El Lugar más Secreto de mi Alma

Capítulo 10

— Hola, amor... — se acercó a ella y la besó— ¿me extrañaste?

 

— Con desesperación — puso sus brazos alrededor del cuello de Gonzalo—pensé que te habrías olvidado de mí.

 

—Nunca, preciosa, nunca.

 

— ¿Hablaste con tu familia?

 

— Sí y quieren conocerte.

 

— ¿Quieren o les exigiste?— le preguntó preocupada— no quiero imponerme ante nadie. En realidad, creo que podrías darles tiempo para...

 

— Para nada...—le detuvo—van a conocerse y si funciona bien, fenomenal, si no, ya veremos cómo lo resolvemos en el camino. Tendremos una comida familiar y tu estarás allí. Voy a organizarlo todo. Quiero presumirte delante de mi gente.

 

— ¡Ay, por Dios! ¿No crees que sería mejor uno a uno?— replicó intimidada por lo que podría significar.

 

— Todos de una vez. ¡No te preocupes por nada! Te van a amar tanto como yo.

 

— ¡Sí, suéñalo!— suspiró sabiendo que nada iba a ser tan fácil como él sugería.

 

— Preciosa, no sé tú, pero yo estoy exhausto. Quisiera tomar un baño y cenar algo... ¿te apetece una pizza?

 

— ¡Me encanta esa idea! Una ducha y pizza...— lo miró sugestiva—¿podríamos compartir ambos.?

 

— ¡Me encanta cómo funciona tu mente! — la besó apasionadamente y Sofía comenzó a desabotonarle la camisa mientras la guiaba hacia la habitación presuroso.

 

Sofía se encontraba en su guardia, realmente agotada, porque la emergencia había estado atestada de pacientes. En varias ocasiones quiso tomar un descanso para ir a por un café, pero algo ocurría y no lo lograba. Por enésima vez, le sucedió. Cuando salía de la Emergencia con Ana, las llamaron para que se regresaran, porque llegaban pacientes accidentados.

 

Las ambulancias llegaron y bajaron a toda prisa a los pacientes, mientras daban la data del reporte a los médicos.

 

— Accidente automovilístico, dos víctimas, ambos estabilizados —explicaba el paramédico a Sofía— pacientes hombre y mujer, con politraumatismos, la mujer conducía un coche y fue embestida por el hombre en otro vehículo. El hombre, tiene fractura de fémur estabilizada. En la mujer no se observan heridas graves, pero permanece inconsciente. Posible contusión. Hay identificación del hombre. No se encontró en el lugar ningún documento de identidad de la mujer.

 

— Muy bien. Ana, encárgate del hombre, yo de la mujer — Sofía tomó el reporte que le extendía el paramédico, lo firmó y se lo regresó, mientras los camilleros trasladaban a la paciente a una sala.

 

Sofía se dirigió allí, y las enfermeras se apartaron para dejarle paso. Al acercarse a la camilla, Sofía daba órdenes a las enfermeras para exámenes y estudios, y luego se volvió a mirar a la paciente. Al principio, no observó su rostro, sino que se concentró en su condición. Le suministró la atención necesaria, y cuando hubo tomado las medidas inmediatas, observó a la joven. Fue cuando se dio cuenta de quién era la chica, y palideció.

 

— ¡No lo puedo creer... es Lucía! — trató de reponerse de la impresión y fue con Ana María, quien atendía al hombre, y ordenaba que lo llevaran a traumatología para atender la fractura.

 

— ¡¡¡An!!! ¡Que la chica es la hija de Gonzalo! Sigue inconsciente. Ya ordené una tomografía para descartar daño cerebral. ¡Iré con ella!

 

— ¡Claro! Yo te cubro.

 

— Voy a llamar a Gonzalo tan pronto tenga los resultados para tener alguna información para darle. ¡La acompañaré! — llamó a la enfermera— sé quién es la paciente. Su nombre es Lucía Márquez, llamaré a su familia. Voy con ella a Tomografías.

 

Subió al ascensor junto con los camilleros que llevaban a la paciente. Se ocupó personalmente de que le practicaran todos los exámenes y pudo percatarse de que la chica no había sufrido daños permanentes. La inconsciencia se debía a la contusión. La llevó de nuevo a Urgencias y de allí la condujeron a un cubículo. Fue entonces cuando se dedicó a llamar a Gonzalo.

 

—Hola Gonzalo... — no sabía cómo comenzar.

 

— Hola, amor... —la saludó él feliz de escucharla— que raro que llames a esta hora.

 

— Gonzalo, necesito decirte algo. Antes que todo, no te preocupes, ya todo está bien...

 

— ¿Qué ocurre, Sofía?

 

— Se trata de Lucía. Sufrió un accidente y está aquí en Urgencias, pero está bien. Aún está inconsciente. Sufrió una contusión. No debes preocuparte. Estoy con ella y se encuentra fuera de peligro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.