El lobo de plata

Primer y único capitulo

(les recomiendo escuchar la canción para mejor estar mejor ambientados) 

Todavía recuerdo el día en que me perdí en el bosque, estaba asustado, pensaba que moriría sin que nadie se percatara de ello, la tormenta no cesaba y el frió no parecía disminuir, sentí que padecería o moriría de hipotermia, no obstante; una criatura me encontró, si no fuera por su misericordia, hubiera muerto, y ¡no solo eso!, jamás hubiera entendido... el sufrimiento que ocasione a miles de animales, a mi propio planeta, y todo...por egoísmo.

Mi nombre es Daniel...y esta es mi historia.

Fue en un otoño del 2004, ese día mis padres me enviaron a buscar frutos rojos para elaborar malteadas, los venderían en su famosa tienda del condado, a mí me daba igual su tienda, pero aun así me obligaron, y lo peor de todo es que se avecinaba una gran tormenta al atardecer, ¿vaya padres no? Me puse mis botas de montaña con suma pereza, mi chaleco contra la lluvia, salí de casa, y emprendí mi "aventura".

Pero bueno, paso lo que tenía que pasar, ¡me perdí!, apenas era un niño de 14 años, y ¿que se esperaba de un mocoso de esa edad? Me quede al lado del tronco de un árbol, llorando el nombre de mis padres, ya había obscurecido, y la famosa tormenta había comenzado. Sentía como la sangre desaparecer de mi cara, quizás debido al frió, mis manos no me respondían del todo. Mis uñas estaban moradas, no podía ver nada...el agua al caer, no favorecía a mi visibilidad, no era posible que pudiera moverme con destreza, al menos no por el momento, intente levantarme, más mis piernas estaban entumecidas, no había forma de volver a casa, moriría esa noche.

—¡NO QUIERO MORIR AQUÍ! ... ¡DEBO LEVANTARME!— repetía en mi cabeza sin cesar, intente gritar, pero solo se escapaba de mi garganta un horrible ataque de tos, mis bronquios se estaban cerrando.

El frió me debilito, por ende caí al suelo apenas trate de caminar, y justo antes de que mis fuerzas me abandonaran, una figura apareció ante mí, solo podía ver una silueta, la cual parecía ser la de un... ¿UN LOBO? No tuve fuerza de reaccionar ante esa imponente bestia, solo sentía como mi universo de esfumaba, lo único que alcance a ver con detalle, fueron los ojos de tal bestia, ¡grises... sus ojos eran grises, tan brillantes como una sortija de plata!

 sus ojos eran grises, tan brillantes como una sortija de plata!

¡¡Que hermosos ojos!!

Y en un instante, pase de estar en la infinita obscuridad, a sentir nuevamente como algunas gotas de lluvia golpeaban mi cara, logro entreabrir mis parpados con pesadez, y lo primero que veo con mi vista borrosa, fueron esos mismos ojos plateados. Me incorpore de golpe, para luego retroceder asustado, ¡era un lobo! Quizás me arrastro hasta su cueva para devorarme, era lo más lógico.

La bestia me observaba con esos penetrantes ojos plateados, resoplo... me dice: No temas humano, no tengo intenciones de devorarte, pero no esperes más ayuda de mí, considérate afortunado de que me haya tomado la molestia de traerte a mi refugio. Mi cara de asombro no tenía nombre, no sé cómo no grite o salí corriendo, mi instinto fue contestar.

Si no quieres devorarme bestia... ¿entonces, porque me salvaste? pregunte, pero no estoy seguro siquiera si me entendió, mi mandíbula temblaba, al igual que todos mis músculos.

aquella imponente criatura no me respondió, pero se limito a gruñir, y lanzarse sobre mi tembloroso cuerpo, como si fuese a devorarme.

se notaba molesto, pero mas allá de enfado, excretaba un aura deprimente el cual apestaba a perdida. A través de sus ojos penetrantes me transmitió su desesperación por algo que no comprendo del todo, ¿que quiere de mi? ¿porque me salvo? ¿sera por misericordia? si hubiese querido comer mi carne ya lo hubiera hecho... ¡espera! ¿acaso fue esa una lagrima caer de sus ojos?

el momento en el que me percate de aquello,  finalmente entendí, que lo único que quería, era proteger a los suyos, el miedo que se disparó por todo mi cuerpo, desapareció. Le mire con atención, y note, que en realidad, aquel lobo no solo estaba molesto, si no desesperado, no pude ser capaz de siquiera contestar. La bestia de plata dejo de rabiar, es posible que pensara que no soy una amenaza como creía, así que se separó de mí, sin dejar de observarme.

Me incorpore nuevamente, sentía que poco a poco recuperaba mis fuerzas, esa criatura parece estar muy molesto conmigo o más bien con mi especie. No quería hablarle, podía que alguna palabra le resultara ofensiva y terminara por atacarme, así que me limite a observar el entorno hasta que algo llamo mi atención...

¿Una hacha?, me pregunte al mismo tiempo que extienda mis dedos para tocarla

lo entiendo... yo también suelo guardar aquellos objetos que al verlos me recuerdan algo que jamas debo de olvidar, como fotografías o trofeos, pero aquella criatura, guardaba esa arma para jamas olvidar la naturaleza de aquellos que le arrebataron su familia y su hogar.



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En el texto hay: animales, naturaleza

Editado: 24.01.2019

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