Oriana
—¿Se puede saber en dónde estaban? —acabamos de entrar a casa y eso es lo primero que nos dicen— Llevamos horas llamándolas, ¿para qué tienen un celular si no lo van a atender?
—Tranquila mamá, estamos bien, no nos pasó nada malo, solo necesitábamos un tiempo de hermanas, nada de qué preocuparse.
—¿Ese tiempo no podía ser aquí en la seguridad de su casa?
—¿Por qué tanto problema porque salimos? Igual siempre estamos solas aquí —lo admito, estoy estresada, y estoy pagando todo el estrés con ellos—, ahora dejen de regañarnos, estamos bien, nos podemos cuidar solas.
—Son nuestras hijas Oriana Lizeth, ¿cómo no nos íbamos a preocupar?
Empezaron con la hipocresía.
—En eso estás equivocado papá, yo no soy su hija —aunque me duela decirlo es la verdad, si no soy hermana de Samuel igual el acta de adopción lo comprueba—, y no vengan a mentirme a la cara como todos estos años, estoy cansada de que me vean la cara de estúpida.
Mis padres me observan como si estuviera loca, la tensión se acentúa más en el ambiente, Nath me reprende con la mirada, lo sé, fui muy directa, pero en este momento me vale, quiero saber la verdad.
—Verán… ¿cómo les explico esto? —susurra lo último, calla un momento y prosigue— Hoy ha sido un día muy ajetreado, Michael volvió de viaje, y salieron verdades a la luz, una de ellas es que Ori es adoptada —tenía los ojos cristalizados, la situación podía con ella— ¿podrían explicarnos eso? Hemos vivido engañadas toda la vida, no solo ella, yo también, ¿por qué no simplemente lo dijeron? Así no nos hubiese caído toda la información de golpe.
—Eso es mentira, ustedes son nuestras hijas, las dos, eso debe ser un montaje, no sé, alguien quería destruir nuestra familia —el nerviosismo estaba presente en cada palabra, en cualquier momento podía empezar a tartamudear—. Ori, olvida el tema ¿sí? Son solo blasfemias, vamos a hablar, cualquier cosa podemos solucionarla aquí, en el seno de nuestro hogar.
Ya no aguanto más, Dios mío, que nivel tan extremo de hipocresía.
—¡Ya! ¡Dejen de mentirme a la cara! —exploté— ¿Creen que es muy bonito para mi saber eso? ¡Solo quiero saber quien carajos soy! ¡Estoy en todo mi derecho!
—¡Maldita sea Oriana! ¡Ya dijimos que son mentiras! ¡Deja de creen en lo que diga cualquier desconocido para jodernos! —es la primera vez que papá me habla así, siempre he sido su princesa, a pesar de todo esto me lastima— ¿No nos puedes creer o qué?
—O sea que un acta de adopción dice mentiras, ¡un documento firmado por ustedes!
—¿De dónde sacas eso Ori? ¿De qué documento hablas?
Con lágrimas en los ojos saco el papel de mi bolsillo, ya estaba arrugado, al final eso no importa, esto es una prueba de que me están mintiendo a la cara.
—¡Este papel dice lo contrario! ¡Soy adoptada! Además, quién me lo confirmó no es ningún desconocido, es Michael, su idolatrado Michael, él siempre lo supo, estaba en complot con ustedes, y aun así me quieren seguir viendo la cara de estúpida.
—¿Qu—é? —los dejé en shock, a los dos, no podían creerlo— Eso… eso es mentira Oriana, Michael no sabe nada de lo que pasa en esta familia, sólo lo está inventando, pero por qué.
Actuaban demasiado bien, si no estuviera segura de lo que digo les creería, después de todo siempre he caído en sus mentiras, me han engatusado como les ha dado la gana, y yo sin darme cuenta de lo que pasaba.
—Nath puede confirmarlo, ella estaba presente cuando lo dijo —ella asintió, dándome la razón, estaba al margen del tema, de todos modos la pelea no la incluía a ella—. Solo quiero que dejen de mentirme, sean honestos conmigo por una vez en sus vidas y díganme la verdad.
Y seguimos en el mismo círculo vicioso durante minutos, más tiempo del necesario, que les cuesta decirme la verdad, de todos modos ya me lo habían dicho, no era tan difícil.
Decido pedir ayuda, sola no podré hacerlos hablar, solo niegan que eso sea cierto, debo hacer algo para sacarles la verdad.
Y estar segura de que sea cierto.
— ¡Cierren ya la maldita boca todos! — Grite haciendo que las ventanas de la sala explotaran, todos callaron de golpe—Quiero hacer las cosas más fáciles para ustedes, sin recurrir a la tortura, ¡pero me lo están poniendo difícil!
—Ori…—Me susurro Nath agarrándome del brazo alejándonos de mis…padres, lleve mi cabello hacia atrás repetidas veces tratando de pensar y tranquilizarme, tenía que confirmar si yo era Samantha, una parte quería serlo, pero la otra estaba aterrada.
—No me digas nada ahora mismo, estoy muy molesta, siento que quiero matar a alguien, y esos dos— Señale a mis padres adoptivos— No me ayudan.
—Bueno, ¿que quieres hacer? — Podía entender su preocupación, ellos eran sus padres, pero ellos no son los míos, y no importaba recurrir a la tortura para saber la verdad, toda la rabia que sentía en ese momento podía borrar todo los momentos bonitos que pasamos como ‘’familia’’
De pronto algo se me vino a la cabeza.
—¿Por qué no puedo recordar nada de mi niñez? — Pregunte acercándome a ellos, ambos se miraron pero no hablaron, golpee la mesa que tenía a un lado y volví a preguntar—¡¿Por qué no puedo recordar nada de mi niñez?! ¡Hablen maldita sea!
—Oria, Ori—Me llamo Nath alejándome de ellos—Se una forma en la que podamos confirmar si eres Samantha—Cerro los ojos, suspiro ruidosamente y volvió a hablar—Pero hay que llamar a Samuel.
Llamamos a Sam y cinco minutos después llego a casa junto con Luke.
—Perdón, no me pude sacar a la pulga de encima—Señalo a Luke, a lo que él lo golpeo, después se acercó a mí, me dio un beso casto— ¿Que pasa?
—Los malditos de mis padres no quieren hablar, y Nath me dijo que hay una forma de confirma que soy Samantha pero que necesitábamos tu ayuda.
Sam y Nath se miraron, el con preocupación y ella con suplica, los mire a los dos sin entender, mire a Luke y este tenía la misma mirada de Sam
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Editado: 30.10.2022