Capítulo #11
Balin
La oficina se vuelve un caos lleno de pizarras electrónicas y robots que nos ayudan a completar operaciones matemáticas que son muy complicadas para realizarlas en un tiempo corto.
Inevitablemente, mi mirada busca el perfil de Buisson detallando lo concentrado que está y lo no afectado que se encuentra de lo que pasó hace menos de seis horas. Su boca estaba en mi sexo como un lunático y ahora se ve tan... aplicado que me parece gracioso como ni se digna a mirarme de reojo.
No hemos tenido descanso alguno. Desde que llegamos de las islas Kortín hemos estado en reunión con Achebe dejando en claro todo lo que ha pasado e ideando planes para acabar de una vez por todas con Doxon sin traer más guerras. El plan es tan meticuloso que me duelen los dedos de escribir los mensajes que enviaremos a cada uno de sus combatientes personalizándolos para que quieran unirse a nosotros y dejar atrás a la desquiciada de Aubree.
Además de eso, todos los negocios que tiene están siendo intervenidos por nosotros, haciendo esta guerra sin dañar a segundos. Hacemos una cita con Campbell y este nos promete que estará en Ghana la próxima semana para hablar con nosotros. Todo esto es con mucho esfuerzo y sorprendentemente en tiempo inimaginable dando lo mejor de nosotros.
La noche nos arrasa dejándonos exhaustos y Meer decide pedirle a nuestros "socios" que se marchen para terminar por hoy.
— Todavía podemos hacer el boceto para los encargados de...
— Mañana lo haremos. Hoy ha sido un día bastante exhausto, sobretodo para ti Buisson.— Lo interrumpe.
— Como quieran. Yo de aquí sigo trabajando. — Informa y Achebe se despierta asustado.— Defne.
La llama y ella deja de escribir en su máquina para guardarla en su bolso. Se pone de pie a la par de Ulysse y no sé por qué pero su lejanía me lastima. Obvio no lo voy a demostrar porque es algo ilógico e irracional pero los sentimientos siguen ahí acechándome.
— Buenas noches.— Se despide Defne y todos respondemos mirando como se marchan sin más.
— Meer.— Dice Achebe despidiéndose de Wesley.— Meer.— Dice como broma dándome la mano.
Su alférez se despide también y ambos salen dejándome a solas con Meer. Dejo salir un suspiro de cansancio y me tiro en su sofá estirándome.
— Vete a descansar, guerrera.— Se agacha para besarme la frente.
— A sus órdenes, regente.— Me pongo de pie haciendo un saludo militar.
— Déjate de tonterías y ve.— Ríe negando.
Le beso la mejilla y salgo caminando por los pasillos alumbrados por una única luz blanca que me lleva hacia la salida. Me dirijo hacia el otro edificio para ir a los dormitorios y paso por el parque reparando en algo, que por mucho que me moleste, no puedo quejarme.
Defne y Ulysse se besan como colegiales haciéndome arder la sangre. Los lentes se le caen y veo la espalda de Buisson inclinarse para buscárselos. Ambos se ríen como dos idiotas y me da tanta rabia que decido seguir de largo dirigiéndome a mi destino inicial.
Me adentro en mi baño para darme una ducha y cuando termino me coloco en frente del espejo mirando los colores de mis ojos moviéndose en círculos. La rabia me hace pegarle con la palma al espejo sin romperlo.
«¿Acaso no le importa que tengamos un claro vínculo más allá de lo natural? ¿Se le olvidó lo que me ha vendido diciendo desde que me conoce?» Tanta palabrería barata para besarse con otra a la cual de seguro le hace el mismo cuento.
Me pongo el pijama y me acuesto en mi cama con la cabeza caliente de la ira. Me repito una y mil veces que no puedo decirle nada pero cada vez es más tentador ir a partirle la cara por mujeriego. Y pensar que yo me había creído lo de Doxon, realmente pensé que él me había imaginado a mí y ahora es claro de que solo me mintió para tratar de meterse entre mis piernas, cosa que casi logra por mi poca resistencia en la isla.
El rostro de Sia se me viene a la mente y una punzada me atraviesa al pensar en su bebé. Ni ella ni su hijo tienen la culpa de que su padre sea un hijo de puta que nada más piensa con la verga.
Ruedo en el colchón sin encontrar el sueño y decido beberme unas pastillas del dolor para la cabeza que me ayuda bastante a marearme hasta caer rendida en un sueño profundo y reparador.
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Miro por la ventana el paisaje del mar cerca de Africa y vamos descendiendo hasta llegar a sus tierras. Estiro mis pies y brazos mientras despierto a Meer para bajar de la nave.
— ¿Listo? — Pregunto y asiente.
Llegamos a las instalaciones de Achebe y saludamos para sentarnos a la espera de Campbell y Buisson. El paisaje que se dibuja en una de las ventanas es fantástico y duro el tiempo que le falta a Campbell para ver a los animales africanos vivir en su habitad con ayuda de algunos robots que los ayudan a vivir mejor.
— Ya que estamos nosotros solos, quiero hablar de algo.— Anuncia Achebe.
— Somos todo oídos.— Asegura Wesley.
— Creo que lo mejor sería hablar con Doxon para terminar esto en paz.— Suspira y Meer niega masajeando su sien.
— Paz es lo último que quiere ella, Achebe. Yo también quisiera llegar a la paz sin tener que formar todo un plan maestro pero ella no da tregua y no vamos a perder por intentar empatizar con esa loca.
Asiento dándole la razón y Achebe no tiene más remedio que aceptar moviendo sus trenzas hacia un lado. Su rostro masculino y fuerte deja ver sus rasgos entristecidos mientras seguimos esperando por los que faltan.
— Podríamos darle un ultimátum para ver si decide seguir batallando...— Propongo.