Oriana
Llegamos a su casa la cual era bastante grande y me pareció raro que viviera solo en una casa así, y como soy metiche no perdí tiempo en armar teorías y le pregunté.
—¿Tiene novia? —Frunció su ceño y me miro serio— Digo, si vive con alguien, porque me parece raro que viva solo en una casa tan grande en medio del bosque, por cierto ¿Quien vive en medio del bosque? Sabe que hay casas y apartamentos en la ciudad ¿verdad?
—Para odiarme y desconfiar de mi haces preguntas muy personales que no deberías hacerle a tu profesor —evadió mi pregunta. Se fue a lo que supongo es la cocina y lo seguí, empezó a mover ollas por mi parte me le quedé mirando cada movimiento.
—Oye no te haré daño, no te quedes ahí parada, siéntate; prepararé un poco de chocolate caliente —Me indicó donde podía sentarme y lo hice.
—Y usted para ser mi profesor me habla con mucha confianza la cual no debería tener con su alumna —Soltó una pequeña sonrisa la cual lo hacía ver más sexy todavía.
—Cierto, se podría decir que eres una de las pocas personas con las que he entablado una conversación con tanta confianza. —Estaba de espaldas a mí, concentrado en lo que hacía.
—Oiga, gracias por ayudarme y la verdad no lo odio...—Se volteó y me miró con una ceja encarnada como diciendo sé que estás mintiendo —Bueno, tal vez me caía mal, pero fue porque pensé que era un maldito amargado y me trató mal el primer día.
Alzó las cejas sorprendido por lo que había dicho y yo también me sorprendí, le había dicho que era un maldito amargado. Agarró dos tazas, sirvió el chocolate caliente y me dio una de las tazas.
—Haré como que no oí eso —se cruzó de brazos y se recostó de la encimera yo estaba sentada en una pequeña mesa que estaba ahí quedando al frente de él— ¿Cómo te sientes?
—Amm... Bien supongo —me encogí de hombros empezando a tomarme el chocolate que estaba delicioso.
—¿Eres sonámbula? —Negué, a lo que él me miró serio como tratando de detallar si mentía— Es muy extraño, cuando soñabas parecía que estuvieras luchando con alguien —No quería responder era muy personal.
—¿Por qué se preocupa por mi? ¿Lo hace porque le preocupa o quiere quedar bien ante mi hermana? —Se tenso un poco al mencionarla.
—Esto no tiene nada que ver con tu hermana, y sí, me preocupo por mis estudiantes, en especial si aparecen dormidos a mitad de la noche a pocos metros de mi casa —volví a tomar un poco de chocolate, aún no me fiaba.
—Tuvo que ser una pesadilla horrible para que estuvieras gritando de esa forma. ¿Las has tenido antes? —no conteste me le quedé mirando tratando de transmitirle que no le importaba, se pasó las manos por la cara algo frustrado.
—Señor Andrew sinceramente estas preguntas me parecen absurdas, solo fue una simple pesadilla —le reste importancia, me miró incrédulo mientras me terminaba el chocolate.
—Caminaste dormida desde tu casa hasta aquí eso no es algo simple —respiro hondo agarrándose el puente de la nariz— Oriana tú...
No lo deje terminar —¿Sabe que es de mala suerte decir las pesadillas antes del desayuno? Si las dices se vuelven realidad —Asintió entendiendo que no quería hablar de eso y así no insistir más.
—Bien pero... ¿Has tenido estas pesadillas frecuentemente?
—No, a veces cuando veo cosas de terror o thriller me pasa pero eso es todo, no debe preocuparse solo me vi a mi corriendo como en una película de terror —lo dije para que se tranquilizara y dejara de insistir obviamente mentí no quiero decirle que tengo casi las mismas pesadillas desde los 9 y que después de 7 años volvieron a aparecer, se preocuparía mas y me tacharía de loca.
Me sentí cansada era como la 1:00 a.m. y el chocolate me había dado sueño, me froté los ojos y bostecé, el señor Andrew se había quedado pensando en no se qué, después de unos segundos volvió a la realidad.
—Debes estar exhausta, ven —Me indicó que lo siguiera, salimos de la cocina y entramos a lo que sería la sala— Puedes dormir un rato si quieres, llamaré a tu hermana mientras tanto duerme un poco, mi casa queda un tanto lejos.
Asentí, seguía alerta pero enserio tenia sueño me dio una manta, me acosté en uno de los muebles y cerré los ojos. Ya recordando un poco el sueño me fijé en que el hombre al que le habían cortado la garganta tenía un medallón con el símbolo de mi comunidad de brujas, me recorrió un escalofrío en todo el cuerpo y no se porque algo me decía que lo que soñé no era del todo un sueño.
***
Nathalie
El sonido de mi teléfono me despertó, Dios estaba tan feliz durmiendo quien quiera que sea lo mataré, pueden meterse conmigo pero nunca con mi hora de sueño, eso y la comida.
Revise de quien se trataba y me sorprendí, era Samuel pero... ¿Por qué me llamaba a esta hora? Pensé en ignorarlo y llamarlo mañana para saber que quería pero algo me decía que debía contestar.
—¿Si? —Tenía demasiado sueño aparte me tenía que despertar temprano para acompañar a Michael, despedirme de él y luego ir a la universidad.
—Nathalie hola, lamento haberte despertado a esta hora pero... —Hubo un breve silencio pude escuchar como respiraba hondo— Pues... Oriana está en mi casa y...
—¡Que! ¿Cómo que está en tu casa? ¿Qué le pasó?¿Está bien? —No le daba tiempo a contestar, me levanté tan rápido de la cama que casi me caigo, agarré un suéter de mi armario y salí corriendo, tome las llaves del auto cuando salí de casa estaba empezando a llover y había mucho viento.
—Tranquila, está bien te llamo para que la vengas a buscar mi...
—Si ya voy saliendo ¿Qué le paso? Dime ¿cómo la encontraste? ¿Tenía algo? ¡Samuel dime qué le paso! —Me subí al auto lo encendí y empecé a manejar
—Nathalie tranquilízate, ella está bien, no tiene nada, ven y te cuento mejor cómo fue que la encontré, te mandaré la dirección de mi casa —ahí fue que me di cuenta que no sabía a dónde iba, me llegó la dirección de su casa no perdí más tiempo y tome esa ruta.
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Editado: 30.10.2022