El Llanto De Las Estrellas

Capitulo tres – Cielo azul, nubes grises.

El viento golpea mi rostro con suavidad. Miro al cielo cubriéndose de nubes en un día casi despejado, diría que hace un poco de calor pero no tengo tiempo, mis piernas se mueven lo más aprisa posible, corro entre edificios, salones de clase y entre estudiantes; todos me miran incrédulos a lo que sucede, unas pequeñas gotas de sudor caen por mi frente, si, voy atrasada a mis clases como de costumbre y no puedo llegar tarde porque el maestro revisara una tarea importante.

Con casi diez minutos de retraso llego al salón, mi sorpresa fue grande cuando vi que todos estaban de pie. El maestro aún no había llegado.

Antes que pudiera entrar a mi salón, una mano sostuvo mi hombro, termine un poco asustada y nerviosa y al voltear mi mirada allí estaba León con su cabello enmarañado y algo agitado.

— ¿Qué sucede León? ¿estás bien?

— Disculpa — extendió su otro brazo y allí sostenía un broche color dorado oscuro, (se me había caído) — se te cayo en las gradas trate de detenerte pero pasaste muy aprisa — llevo su mano a mi cabello y lo coloco algo torpe pero a la vez delicado — nos vemos.

Se despidió sin darme tiempo para agradecérselo. Me sentí avergonzada cuando los chicos de mi salón silbaron y otros salieron con burlas fofas sobre León.

Admito que aquel chico llama la atención de chicas y chicos, es distante a todos. Unos chicos dicen que él fue un gánster en su ciudad otros sin embargo creen que fue el líder de una banda de heavy metal.

Muchas fueron las especulaciones, yo solo lo veo como un chico que necesita amigos pero ¿yo como su amiga? aaa…. Lo dudo, mi voz tiembla solo al estar junto a un chico que no sea Erick.

(…)

Erick pasó la gran parte del día junto a mí. Me ayudo con mi tarea y luego de a ver platicado por algunas horas se quedó dormido en mi cama. Lo miro con ternura su semblante es tierno y carismático. Lo quiero con mi alma pero a la vez no sé qué sucede conmigo ¿porque la mirada irradiante de León está mi memoria?

Me doy un abrazo a mí misma quiero sentir el calor de la protección, quiero sentirme protegida.

Mientras me doy un abrazo fuerte los brazos de Erick me rodean por la espalda y me susurra que todo estará bien. Y es así como lo deseo. Deseo que su protección jamás se vaya que jamás me abandone, sus besos llenaron de calor mi cuerpo y fundidos en uno solo me perdí en su calor.

(…)

Sábado por la mañana

Estoy sentada fuera de mi casa. Es muy temprano. Creo que es al menos las siete de la mañana; el cielo luce radiante, despejado y a la vez unas pequeñas nubes llenan el vacío de aquel cielo azul.

Mi cuerpo volvió a sentir aquel miedo que trate de huir de mis sueños. Malditos sueños que aún siguen llegando a mi memoria. Mi madre en un comentario dijo que todo eso era algo psicológico y que no me deje llevar por lo que mi subconsciente sueñe pero como puedo dejar pasar por alto aquellos sueños, aquellas imagines tan crueles y vacías, aquel lago lleno de recuerdos, promesas que ya no forman parte de mi realidad que ya no son parte de mí, que son los desechos de mi alma. Pero cada vez sentía que todo eso giraba a mí alrededor sin motivos sin gracia solo causándome miedo y agonía al despertar.

Sentí el vibrar de mi celular y un mensaje muy particular y curioso había llegado.

— León: “Hola, espero que hoy no pierdas tu broche, hasta pronto”

Me saco una sonrisa tímida, es la primera vez que sonrió de aquella forma y ¡alguien lo noto!; Erick me vio sonreír y sus preguntas no se hicieron esperar.

— Vaya ojala sonrías así por mí — su voz sonó algo dura.

— ¿Porque lo dices? — soné nerviosa

— ¿Dame tu teléfono?

— Pero porque, dime que hay de malo en que yo sonría por algo.

Luego de algunas preguntas tomo mi teléfono y leyó algunos mensajes pero el que más lo consterno fue el de León. Al final termino por borrar su número.

Caminábamos en silencio, él llevaba un balón de futbol y al llegar a la cancha León se encontraba allí con sus compañeros del salón.

El juego empezó y con nervios miraba como sus cuerpos chocaban con furia tras de un balón hasta que sucedió lo que más temía.

León y Erick se chocaron y ambos se pararon como fieras en medio de una batalla. Mi sangre se helo cuando Erick golpeo a León en el rostro y sus compañeros se metieron en medio de una pelea inicial.




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