El Mago Oscuro

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-Todavía tengo una duda: si Aldirk es creación de un dios positivo, ¿cómo es que fecundó el mal en él?
-No puedo contestar a esa pregunta, pues no tengo la respuesta, Gabriel. Algunos aseguran que el plan fue gestado por Kalhanor, quizás sea lo real. Quizás no fue Aldirk el que hizo contacto con Kalhanor, sino que fue este quien se comunicó primero con el mago y quien sembró en un principio aquella semilla de maldad que supo ver Dontar.

Don Anselmo hizo otra pausa. Volvió a encender su pipa y aspiró profundamente. Luego continuó:-Cuando Aldirk logró obtener poderes extraordinarios a través de Kalhanor, ya nada lo detuvo y comenzó a crear sus propias criaturas, seres malévolos que ahora sirven a su causa. Por otra parte, la desconfianza, la envidia y el odio empezaron a gestarse en cada ser viviente de la Tierra Primigenia –hasta ese momento un paraíso–, que comenzó a registrar los primeros cambios atmosféricos y la aparición de enfermedades y pestes que diezmaron gran parte de la población. Dontar convocó nuevamente a La Orden de los Cinco en la cima del Danmajera y allí les comunicó que debían combatir contra Aldirk hasta las últimas consecuencias y que debían soportar el asedio de este hasta que él, Dontar, lograse encontrar una solución antes de que el mundo cayera. Así lo hicieron los grandes magos, y cruentas luchas se libraron durante siglos. Dontar, gracias al sacrificio de los pueblos unidos, logró dar con la solución y lanzó su sentencia contra Aldirk: "Un primer nacido será el elegido para poner fin a la Edad de la Oscuridad, y, con ella, a todas sus criaturas maléficas y a la serpiente que las gobierna". Esto llenó de pavor a Aldirk y a sus huestes, y una luz de esperanza destelló para los pueblos oprimidos. Pero la respuesta del maligno no se hizo esperar. Reuniendo todo el poder con el que contaba, llevó a cabo el más atroz ataque que hasta ese momento se conocía, logró separar a los humanos –los primeros nacidos– del resto de los pueblos. Los colocó en dimensiones diferentes dentro de este mismo plano existencial y volvió invisible la existencia de unos a los ojos de los otros. Allí nació un único mundo dividido en dos, y ambas partes, creadas sobre bases maléficas. Aldirk, al separar la raza humana del resto y al permanecer él en la dimensión inicial, logró hasta el momento evitar que la sentencia de Dontar se cumpla. Así llegamos a lo que es hoy el mundo de los humanos, un mundo que va directamente a la destrucción, y, cuando esto suceda, la sentencia de Dontar no se cumplirá. En ese caso Aldirk habrá triunfado definitivamente. Tal fue la necesidad de poder que debió reunir el mago malvado para concretar este terrible ataque y para distorsionar el espacio-tiempo que casi se autodestruye. Quedó extremadamente débil. Entonces huyó y se guareció en las tierras oscuras de Mundark; y su azote desapareció durante siglos. Los pueblos se sobrepusieron a la terrible pérdida de los humanos al mismo tiempo que los humanos iniciaban una nueva vida creyéndose únicos sobrevivientes de la hecatombe. El correr del tiempo fue transfigurando la memoria colectiva en ambos lados, volviendo fantasía lo que en un principio había sido realidad: la comunión de diferentes razas. Dontar no descansó y, después de varios siglos, convocó por última vez a La Orden de los Cinco en la cima del Danmajera. Allí les entregó en custodia La Llave que abriría el portal para que tan solo un habitante de los pueblos unidos pudiera acceder a la dimensión en donde los humanos habían sido desterrados por Aldirk. La misión de La Orden de los Cinco sería la de confiar esta llave en custodia a un pueblo que ellos designaran, y la misión de este pueblo sería la de designar a la persona que afrontaría el viaje a la tierra de los humanos. Después de dejar La Llave en custodia de los elfos, los cinco magos se retiraron. Ahora moran en el Gran Palacio Blanco enclavado en la cima del Danmajera, esperando la hora en que El Elegido los convoque para la batalla final. Aldirk se recluyó en las Tierras Oscuras para aunar nuevamente el poder necesario que sometería definitivamente a los pueblos unidos. Por los humanos ya no se preocupaba, pues creía que era cuestión de tiempo para que ellos mismos pusieran fin a su suerte, tiempo que ya está a punto de cumplirse. Todo esto sin saber hasta ese entonces de la existencia de La Llave. Los elfos debían custodiarla y elegir al enviado que ejecutaría la misión; pero Aldirk despertó y comenzó nuevamente a sembrar el mal. Rencores, odios y pestes comenzaron a azotar los pueblos que ya no estaban unidos. Guerras intestinas se sucedieron, y las enfermedades lograron que la inmortalidad fuera pensada como algo mítico. Solo los elfos lograron preservarla, pero a costa de su exilio; debieron dejar la bella Valarión y La Llave al cuidado de un grupo de nobles semielfos que decidieron sacrificarse para cumplir con su cometido de entregársela a quien designasen como enviado.

El anciano hizo otra pausa. Limpió sus lentes para luego obsevar los cristales desde cierta distancia, apuntando hacia la luz, para ver que no quedara ningun vestigio de suciedad. Se los colocó, hizo a un lado su café y prosiguió:




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