El Llamado de la Sangre

Capítulo 15

Oriana

Frío, oscuridad no se veía nada, sentía un profundo terror, el frío de la oscura noche golpea mi cara mis pies están adoloridos pero no se detienen, estoy corriendo en un bosque, no veo mucho, no se ni a donde voy solo sé que tengo unas profundas ganas de huir de donde sea que estaba, voy bajando la velocidad cuando siento que estoy lo suficientemente lejos, trato de tranquilizar mi respiración, tengo cortadas en los brazos y piernas y ni siquiera las sentí por lo rápido que corría, mis pies no dan para más y caigo al suelo cansada.

Cuando siento que por fin no corro peligro escucho pasos de varias personas y logro visualizarlas cuando se van acercando, dos van vestidas con pantalones negros y sueters grises, me volteo para echar a correr cuando veo a otras dos personas acercarse, trato de irme hacia otro lado pero también habían otras dos personas, me habían rodeado.

Respiro profundamente y grito con todas mis fuerzas Phasmatos Capitis ese tipo de hechizo es capaz de producir un dolor fuerte pero no letal para otro ser sobrenatural y estaba claro que eran brujos ya que tenían un medallón que identificaba a cada comunidad de brujas.

Lo intente de nuevo pero no funcionó no se movieron, solo rieron.

Pobre, mírate eres solo una niña pequeña sin ninguna experiencia. ¿En serio crees que tienes oportunidad contra nosotros? dijo uno de ellos con arrogancia y se fueron acercando más, hasta que escuché un gruñido. Cuando el arrogante se volteó para saber de quién se trataba no le dio tiempo ya que la persona que salió de la oscuridad rasgó la garganta del hombre con sus garras, el hombre cayó al suelo y todos los demás estuvieron alerta, no distinguía muy bien al chico, pero lo que más llamó mi atención fueron sus ojos amarillos, como los de un hombre lobo.

Me miro fijamente y me habló-Corre yo me encargo, no dejes que te atrapen- no pude identificar su voz, quería correr pero algo en mi ser me lo impidió.

¡Corre! las personas estaban alertas pero no se movían, uno de ellos intentó agarrarme pero no pudo ya que el chico de ojos brillantes se le abalanzó encima antes de que me tocara y lo asesinó violentamente, los demás que quedaban intentaban defenderse pero el chico era rápido.

¡Corre, yo te alcanzo después! insistió pero yo no quería dejarlo, mientras peleaba con los demás me gritó ¡Solo vete yo te encontraré, siempre lo hago, ahora vete!

Por alguna razón eso me motivó y corrí, podía escuchar los gritos de dolor de las personas, corrí lo mas que pude hasta que ya no escuche ni vi nada de lo que había dejado atrás así que me detuve.

Mala idea.

Escuche el crujir de unas ramas, volteé y me prepare para lo peor, pero distinguí la silueta del chico que me había ayudado aunque su rostro lo veía borroso era como si estuviera lejos pero a la vez cerca. Me sentí tranquila con su presencia.

Te dije que te encontraría, siempre lo hago se fue acercando mas y yo también, no sé lo que me pasaba pero sentía que lo conocía y tenía la gran necesidad de abrazarlo para sentirme protegida.

Cuando estábamos apunto de abrazarnos se alejó y se agarró de la cabeza, empezó a gritar de dolor, me asusté y me preocupé por él, de pronto unas personas emergieron de la oscuridad del bosque eran como 8 en total, todos decían al unísono Phasmatos Capitis repetidas veces haciendo que el chico se retorciera de dolor.

NO BASTAuno de ellos me agarró por detrás y me cargó, en ese momento empecé a llorar y a rogarles que no le siguieran haciendo daño.

NO LA TOQUEN NO...Decía el chico, pero el dolor era tanto que no le permitía hablar, pataleé, forcejeé e hice de todo para que me soltaran pero no pude, me estaban alejando de él, me sentí devastada por sus gritos, pedía que no me llevaran, pero el hombre que me cargaba era alto y robusto, yo por el contrario era solo una niña indefensa de 8 años.

NO POR FAVOR BASTA NO, DÉJENLO NO LO LASTIMEN Lloraba desconsolada. Estire el brazo para que así me alcanzara lo cual era estúpido ya que estábamos a metros y lo ultimo que escuche fueron sus gritos de desespero.

AAAH, NO... DÉJENLA HIJOS DE... Fijé mi mirada por última vez en él hasta que cayó al suelo, creo que estaba muerto pero no estaba segura solo lloraba y gritaba.

BÁJENME, SUÉLTAME POR FAVOR NO NO... NO NO POR FAVOR BAS...

—¡Hey Oriana cálmate, cálmate, estabas dormida solo fue una pesadilla! —Alguien me tenía agarrada de los hombros y me sacudió para que me recuperara pero yo solo veía a la persona que me llevaba en contra de mi voluntad.

—¡No, suéltame hijo de perra no me va a llevar lo mataré!...—Forcejeé y empecé a golpearlo, parecía que no le dolían mis golpes, me volvió a sacudir para que me espabilara.

—¡Cálmate, deja de golpearme soy yo Samuel Andrew tu profesor de literatura! —dejé de moverme y lo miré atónita, y si, era él.

Reaccioné y observé mi entorno, estaba rodeada de árboles acostada en el suelo con algunas hojas en mi cuerpo.

—¿Pero qué mierda? ¿Cómo llegué aquí? —él me miró con preocupación, y la verdad no había notado que sus ojos eran diferentes, ya me encargaría de detallarlos mejor ahora me concentraba en cómo carajo había llegado de estar en mi cama a un bosque solitario.

—Me hago la misma pregunta desde que te vi —me ofreció sus manos para levantarme del suelo, esto era demasiado confuso pero otra pregunta llegó a mi mente.

—¿Qué hace usted aquí en medio del bosque? ¿Y como me encontró? —fruncí mi ceño y me aleje un poco de él. Al profesor Andrew pareció divertirle mi comentario.

—Pues a unos cuantos metros está mi casa, estaba a punto de acostarme a dormir cuando escuche los gritos de alguien, salí para saber de quién se trataba y te vi en el suelo gritando, parecía que forcejeabas con alguien, me agache para despertarte, me preocupaba que te ahogaras o algo, te desperté y empezaste a golpearme —el relato me tranquilizo, saber que no estaba con un psicópata también.




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