El Llamado de la Sangre

Capítulo 30

Joshua

Estaba esperando que Luke bajara de su habitación, llevaba mucho rato esperándolo, mucho, tanto que ya Maddie estaba molestándome, sin duda la paciencia no es una de sus cualidades.

—Josh... si no baja ahora me voy, se supone que hoy sería noche de películas como antes —tenía razón, él no debía tardar tanto, era nuestra noche—, desde hace mucho no hacemos esto, pero por lo visto no es importante para él.

—Maddie quédate tranquila, quizá está ocupado, últimamente nos están mandando demasiada tarea —traté de excusarlo, era mentira claramente—. Sabes lo flojo que es, ya debe estar terminando.

—Hermano, no me vengas con esos cuentos —parece fastidiada, ya va a mandarme al carajo—. Están en el mismo salón, y tú no has hecho nada, si tienen tanta tarea tu también hicieras algo.

Bueno, es cierto, me conoce tan bien. Sabe que soy el primero en terminar todo lo que mandan, además, ahora se la pasa con las amigas de Dani, debe saber que estamos en modo recreo porque casi no mandan nada.

Hablando de Dani, no puedo esperar para hablar con él, mi instinto animal quiere estar siempre cerca y protegerlo de todo, celarlo y ser cursi, lo siento, me excedí, mucho romanticismo por hoy.

—Oye muchacho —escuché al alfa Richard—. ¿Por qué no pides algún refrigerio? Llevan mucho tiempo ahí sentados, les van a salir raíces.

—Gracias alfa —intercedió mi hermana—. La verdad si tengo un poco de hambre pero nada que no pueda arreglar uno de los magníficos postres de Martha, ¿verdad que sí, Martha? —se dirigió a la susodicha que acababa de entrar al lugar.

La aludida la miró sin entender, al parecer no había oído nada de lo que había dicho mi hermana. El alfa soltó una carcajada contagiosa y pronto todos lo seguimos, incluso su esposa, la luna Marina.

—Bueno ya está bien —dijo la señora Marina con una deslumbrante sonrisa en el rostro— Martha, Maddie decía que uno de tus postres le podía quitar el hambre; eres muy famosa por esos maravillosos bizcochos que haces.

—¡Ay luna Marina! ¡No diga eso que me hace sonrojar!

Muy tarde, ya estás como un tomate Marthita.

—Pues creo que lo dijiste muy tarde —expresó el alfa como si me hubiese leído la mente— Parece que tuvieses una insolación, como si hubieses ido a la playa y no te hubieses puesto bloqueador.

La señora Martha se pusó aún más roja por lo que todos soltamos una carcajada, ay Diosa Luna, me divierto tanto con ellos.

—Ahora si chicos, vayan con Martha a que les prepare algo, deben tener hambre.

—Mmm... Yo creo que lo que ustedes quieren es tener tiempo a solas —dijo Maddison con una sonrisa pícara y volteó a mirarme— Pero vamos ya Josh, dejemos solos a los tortolitos.

Solté una risa corta y empezamos a caminar rápido hacia la cocina, se escuchaba de fondo al alfa lanzando improperios hacia Maddie por lo que dijo. 

Muchacha malcriada te voy a mandar a las mazmorras a ver si así no nos tienes que dejar en paz. Escuché y solté una risotada, al señor Richard siempre se le ocurrían esos insultos raros que a veces solo él entendía pero causaban mucha risa, amenazas que no cumplía pero le gustaba asustar a todos, cosa que no lograba con nosotros porque estábamos muy acostumbrados a su forma de ser.

Cuando llegamos a la cocina Martha nos ofreció varios postres que tenía a la mano —esa mujer se la pasa cocinando—, entre todas las opciones habían tortas marmoleadas y de chocolate, frutas, hot cakes y…Maddie y yo fuimos a tomar unos Hot cakes cuando nos percatamos de que la puerta de entrada había sido abierta violentamente.

¿Qué mierda está pasando allá afuera?

Martha se quedó algo pasmada, Maddie y yo salimos para ver qué pasaba y vimos a Samuel, él venía agitado, parecía que había estado corriendo antes de llegar aquí, tenía la camisa medio rasgada, la respiración acelerada y sus ojos brillaban. 

—Miren quien se unió a la fiesta —Habló Richard  acercándose, cuando vio a Sam puso una mueca—. Bueno parece que alguien tuvo una noche de pasión —Samuel lo fulminó con la mirada— ¿Que? No me veas asi, hueles a ella y se nota que se comieron porque tienes labia chorreado en los labios, ¿me harías el favor de aunque sea cambiarte?

—Samuel ¿qué te pasó? —Preguntó Maddie.

—Algo malo está pasando, estaba en casa de Nath y de un momento a otro, unos cuervos empezaron a estamparse contra la ventana, entraron a la casa y empezaron a atacarnos.

—¿Qué? —dijo Luke bajando las escaleras— ¿Oriana está bien?

—Eso es lo más extraño, a ella no la atacaron —todo el mundo frunció el ceño, Sam se sentó en uno de los sillones y pasó la mano por su pelo repetidas veces— Ella se fue a acercar a nosotros y cuando creí que la iban a atacar, se detuvieron todos alrededor de ella mirándola fijamente.

—Maldicion tu mate es rara Luke —Le dijo Maddie con cara de horror.

—La naturaleza se está descontrolando, siente la presencia de algo —Habló Richard— Lo he sentido, siento esa angustia y miedo, mañana por la tarde iré a Hungría a hablar con el consejo, estoy seguro que ellos también tienen esa inquietud.

—¿Amor, no tenía que ir hace tres semanas? —Preguntó la señora Marina pasando su mano por el brazo del alfa.

—See, pero al principio es molesto, no quiero estar rodeado de un montón de gente que creen que tienen el poder de juzgarnos, y sí, hablo de los brujitos —la señora Marina lo miró con reproche—. Esta semana es en la que nos reunimos todos ahí para poder hablar y llegar a un acuerdo por enésima vez.

—Yo te acompañaré  —Dice la señora Marina—. Sabes lo que significa eso cielo —mira a Luke— quedas a cargo de la manada mientras no estamos. Queda claro que tendrás algo de ayuda de Samuel.

—Si madre —Luke rueda los ojos y se acerca a Samuel, los alfas se van a su habitación, Martha desaparece en la cocina y solo quedamos nosotros 4— ¿Cómo está Oriana?

—Te juro que te golpeare si me lo vuelves a preguntar— Sam se acuesta en el sofá con un brazo tapando los ojos—. Ella está bien, pero creo que me odia.




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