladas como los que tu has leído, yo se lo que es un buen libro y no todo son así, algunos son mas realistas que la propia realidad —su comentario me sorprendió tanto, y a la vez me molesto un poco, como puede decir que leo libros muy cursis y de paso malos, yo si leo libros buenos y realistas.
—Wow, perdón señor sabelotodo, pero deberías conocerme mejor y saber que clase de libros leo antes de juzgarme y decir que leo libros malos —dije de una manera firme.
—No hace falta conocerte para saber que has leído, con lo que dijiste no es difícil adivinar —dijo como si supiera todo sobre mi, hice de todo mi auto control para no hechizarlo y que hiciera lo que yo dijera como subirse a la barra y bajarse los pantalones, lo se muy infantil, pero estaba molesta, quedando completamente en ridículo.
Se sentó en la silla que estaba a mi lado para quedar mas cerca y quedo frente a mi, permitiéndome verlo mas de cerca y había que admitirlo el chico era muy guapo y sexy, estaba para comérselo entero pero eso no me importaba ahora me importaba lo que pasaba y era que se estaba metiendo conmigo y ni siquiera me conocía.
—5 dolares, si adivino uno —dijo con un poco de arrogancia en su voz, y yo como soy un poco competitiva acepte.
—Hecho, 5 dolares si ganas, y si pierdes 10 para mi —dije con toda la seguridad del mundo porque sabia que iba a perder. Se me quedo mirando y yo a el, fue como una guerra de miradas y creo que el iba ganando, Dios era muy guapo y con esos ojos podía tener a cualquier chica a su disposición, eran grises, pero el ojo izquierdo una parte era gris y la otra mitad era azul, muy lindo.
—A ver... A todos los chicos de los que me enamore —quedé en shock, había acertado, ahora no estaba segura si era un hechicero o podía leer la mente. Un poco avergonzada y molesta por haber perdido saque el billete de 5$ y se lo di.
—Ha sido un placer hacer negocios con usted —dijo riendo, y muy contento por haber ganado.
—¿Al menos me dirás tu nombre? —dije por que la verdad me intrigaba mucho saber el nombre de este chico misterioso, fácilmente podía haberle leído la mente con algún hechizo, pero seria violar sus derechos y su privacidad. ¡Ahg! tontas reglas de brujas.
—Me llamo Samuel Andrew. ¿Y tú?
—Natalie Adams, un gusto haberte conocido Samuel —dije extendiéndole la mano, lo hice por dos razones, una por cortesía, y porque de esa manera podría saber si tenia poderes o no, lo se, que raro, pero con solo tocarlo iba a percibir una vibra que me dijera que es como yo. Estrecho mi mano con la suya de una manera muy suave y sutil pero, no percibí nada extraño así que era un simple humano con ojos muy lindos y, a la vez, raros y únicos
—Igualmente Natalie —dijo sonriendo, y era la sonrisa mas sexy que había visto en toda mi vida.
#13894 en Fantasía
#29592 en Novela romántica
personajes sobrenaturales, romance adolecente, mentiras hermanos
Editado: 30.10.2022