LODERN
—Cuando recién había escapado de la dimensión, un portal se abrió. Antes de irme, decían que la única forma de pasar al mundo humano era a través de la mansión Lohe, de donde vengo. —explicó Margaret—. Pero yo usé a uno de mis compañeros, otra arma. No pasó las pruebas, le destinaron como fallo y al final… Lo mataron.
Harry guardó silencio, como en honor a su amigo, aunque nunca lo conoció no quería imaginarse lo terrible que debió haber sido.
—Lo siento. —dijo.
—Estaba aquí… —se detuvo de la nada, reprochando de enfado por no haber encontrado nada—. ¡Maldita sea!
Harry miró hacia sus lados, y a su lado derecho observó una luz rojiza. Como un láser, pero sin proyectarse en su cuerpo.
— ¿Qué es eso? —se preguntó, cuando Margaret se dio la vuelta, y dándose cuenta de lo que era apartó a Harry con su brazo y se puso adelante de él.
—Nos han encontrado. Si tienes forma de transformarte, te recomiendo que lo hagas ahora mismo. —le miró de reojo, sin perder la vista en el punto rojo.
— ¿Qué son esas cosas? —había gruñido éste, ya transformado en lobo.
—Las vi en las afueras de la mansión. Son como las mascotas de los encantos. Es como si estuvieran ligados a su magia. Parecen ser sus perros guardianes, sólo que distorsionados como híbridos. Primero ves sus ojos rojizos, como si fueran las capuchas, pero empiezan así por una razón. No te des la confianza de ser amigable.
—El día en que decidí que Harry te conociera, supe que estaba haciendo lo correcto. —dijo Fadregre, mirando a la chica poseída—. Porque fui inteligente en saber que si te amaba, tendría que elegir entre tú y yo.
No pudo evitar notar que la Kailan no podía escucharle, pues en su estado actual era algo imposible…
—Entonces, si se enamoraba de ti, su vida sería peor de imposible. —sonrió—. Es sólo que mis planes… Nunca fracasan. Y con Carowkrele huyendo… Siento que será mucho más difícil ganar ésta guerra…
Kailan se quedaba quieta, incluso como una muñeca de trapo.
—Lo he vigilado por años… Y su atracción me ansia. —se miró al espejo, detrás de la chica. Sabiendo que esa belleza había desaparecido de ella, y que ahora se encontraba muerta. Ahora no había competencia—. Pero a pesar de que soy una bruja que engaña, a mí él me engañó. Y eso me atrajo aún más. La manera en la que pudo usarse en mi contra… Es impresionante como las… criaturas humanas aprenden de inmediato a dominarse por sí mismas. En cuanto nuestra especie, se necesitan años de entrenamiento. Y aun así nos falta mucho por aprender…
La voz de la bruja resonó en sus oídos, en el muy profundo sentido que arrimaba en su mente Kailan podía tener una mínima de idea de lo que ocurría. Era un posibilidad casi imposible. Algo que ella misma no podría dominar sola.
— ¡Ger Fadregre! —había gritado la voz parlante de un caballero en la puerta.
La bruja se dio la vuelta, encontrándose con su seudónimo de venganza.
—Demarco —dijo sorprendida—. ¿Qué haces aquí?
—He venido para la guerra que se avecina. —sonrió, a través de su hermosa boca que para Fadregre antes había sido atractiva.
— ¿Pero cómo has logrado… atravesar…? —siguió preguntándose, boquiabierta tomó la mano de Kailan.
—Se te ha olvidado el poder de mi padre —la bruja comenzó a ver sus ojos, que se convertían en un blanco neón, como si una luz celestial invadiera su aura. Pero en ese caso, sólo había oscuridad…
—Mis guardias…
—Han sido… comidos, por así decirlo. Sólo han quedado huesos. —se acercó a ella, retirando su mano de la encapuchada, y torciendo su muñeca hasta quebrarla. La bruja se retorció de dolor y cayó al suelo—. He venido por ella. Mi padre hubiese estado orgulloso de ti sino hubieras defraudado todo…
—Recuérdale a tu padre que fue Envalay Hard quien cometió todo esto en su maldito mundo. —masculló con rabia desde la posición en la que se encontraba.
—Tú y Envalay no son rivales para el verdadero enemigo. —aclaró con firmeza, subestimándola por completo.
— ¡No tendrás a Harold Ward! —gritó a sus espaldas, donde las puertas se cerraron tras ella, y sus gritos sónicos que en cuestión de segundos, convirtieron su propioa cuerpo en neblina oscura. Y de ella, sólo cuervos invadiendo la habitación.
Tras las cortinas de una niebla blanca, se encontraba Harry. Estaba en el rincón de un cuarto oscuro. Abría los ojos poco a poco. Delante de él parecía haber alguien. Unos zapatos oscuros, una capucha y unos ojos rojos le extendían una botella con un líquido rojizo.
Él seguía preguntándose para qué servía. Si acaso era la cura. De qué estaría hecha para poder destruir a su enemiga.
Harry extendió sus brazos y la tomó. Sosteniéndola entre sus manos, divisó que estaban repletas de tierra, y que al mirar al ser, se dio cuenta de que él no estaba con nadie. Él estaba sólo. Así trabajaba. De él comprendió que la traición existía, desde ese momento en el que la ayuda le serviría. Que era mejor estar solo que estar con gente que le sonreía, y que por detrás, lo apuñalaban por la espalda.
Se dio cuenta de que el Hombre Del Bosque se estaba marchando, y que tras él, de una manera extraña las velas se encendían.
—Hey —vio a Margaret acercarse—. Nos han raptado. Hemos estado dormidos por mucho tiempo.
En ese momento, Harry se había transportado a otro mundo, aquel que le llamaba Lodern, el mundo que había sido arrasado por la destrucción. El mundo por el cual su madre había luchado, por el que todos pensaban gobernar.
Había pensado que ese mundo había sido destruido por completo, hasta que por fin lo había logrado. Sin haber tenido que planearlo él mismo. Las mismas sombras lo incrustaron en la aventura.