El Llanto De Las Estrellas

Capitulo Once — Efímero

Cuan absurda puede ser la dicha y la desdicha; mire sobre mi hombro y note que el pasado y el presente se cruzaban insistentemente, alterando cualquier decisión que tomara, buena o mala, pero ninguna era la correcta ninguna podía llegar a ser la decisión que tanto anhelaba.

La paz y la armonía de mi corazón habían desaparecido hace mucho tiempo; mi corazón era un vuelco de sentimientos iracundos, tristes, ira, rabia, dolor…

Un sinfín de sentimientos. Llevo mis brazos hasta mis hombros y los abrazo con fuerza, rezo con la esperanza de que todo el dolor se ira o es lo que creo.

Tomo mi teléfono y al ver la hora me apresuro arreglarme y así ocultar las ojeras que marcan mi rostro. Sonrió ante el espejo; mi sonrisa de alguna manera había sido graciosa para mi familia y coqueta para mis amigos, decían que era lo único real en mí y yo sin palabras, no sabía cómo responderles.

Había transcurrido casi un mes desde que Erick dejo de buscarme o llamar, apenas y lo veía en la universidad, apenas y él cruzaba la mirada conmigo, León por su parte se mostró distante y casi silencioso en el club de literatura. Descubrí que sus calificaciones estaban descendiendo gradualmente y que tendría que dejar la universidad, quise hablar muchas veces con él pero también llego a evitarme a cierto grado que dejo de importarme. Me sentía vacía y hueca.

El desayuno fue largo y silencioso como todas las mañanas, mi hermano comía cereal y mi madre hablaba sobre los problemas políticos del país — Puro retumbar sin sentido —, mi madre no tomaba importancia a mis comentarios pero sé que en el fondo pensaba lo mismo.

Tome mi abrigo y decidí hacer de mi día una fábula, aventurarme a lo desconocido. Salí de mi casa, el clima era frio como de costumbre pero poco a poco iba descendiendo la temperatura. Seguí en mí andar con normalidad pero allí estaba, llevaba un abrigo color verde con un borde de lana.

— ¡Hola! Es un día algo frio verdad — sonrió a medias —, ¿quieres ir por una bebida caliente? —. Lo seguí con la mirada, insegura, temerosa apenas pude darle una respuesta.

Erick se limitaba a verme y solo caminaba con sus manos dentro de su abrigo, cada vez que hablaba se refería al porque podría hacer tanto frio, pero llego hasta un punto donde hizo la pregunta que más temía.

— ¿Me amas? Quiero saber tu respuesta, quiero saberla antes de tomar mis propias decisiones.

— Me chantajearas con alguna de tus boberías — una parte de mí se sintió eufórica, pero a la vez me atemorice, temí que reaccionara ante mi cuestionamiento.

— ¡No!, no lo haría, no debería hacerlo. Pero deseo saber si aún puedo llegar a ti, enamorarte mi niña querida, — esboce una sonrisa pero la oculte inmediatamente. — Perdona ciento que fui algo cursi con mi comentario.

— Estoy confundida, estoy sin una respuesta, quiero que dejaras esos vicios tan descarados que tienes.

— Lo sé, lo intentare cada día, pero quiero aun estar contigo.

Platicamos por un largo tiempo y de pronto comenzó a llover, regrese a mi casa, no le permite que me acompañara solo lo deje y volví. Nadie creería que algo estaría mal o que las cosas empeorarían más, no lo sé, ya ni se por qué tantas veces me cuestiono sobre las cosas que me rodean.

Como no importa ahora, solo me encerré en mi habitación y con la música que había colocado en spotify hacia vibrar mi habitación, mis lágrimas se habían detenido e ideas infames bordeaban mi mente. Debía volverá la universidad y olvidar todo, talvez necesite empezar de cero, con nuevas ideas, nuevos pensamientos.

***

Llego lunes como un rayo de luz, y literal había sido un rayo de luz, pues el fin de semana no había parado de llover y los días cada vez se mostraban tristes, pero lunes el día que todos odian estaba tan despejado que no pareciera que una tempestad azotaba la ciudad.

Me puse la mejor ropa que tenía en mi armario, y salí a toda prisa quería empezar un día perfecto, nada haría que este día se arruinara. Evitare encontrarme con todos mis conocidos y en clases solo actuare de la forma más calmada que pueda, y luego al salón de literatura, robare algunos libros y huiré.

Es todo lo que había planeado pero nada salió como desee, me encontré con Erick en la entrada de la universidad y el aun esperaba una respuesta pero evite confrontarlo. León, por su parte no daba señales de vida así que estaría tranquila.

Las clases no estuvieron tan mal, ¡nuevos temas! y las chicas de mi salón casi ni se inmutaron por mi presencia. Así que no tendré contratiempos en el salón de literatura.

Camine hasta el salón, y note que los miembros del club postergaron la reunión por exámenes de su catedra. Yo sin embargo aproveche en irme a la biblioteca. Al ingresar solo había dos chicas concentradas en sus tareas. Fui hasta la sección de arte e historia y me refundí en sus libros.

Después de una larga hora volví a ponerme de pie y fui hasta el estante de los libros. Allí parada no me percate de la presencia de un chico.

León me observaba y al percatarme me quede en silencio.

Se acercó hasta mí y sin palabras en sus labios me abrazo y con un largo beso que llego tan oportuno. Un beso tan húmedo que hizo que mi mente revoloteara y mis pensamientos se fundieran en ideas alocadas pero cuando quise evitar que todo siguiera. León me tomo por la cintura y me coloco contra el estante, levanto mi falda… lo sentí, se encontraba tan excitado que lo deje seguir. Sentí como entraba en mí, cerré mis ojos y deje soltar un leve gemido, mi cuerpo se estremecía con cada movimiento, mientras sus labios besaban mi cuello.




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