El lobo de las sombras

Capítulo 3

UNA NOCHE EN EL BOSQUE

  

     —Vamos, has vivido toda tu vida en éste pueblo. No hay miedo al que no hayas experimentado antes. —Vincent murmuró a mitad del camino riendo de cómo Glynne titilaba de frío abrazándose así misma con una expresión terrorífica.

    Esa misma noche, después de las clases del instituto, a Caleb se le había ocurrido la gran idea de continuar con su investigación del misterioso loco que estaba relacionado con los animales muertos en las orillas del bosque, así que le dio por entrometerse más a fondo. En el interior del bosque.

    —Casi llegamos. —afirmó éste con el celular en manos.

— ¿En serio Caleb? ¿Gps? —Julie masticó su goma de mascar y rodeó los ojos cruzando sus brazos mientras caminaba con el chico detective.

   Mientras tanto, Kailan se sentía extraña en medio del lugar, observando entre los árboles algunos cuervos, algunos charcos entre el camino, el olor a tierra mojada que se metía en sus narices, y el presentimiento de que algo iba a ocurrir. Miró hacia arriba en el cielo, donde los relámpagos se divisaban, y sin embargo, la lluvia había disminuido en ligeros chubascos que el aire volaba…

   —Bien, ¿exactamente qué es lo que buscamos? —habló Julie nuevamente.

—Al Hombre Del Bosque —respondió Caleb mirando el móvil.

  —Por favor, alguien dígale que lo que buscamos es imposible de encontrar. —se dio la vuelta caminando de espaldas, extendiendo sus brazos como seña de burla hacia los otros chicos.

   Pero como sí la naturaleza misma hubiese escuchado las palabras, el viento comenzó a soplar en una dirección zigzagueante. Los chicos se pusieron alrededor formando un  círculo mientras el aire levantaba las hojas y la tierra les caía en los ojos como si se formaran torbellinos de polvo.

   Y de pronto, como si el llamado de un rugir hubiese puesto la atención en los chicos, una sombra dispareja salió de entre las sombras, con niebla grisácea a su alrededor. Cuando tal silueta se desvaneció, y reapareció entre otro lado del bosque que los rodeaba. Guardaron silencio, y de repente, el rechino de un caballo se escuchó a lo lejos, causando una sensación horripilante en sus miedos.

  La oscuridad comenzó a apoderarse cuando algo arrastró a Kailan de los brazos apartándola del resto, cual neblina los cubrió completamente sin visión alguna.

     Intentó gritar, cuando por sí mima escuchó las voces de sus amigos que se alejaban más y más de ella.

    Sintió unas manos que la rodeaban y seguían arrastrándola, mientras una mano cubría su boca, ella seguía sin poder ver nada.

   Luego de ello cayó al suelo por intentar zafarse, encontrándose con un chico ante su mirada.

   — ¿¡Quién eres!? —comenzó a gatear hacia atrás, apretando su boca con terror. Buscando cualquier objeto para defenderse.

—Escucha —habló, pero no pudo continuar cuando ella le interrumpió.

  —Tu voz —dijo—. Tú eres…

—No hay tiempo para hablar de lo que pasó entre nosotros. —se apresuró a decir—. Necesitamos salir de aquí cuanto antes.

  —No pasó nada entre nosotros. Y no, no iré contigo. —se le quedó mirando, cuando él le extendió la mano para ayudarla a levantar—. ¿Qué crees que haces?

—Se le llama extender mi mano para ayudarte a ponerte en pie.

   Sin más interrogatorios por ahora, Kailan tomó su mano y se puso de pie. Encontrándose a la altura de éste. Ella apartó la mirada.

  —  ¿Quién carajos eres?

— ¿En serio quieres ponerte a conversar para conocernos mejor?

  — ¿Qué? Ni siquiera te conozco. —comenzó a sacudir sus pantalones.

—Bien, entonces no es necesario.

  —No iré contigo. Ni siquiera sé tu nombre.

Él rodeó los ojos.

  —En serio, no iré contigo.

Se quedó mirándola. Ambos retándose con la mirada.

 

 

 

          Harry guiaba a la chica en el bosque mientras buscaban a los otros, quien aún, él no tenía ni la menor idea.

       —Dices que tu manada está perdida. —comentó mirando hacia al frente.

—Amigos. —corrigió—. Aún no puedo creer que haya venido contigo.

Lo miró de reojo.

      —No decías eso cuando bailaste conmigo en la fiesta. —sonrió divertido.

— ¿Qué? Yo no baile contigo. —corrigió nuevamente, molesta—. Tú me obligaste a bailar.

     —Ahora resulta.

—Te recuerdo, que me arrastraste entre tu manía de “chico misterioso” —hizo señas de comillas con sus dedos.

     —Vamos, sabes muy bien que te creíste todo el cuento del intrigante enmascarado.

—Que resultó ser un baboso vestido de loco encapuchado que mata animales y anda de vago por el bosque de un pueblo que se cree todos los rumores del mundo.

   Harry soltó un bufido sarcástico, muerto de la risa por dentro.

— ¿De qué hablas? —se detuvo riendo a carcajadas por la expresión de la chica, cruzándose de brazos.

   —Acaso… —se detuvo al caer en la cuenta de que lo que decía era ridículo—. Olvídalo. Sólo quiero encontrar a mis amigos.

   Continuaron caminando el resto del camino en silencio, cuando a Kailan se le ocurrió decir algo más.

   —  ¿Cómo es que dices que te llamas? —preguntó como si Harry le hubiese dicho su nombre antes pero por casualidad ella lo olvidó.

—Nunca te dije mi nombre. —balbuceó divertido aún—. Muy ignorante de tu parte.

   — ¿Quieres hacerme sufrir o qué? Hacerme la vida imposible no te funcionará. No conmigo.

—Claro, porque te importo tanto que te hago sufrir. Me ha quedado claro tu punto de declaración.

  —Tú no me importas. — Aclaró, cuando inesperadamente Harry se dio la vuelta para mirarla a la cara.

Él enarcó las cejas haciendo que se pusiera nerviosa mirando sus ojos.

    —No sufro por nadie. Y te acabo de conocer. Eso no significa que sufra por alguien a quien no conozco. No te conozco, en absoluto. —aclaró, cuando él se acercó más, provocando que ella se abrazara más con sus brazos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.