El maldito hilo rojo

-CAP #08-

Capítulo #8


 

Ulysse

 

Oigo al gobernante de Armenia hablando de los detalles acerca de lo bien que le ha estado yendo por un cambio que he requerido. Me felicita y alzo mi ceja haciendo que él tome asiento nuevamente dando paso al gobernante de Georgia el cual también afirma que mis desiciones son las mejores.

Otro habla y mi mente se queda estancada en los recuerdos de esa noche. Balin... Sus ojos, sus labios, nariz, cabello, cuerpo. Todo se repite en mi cabeza llenándome los pensamientos con su figura debajo de mí en un escenario imaginario. Me remuevo en mi asiento procurando que mi miembro no cobre vida ahora mismo y doy por terminada la reunión dejando que el último diga lo mismo que los demás.

Espero a que todos se marchen y me pongo de pie para caminar hasta mi auto. Miro la hora en mi teléfono viendo como refleja en la pantalla el número "1:56 AM". La reunión se había extendido demasiado y los huesos están triturándome la espalda.

Hablo con Defne desde mi teléfono y la obligo a salir de las oficinas para que vaya a descansar a su dormitorio. Es la persona más terca que he conocido en mi vida pero es la indicada para su trabajo.

Espero a que los robots me den paso y doblo por los aires llegando hasta la torre cuya reconstrucción ya está hecha. Subo por el ascensor privado y me bajo en la cumbre de la torre caminando hacia el espacio privado que había creado el anterior regente y ahora yo lo utilizo.Tomo alcohol de una repisa y arrastro una silla para sentarme cerca de las barandillas mirando las vistas de Paris mientras me embriago.

El estrés está tomando rienda suelta en mi cabeza desde aquella noche en la cascada. No he tenido tiempo para hablar con Balin y eso me tiene tenso, más de lo que quisiera admitir. Necesito que se abra de piernas y me deje hundirme en ella o si no me volveré loco.

Ya he solucionado todo. Sia entiende mi posición y me dejará estar con mi hijo sin tenernos que casar. Doxon no está de acuerdo pero me chupa un huevo lo que ella quiera.

Después de quince botellas, doy un trago largo cerrando los ojos y cuando los abro una alucinación me hace sonreír. Mentiría si no dijera que una de las mayores razones por las que me emborracho es para poder tener a la ilusión de Balin tan real que es lo único que no me hace caer en un hoyo sin fondo.

 

Ma belle.— Balbuceo acomodándome en la silla.

— Hola Ulysse.— Ríe y su risa es lo mejor que han oído mis tímpanos.

 

«Después de sus gemidos.»

 

¿Qué haces aquí?

 

Sé que es una ilusión pero aún así quiero creer que ha venido a verme porque está tan desesperada como yo de poder estar juntos.

 

— Estaba preocupada por ti. Tienes tres meses sin comunicarte con nadie fuera de tu continente y te extrañaba.— Camina despacio.

 

Se para frente a mí y la tomo haciendo que se siente en mi regazo. Subo el vestido enterrando mis manos en sus glúteos maravillándome con la cantidad. La beso sin dejarla seguir hablado y mueve sus caderas para hacer fricción.
 

— ¿Me juras que dejarás todo por mí?— Susurra entre gemidos y rompo sus bragas.

— Todo y más.

 

Hundo mi falo lo más profundo que llega y gimo entre sus labios sintiendo como su centro se contrae alrededor de mi miembro. Embisto aún sentado y la abrazo besando su cuello mientras dejo marcas.

 

— Tu hijo...

— No lo va a dejar de ser porque no esté con su madre.— La callo arremetiendo como animal.
 

Tomo de su cuero cabelludo con fuerza mirando como su cara se desfigura con cada embiste. Me pongo de pie con ella en brazos y estrello su espalda en una pared de metal para seguir con mis estocadas brutales mientras el sudor me recorre como agua en un río.

Trato de seguir parado pero el alcohol me derriba mareándome. El momento se acaba y todo se me revuelve confundiéndome.



 



 

El sol da de lleno sobre mi rostro y despierto en el piso metálico con una jaqueca de los mil demonios. Acomodo mi ropa aún mareado y me dirijo hacia el ascensor listo para tomar mi día de descanso.

Cuando llego a mi casa, lo primero que hago es bañarme por media hora con el agua fría casi congelada. Me cambio y bajo a la cocina para comerme media nevera de desayuno. Trabajar todos los días como agente merece que coma más de lo que alguien normal haría y para ser sincero, eso me ayuda a ganar mas masa muscular.

Me tiro en mi sofá y enciendo la televisión para ver cualquier cosa que estén dando en las noticas. Esta acción queda postergada por el incesante sonido que hace el timbre de mi casa. Me encamino a la puerta y abro después de ver quién era.

 

— ¡Eres un reverendo hijo de puta!— Grita Sia alzando su mano para lanzarme una bofetada.
 

«¿Auch?»
 

¿Se puede saber qué hice ahora?

— ¡Aparte también eres un sínico! Voy a pelear en la corte para que no te den ninguna custodia.— Habla sobre nuestro hijo y la tomo del brazo.

— No me jodas, ese hijo también es mío lo quieras o no.— Bramo soltándola para que se largue.
 

Veo sus ojos aguarse y sus labios tiemblan como un terremoto. Joder, seguro ya se ha enterado de que me follé a su hermana un día antes que ella y por eso está así. No, no podría ser eso, ella ya lo sabia y dijo que no le importaba. La miro girar sin decir media palabra más y camina hasta su auto pasando por el jardín. Cierro la puerta llamando a Defne para que me prepare un nave a Oceanía. Iré con la excusa de querer hablar con Meer y haré lo posible para llevarme a Balin a cualquier sitio que quiera para poder hablar y besarnos, entre otras cosas...

Sacudo mi cabeza concentrándome en la llamada pero antes de poder darle click a su nombre, en la pantalla se nota el número de mi madre y bufo tomando su llamada.
 



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En el texto hay: militares, romantica, amor pasion

Editado: 14.06.2022

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