El Llamado de la Sangre

Capítulo 20

Samuel.

—Samuel...—En cuánto me volteé para saber de quién se trataba vi como Oriana caía al suelo, por suerte no impactó ya que el señor Harrison la sostuvo a tiempo.

Al verla caer un sentimiento de miedo enorme se adueñó de mi cuerpo, me acerqué corriendo para verificar que estuviera bien.

—Oriana despierta—El señor Harrison la sacudía y soplaba su rostro, los alumnos se acumularon para ver qué le pasaba.

¿Está bien? ¿Qué le pasó?
Se escuchaba por el salón

—Oriana, vamos luna despierta—Harrison estaba asustado, yo también pero no lo demostraría.

—Señor Harrison necesito revisarla, por favor dámela—Hablé con calma pero no me escuchaba, estaba concentrado en Oriana, y sumando el que todos hablaban sin parar no me dejaban concentrarme.

—Ay dejen el drama, seguramente está embarazada de algún tipo—Hablo la señorita Stayce.

—¿Por qué no te callas y dejas de decir estupideces?—Respondió la Señorita Allison con el apoyo de sus amigos. 
Mierda acaso estoy pintado en la pared que nadie me escucha o me presta atención?  

—Solo digo la verdad con lo perra que es no me sorprenderia que...

—La Perra aquí eres tú...—Respondió el amigo de Oriana y empezaron a pelear pero yo me concentré en Oriana.

—Harrison por favor...

—Tiene fiebre. ¿Por qué tiene fiebre? Luna me estás asustando—Ignorando a Harrison sostuve a Oriana, toque su frente y sí, tenía razón, Oriana tenía fiebre sus mejillas estaban algo rojas y calientes.

—¿Qué le pasa?—Preguntó Harrison con preocupación en su voz, no podía dejar que se desmoronara, sabía lo que era ella para él pero seguramente era algo de lo que no había que alarmarse o eso quería creer.

Pase mis brazos por debajo de su espalda y piernas para poder cargarla.

—¿Qué estás haciendo?—Lo ignoré y me dispuse a dirigirme a la puerta, Oriana de vez en cuando se movía, una mano agarró mi brazo que me obligó a voltearme.

—¿A dónde te la llevas?—Harrison me miraba serio y con cara de querer matarme.

—Cálmate, la voy a llevar a la enfermería tú...

—Voy contigo—Iba a pasar por mi lado pero le bloqueé el paso.

—No, quédate aquí—Lo miré molesto sumando los gritos de los demás, su berrinche y mi preocupación me estaba hartando—Luke, aquí soy tu profesor por ende debes obedecerme.

Luke respiró hondo y asintió un poco dudoso.

—Si le llega a pasar algo me dices—Había determinación en su voz solo asenti.

—... Y tú eres una maldita que lo único que hace es acostarse con las personas para llegar a donde quieres.

—Ahora si te vas a arrepentir—la señorita Stayce iba a abalanzarse sobre el amigo de Oriana.

Mierda a veces desearía ahorcarlos por inmaduros.

—¡HEY, ya basta señorita Wiliams, siéntese, llevaré a la señorita Adams a la enfermería, quédense tranquilos o les pondré más tarea de la que tienen!

Todos se sentaron y sin tiempo que perder me dirigí a la enfermería,  Oriana se veía tan frágil. ¿Qué estará pasando en esa cabecita? Sentía una gran necesidad de protegerla, no solo porque era mi alumna o porque es hermana de la mujer en la que estoy interesado, había algo más.

Llegue a la enfermería, toqué la puerta y la señora de la cafetería, Beatriz, salió con un uniforme de enfermera.

—Oh, Profesor Andrew gusto en verlo—Era una señora muy amable y su cara de sorpresa y preocupación la hacía ver mucho más adorable—¿Qué le paso a la señorita Oriana? Venga, venga acuéstela aquí—Me guió a un pequeño cuarto donde Había una camilla y medicamentos.

Acosté a Oriana con cuidado, aún seguía inconsciente y eso me preocupó más. Beatriz le tomó el pulso, tocó su rostro con delicadeza, yo no dejaba de prestarle atención a cada paso que daba. Busca algo en una bandeja que por lo que vi era una inyectadora que contenía no se qué cosa y se la inyectó en el brazo.

—¿Qué es eso? ¿Qué haces?—Me acerque a Oriana, estaba tenso, no se por qué siento miedo de esta forma.

—Tranquilo joven, solo es antibiótico para que se le baje la fiebre—asentí sin apartar la mirada de Oriana—¿Sabe si la señorita comió? ¿Hubo algo que le cayera mal?

Negué—No lo se. ¿No la vio en la cafetería?—Niega tomándole la temperatura y ordenando un poco su lugar de trabajo.
—No, estaba aquí en la enfermería—fruncí mi ceño porque ella no es enfermera o bueno no lo se.

—Creí que trabajabas en la cafetería, no pensé que fuera enfermera, es una caja de sorpresas señora Collins—Beatriz sonrió y me ofreció un poco de agua.

—Así es, trabajo en la cafetería, sólo soy el reemplazo de la señorita Ramirez por hoy, y por favor joven Andrew dígame Beatriz decirme señora me hace sentir muy vieja.

Asiento tomando un poco de agua. Beatriz me dice que va a buscar algo a la recepción y se va, después veo como Oriana va recuperando el conocimiento, dejó el vaso a un lado y me apresuro a ayudarla para incorporarse.

—¿Cómo te sientes?—Oriana se masajea la cabeza y suelta un quejido de dolor que me pone alerta.

—Me siento un poco mejor—Abre y cierra los ojos rápido tratando de adaptarse a la luz del lugar.

Ya sentada veo como trata de pararse de la camilla.

—Oriana no creo que sea buena idea- Ella me ignora y se baja de la camilla, se tambalea un poco y cuando da un paso para caminar pierde el equilibro, alcanzó a sostenerla por la cintura antes de que caiga al suelo.  

—Está bien tranquila, te tengo—Asiente, veo que sigue algo desorientada—Siéntate para que puedan revisarse—La ayudo a sentarse en la camilla y en ese momento llega Beatriz.

—Linda despertaste. ¿Cómo te sientes?—Oriana no responde, tiene la mirada perdida.

—Hey, Oriana—la llamo y parece espabilarse.

—Bien bien, me siento bien, aún me duele un poco la cabeza pero el dolor no es tan fuerte.

Beatriz se sienta frente a ella y la revisa, verifica sus reflejos le pregunta cosas de ella, toca sus mejilla con la parte de atrás de su mano para verificar que no tenga fiebre, yo atento a todo lo que hace y hablan.




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