El lord de las estrellas (gay).

009: Promesa.

La declaración de Musa hizo que estuviese en shock, ¿de verdad hice eso?, no recuerdo nada, intento buscar en mi mente esa imagen, pero tal parece que mi cerebro lo borró por completo, sé que soy un fanático de los extraterrestres, pero nunca consideré en besar alguno. Me siento como un acosador sexual.

―¿De verdad lo hice?

Él asintió. Me siento cada vez peor.

―Lo siento mucho, estaba muy borracho en ese momento, supongo que actué sin pensar ―intenté justificarme.

Él me miró como si no comprendiera, lo cual me hizo sentir un poco incómodo, tal vez no entiende del todo sobre las costumbres humanas.

―¿Besas a las personas cuando estás borracho?

―No… Generalmente no lo hago.

Es raro que me embriague, suelo tener una mejor tolerancia con el alcohol que la mayoría de mis amigos, tal vez actuar como un borracho anoche me hizo creer que de verdad lo estaba, al punto de tener una resaca. No recuerdo lo que ocurrió después de haber iniciado nuestra plática, es frustrante.

―Perdón por eso ―dije con vergüenza, es raro que me disculpe, suelo ser muy orgulloso.

―No te preocupes, noté que no estabas en tus sentidos. En mi planeta, solo se pueden besar las personas casadas.

Creo que abrí mucho la boca por el asombro, ¿los Blodmiz son tradicionalistas? Oh, no, debí parecer una puta delante de él… o el ser humano en general.

―¿Acaso estás casado?

Si está casado, me sentiré como una paraulata en jaula pequeña.

―No.

«¿Entonces le robé su primer beso? Soy un monstruo sin moral, debo haberme vuelto loco».

―No te preocupes ―habló con toda tranquilidad―. Sé que las costumbres de los humanos son muy diferentes a las de mi planeta, me asombra la manera de relacionarse entre ustedes, los ancianos del Consejo de Blodterra habrían estado horrorizados.

―¿Tú no?

―Solo un poco, aunque me acostumbré después de que metieran a una mujer por tercera vez a mi dormitorio, pensé que era una clase de bienvenida extraña.

―En el nombre de la humanidad, me disculpo, como dije anteriormente: somos imbéciles, a veces hacemos las cosas sin pensar, hasta hacemos chistes crueles y por mucho que estemos en contra no podemos evitar reírnos…bueno, ese es el caso de aquí.

Pareció darle gracia lo que dije, es un alivio saber que no está enojado, verlo sonreír es gratificante, ¿es acaso esa alguna habilidad de los Blodmiz?

En poco tiempo, la mesera llegó con nuestra orden, dividimos el pasticho por la mitad, parece que tendré que sudar de más mañana. Pareció gustarle el platillo y el jugo, creo que comió más rápido que yo, algo que no es muy usual, yo como más rápido que mis compañeros, que alguien me supere es sentir la derrota, pero por lo menos me vence un ser de otro planeta.

―Parece que le echaron mucho queso al pasticho ―comenté en voz baja.

―¿Eso está mal?

―No, por el contrario, es delicioso, que hayan mezclado queso llanero con queso en tajada es lo mejor que han hecho.

Sonó como un tipo de alarma, me confundí por un momento, hasta que él dijo:

―Parece que ya es tiempo de que me vaya, el presidente y el gobernador de Montevideo me deben estar esperando.

Por lo que puedo ver, visita las capitales, aunque no me puedo quejar, ha hecho mucho más que los demás extraterrestres, sé que no es la culpa de los demás, están acostumbrados a un liderazgo para el planeta entero y pensaron que la Tierra también era así.

―Que te vaya bien.

Me sorprendí al sentir su mano sobre la mía, está tibia.

―Intentaré visitarte pronto.

¿Este hombre acaso no se da cuenta de que me está seduciendo?

 

[…]

 

Cuando me reuní de nuevo con mis amigos, no dejaron de molestarme con respecto a Musa, mis otros compañeros me miran de una forma distinta, como si estuviesen tratando con el hijo del presidente o algo así; siempre hemos creído en la superioridad, por lo tanto, el ser humano clasificó a los extraterrestres como seres superiores, y que yo esté involucrado con uno es suficiente para que me miren con otros ojos, el ser humano es interesado en muchos aspectos.

―¿Y de qué hablabas con tu novio de otro mundo? ―inquirió Verónica.

―No es mi novio, además, su gente se besa después del matrimonio.

―¿Y cómo sabes eso? ―preguntó con picardía.

―Soy un friki, ¿lo olvidas?, no subestimes mis conocimientos ―mentí.

Daniel se encargó de ir a mi habitación y de empacar mis cosas en mi lugar, agradezco su generosidad, solo espero que no haya metido nada raro en mi bolso como la otra vez.

―Cierto, por poco y olvido lo friki que eres.

―¿Solo conversaron y ya? ―preguntó Dani―. ¿No dijo algo interesante?

―Solo que me va a visitar pronto, le di mi IP.

―Vaya, las cosas están avanzando bastante rápido ―comentó Vero―. Nunca escuché de un extraterrestre que se volviera amigo de un humano, después de todo, solo nos consideran como herramientas de negocio.

―No opino lo mismo ―dije―. Son seres que no conocen las costumbres humanas y cada ser humano puede tener costumbres distintas dependiendo del lugar del que nació.

―Tienes razón, Dari ―dijo Rosa quien apareció casi de la nada―. Un maracucho no tienen las mismas costumbres que un caraqueño.

―Chamo, ¿estás seguro de que no pasó nada mientras estábamos rascao’ anoche?, a menos que los Blodmiz se saluden atropellándose entre ellos.

―No me recuerdes eso, mamagüevo.

Por poco y se me olvida que nuestro primer encuentro fue lo más vergonzoso que me ha pasado hasta ahora, y eso que he pasado penas innumerables desde el día en que nací, soy un desastre andante, menos mal que mi hermana no heredó nada de eso de mí.

―¿Y Antonio? ―pregunté.

―Toño está en el velobus, se nos adelantó, te sentarás al lado de él de nuevo, recuerda.

―Ni que fuéramos carajitos de primaria ―bromeo.




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