El Lobo y el Hechicero

El pasado siempre regresa

Charlie

No hemos avanzado nada, nada en todo un mes y el asesino sigue con las suyas, ha asesinado a pocas personas y en ese tiempo ni la policía ni nosotros ha concluido nada. Lo único relevante es que Dante vive con el señor Valentine y su nueva habitación es muy grande, fuera de eso ha sido una completa pérdida de tiempo rellena de exámenes difíciles y estrés por montones acerca de Alec. Sigo pensando que me he confiado demasiado de él, ahora mismo estamos haciendo un picnic en el bosque para, al menos, fingir que estamos usando el tiempo de manera provechosa.

— He pensado en decirle a Danna que me enseñe algunos hechizos, sé que los cazadores podemos manejar la magia —Danna no tiene todo el tiempo del mundo y hemos avanzado gracias a ella, sin embargo, ella no puede salvarnos el pellejo todo el tiempo.

— Sabes bien lo que opino de eso…

— ”Un cazador debe comprometerse con su propósito y no cegarse con la ignorancia mundana” —se ve forzado a hablar con Dante, aunque sea a regañadientes, con el profesor Valentine y Sheppard no le queda opción por ser mayores.

— Exacto, no hay que morder más de lo que puedas masticar, mucho menos si te aleja de lo que es un cazador.

— Quiero hacerlo para avanzar con esto, ya van cinco víctimas más y no hemos avanzado.

— Lo haremos como cazadores —tiene una obsesión con ser cazador y todo esto, ni yo he llegado a este nivel, lo que él no sabe es que tengo que verme con Danna a las 5, hará un hechizo especial para llevarme a la época de la cacería.

— ¿Sabes algo? Deberías relajarte, no hay nadie aquí observandote, ya has visto que los míticos no son malas personas.

— Lo sé, pero como cazador…

— Como cazador debes garantizar la seguridad de los humanos, nada más, ya todos sabemos que los míticos no son el verdadero enemigo, esos son los demonios.

Me paro y me voy sin más, me mata que Alec siga con eso, cada vez que pienso que ya se le ha pasado vuelve a lo mismo y me cansa. Y él, como un buen obsesivo, me sigue intentando demostrar su punto. Lo raro es que me besa de la nada, ni siquiera sé por qué lo haría si hay otras formas de detenerme, algunas más violentas que otras. 

— ¿Y eso a que va?

— Por favor, quédate, no quise enojarte —otro chantaje, además, no soy su pareja ni nada—. Solo quiero que nos mantengamos fieles a lo que somos. 

— Yo soy fiel a quién soy, un cazador con una vida mundana, no tengo que cambiar para que no hagas tus berrinches. 

— Somos cazadores… 

— Sí, claro que lo somos, pero no del mismo tipo —sigo con mi camino, Alec limpiará el resto porque lo merece—. Y si me vas a besar, hazlo por una buena razón. 

— Está bien, somos dos cazadores diferentes, lo entiendo, venimos de mundos distintos. 

— Ya vas entendiendo, y si seguirás aquí tendrás que soportar verme con míticos cerca de mí, son mi familia y mis amigos por más que lo detestes. 

— No los odio, solo… 

— ¿Sólo qué? Sigues siendo cortante con Dante, intentas apartar de tu vista a Sheppard y te da asco que me junte con una hechicera sin importar que ella nos lleve a un punto clave. 

— Es que no entiendes, fui criado para desconfiar de ellos, mi vida está llena de cazadores, solo de ellos. 

— Lo sé, claro que estoy consciente de ello; pero podrías mostrar un poco de educación y tratar como personas a los míticos que te cuidan el trasero. 

— No lo hacen. 

— Díselo al profesor Valentine, el hechicero pudo haberte torcido el cuello sin problemas y sin embargo tu profesor y el alfa de la ciudad decidió protegerte a ti, un cazador, en lugar de sacrificarte y proteger solo a su beta.

— Fue una excepción. 

— Iré con Danna para que haga el hechizo del tiempo, ¿Vienes o no?



 

Alec decidió quedarse, bien por él, estaría de pesado dando sermones innecesarios. Me dejé llevar por la emoción del momento porque no ha sido alguien de fiar, solo que no he encontrado la manera de sacarlo de una buena vez.

Danna y yo estamos en su jardín, sus padres trabajan y eso significa que ella tiene toda la tarde libre para practicar hechicería. Lleva jeans deslavados, una camisa celeste y ha dejado su afro con extensiones rosa suelto; pocas veces la he visto sin el cabello bien arreglado como si un especialista la peinara.

— Dime qué precio tengo que pagar. 

— Ninguno. 

— ¿Ninguno? Habías dicho que este tipo de hechizos eran complejos y necesitan sacrificios. 

— Sí, pero este no lo necesita porque es simple, siempre y cuando no metas la pata. 

— No distorsionar la realidad. 

— Mantente como espectador, tu conciencia viajará al cuerpo de tu ancestro más cercano a la época; puedes controlarlo, pero no lo hagas si no quieres desaparecer de la existencia. 

— Que esperanzador.

Dante y Oak, beta hermane de Dante, llegan a tiempo para verme recostarme en una manta a la mitad del patio. En un parpadeo ya estoy en una casa que para ser contemporánea de la cacería de brujas se ve desgastada. Al lado yace la esposa de quien es mi ancestro, una mujer rubia con ojos verdes. Me levanto y me visto, intentando mostrar la menor cantidad de piel, estamos en la época del puritanismo; no sé cómo, pero en un parpadeo paso a estar en lo que parece ser la antigua corte de Northwest Point, ahora ya hecha un museo irreconocible por tantas reparaciones. Casi todos lucen igual que yo, con esos trajes oscuros, solo que yo me cubro la mano, seguramente ahí está la marca de su habilidad única (sabía que la tenían difícil, cualquier marca era vista como evidencia de un pacto satánico).




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.