El lord de las estrellas (gay).

001: Darius.

 

13 de mayo de 2048.

Revisé cuidadosamente el horario de los velobuses, al parecer, la Agencia de Orquídea están esperando arrancar mañana a las seis a Caracas. No tardaríamos en llegar, ya que un velobus suele demorarse como unos treinta minutos desde Maracay hasta la capital ―sin olvidar que no estaba muy lejos―, tendré que aportar para transporte, porque nos llevarán en el velobus más lujoso que hay.

―¿Tan emocionado estás que no te puedes quedar quieto? ―reprendió mi compañera de apartamento―. Estás dando tantas vueltas que me estás mareando, Dari.

―No puedo evitarlo, Bárbara ―Me tiré en el sillón―. No se ve una nueva raza todos los días. Los medios de comunicación son egoístas: no quisieron mostrar su rostro, lo censuran.

―Tal vez quieren que sea una sorpresa, o es tan feo que no quieren causarle pesadillas a los niños sensibles y mimados ―comentó mientras intentaba arreglarse su cabello―. ¿Cómo era el nombre de su especie?

―Blodmiz, proviene del planeta Blodterra.

Wuao, eres todo un friki de los extraterrestres, Dari. ―Ella se miró al parespejo: un espejo que recubre toda una pared― Si te encuentras al lord Blodmiz, no lo asustes con tus maricadas de extraterrestres.

―¿Lord?, ¿no es más fácil decirle señor?

―Suena más elegante. No te emociones cuando lo veas, lo asustarías; asustas cuando te emocionas. Menos mal que lo verás desde lejos.

Yo detesto admitir en que Bárbara tiene razón: doy miedo cuando no controlo mi emoción, a veces actúo de manera extraña, tanto que yo mismo me avergüenzo de solo pensarlo.

―En fin, ten cuidado ―advierte ella―. Si tu industria da una fiesta, intenta no acercarte a tu productor, incluso si te invitan a beber, no lo hagas.

―Bien, tendré cuidado.

Entiendo la mala experiencia de Bárbara en la industria del modelaje: ella fue drogada e intentaron abusar de ella, tuvo la suerte de que su mánager se percató de su ausencia y la salvó de esa situación; después de eso, ella presentó su dimisión y los hombres que intentaron abusar de ella fueron arrestados.

Ella se sentó a mi lado con las piernas estiradas y con una posición incorrecta para sentarse, es como si se estuviera acostando. Recuerdo que cuando la conocí era súper delgada, ahora pesa sesenta kilos.

―¿En qué puesto estás de belleza en Orquídea?

―Soy el cuarto puesto.

―Te felicito, ya no estás en el quinto. ¿Antonio Bolívar sigue siendo el primer puesto?

―Antonio Bolívar sigue siendo el primer puesto. Él es tan chévere, si él me hace una propuesta indecente, no le negaría ―dije con cierta diversión―. Se dejó crecer el cabello.

―Debe estar más bueno que antes.

Antonio Bolívar, ―quien es conocido como Nix en la industria―, es un modelo que nació ciego, a diferencia de otras personas ciegas, él no tiene intenciones de ver, ya que esos lentes especiales son costosos y no mostraban cómo era verdaderamente los alrededores.

―Lo está, muchas empresas y marcas lo contactaron.

―¿Irá a Caracas con ustedes?

―Sí ―dije con desgana, a pesar de que me emociona ir.

―Me imagino que muchos querrán sentarse con él o hablarán mal a sus espaldas, la envidia es algo muy peligroso y lo digo por experiencia propia. ¿A Antonio no se le subió la fama a la cabeza?

―No, aún no, sigue siendo muy agradable.

―Vaya, qué humildad tan resistente. ―Sacó un espejo expansible de su bolso y un hidratante labial―. ¿Quieres? Tus labios se ven resecos y tienes que lucir espectacular mañana, si no quieres que Sofia te regañe.

―Gracias. ―Recibí su hidratante y lo unté en mis labios―. Mañana la sesión será en la flora de Miraflores, dicen que el presidente hizo plantar muchas orquídeas, supongo que es para que las fotos se vean autóctonas.

―¿Aún siguen con esa costumbre que a partir del quinto puesto las fotos se distribuyen a Estados Unidos?

―Sí, aún siguen con esa costumbre, Orquídea quiere que sus modelos se esfuercen cada vez más, aunque van a reducir las posibilidades hasta el puesto cuatro o tres. Tendré que esforzarme para que mi sueldo no decaiga.

―Oye, cambiando de tema, ¿no quieres pasear por la Plaza de Toros? ―sugirió.

Recuerdo que la madre de mi padrastro nos contó a Iris y a mí: que esa plaza era visitada por toreros de España, hasta que la plaza se convirtió en un museo de obras de arte, como esculturas; pero, aun así, no dejó de llamarse la Plaza de Toros.

―No tengo ganas de salir, quiero conservar mi energía hasta mañana. Ya tuve suficiente con trotar a los alrededores.

―Qué ladilla contigo, ¿quieres ver películas viejas?

―Apoyo ese plan.

Por mucho que la tecnología haya mejorado para la producción del séptimo arte, pocas producciones fueron buenas o reconocidas, ya que hubo muchos remakes, como si no tuviesen más ideas en la cabeza, también muchas historias de romance con un bad alien y pensar que ya los bad boys y las conductas sexistas habían quedado en el pasado, siempre había como una pequeña sepa vigente en este mundo.

―¿Qué quieres ver?

―Titanic.

―¿Otra vez?

―Leonardo DiCaprio estaba bello, si estuviera vivo le pediría un autógrafo.

―No te voy a negar eso, estaba guapo en su juventud ―admitió ella― La actriz de Rose era muy bonita también.

Bárbara presionó el botón para encender el televisor translupantalla, y se metió a Netflix; se acercó a la pantalla y tecleó en el buscador a Titanic, ignorando por completo las series y películas nuevas que le hacían publicidad. Según las noticias: Netflix iba a ser comprado por la compañía de Programatic Inc., asegurando que lo iban a mejorar y hacer una sección de consumo crítico y que sus películas con parejas tóxicas del pasado o con temas delicados tendrá una sección de advertencia para que los más jóvenes ―y estúpidos― no lo malinterpretaran.




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