Capítulo #13
Ulysse
15, 14, 13...
Una bala me roza en el hombro y maldigo acabando con el idiota que lo ha hecho. Me canso de matar a todos y decido dejar a Doble C ya que no lo encuentro. Me dirijo hacia la bomba pero Balin me empuja antes de que una bala infrasónica me atravesara el cráneo. Toma la bomba y la lanza como una beisbolista haciendo que esta explote en el aire.
Me quedo como idiota mirándola y verla en acción es una de las cosas más atractivas que he visto en mi vida.
— ¿¡Qué te pasa!?— Me grita mientras acaba con los soldados que intentan matarnos.— ¡Doble C está al otro lado del edificio, lo he atado!
«Si antes pensaba que era atractiva, ahora pienso que es la puta ama.»
— Terminemos esto.— Me digo a mí mismo.
Los dos nos damos la espalda y disparamos perfectamente haciendo que ninguno se pueda acercar. Balin al parecer tiene un escudo transparente que nos protege porque las balas que he intentado esquivar nunca llegan.
Nos movemos dejando a los hombres triturados. Veo la avioneta de Tetsu subir y tomo a Balin para correr hacia las escaleras, activo la alarma antes de bajar y dejo que Balin me guíe hacia donde se encuentra Doble C. Llegamos allí y una señal llega a mi brazalete nuevo diciéndome que las personas en la azotea ya están a salvo.
Observo al hombre grande y fuerte amarrado mientras forcejea. Miro a Balin de reojo y la veo sacándole la sangre que le ha salpicado a su arma favorita la cual imagino es la que tenía en las bragas. Usa la tela de su escote para hacerlo y dejo de mirarla antes de cometer una estupidez.
Centro mi atención en Doble C y lo veo mirando a Balin con lujuria. Me río de mala gana poniéndome de cuclillas para agarrarle la cara enterrando mis dedos en sus mejillas.
— ¿Te gusta mi mujer, hijo de perra?— Escupo en su cara recordando la grandiosa manera que tiene Balin de expresar su amor hacia mí.
— Si sigues jodiendo será mi mujer.
Le estrello mi puño entre la nariz repitiendo mi acción sin sentirme a gusto. Lo ahorco queriendo matarlo como a un cerdo pero Balin toca mi hombro obligándome a soltarlo.
— Tienes que dejar de decir cosas tan... descabelladas, calvo de mierda.
— Mejor hagamos un trío y así te doy una probadita, Chucky.
— Mira, hijo de...
— ¿Ustedes son amigos?— Pregunta Balin sin entender.
Busco en mi memoria la primera vez que nos vimos en Afganistán acordándome de que ella lo había visto conmigo.
— Éramos pero este cabrón no quiere devolverme los planos que me pertenecen.
— Los quemé.— Miento.
— Lo único que quemas son tus malditas neuronas.— Gruñe y ruedo los ojos.
— ¿Qué pretendes hacer?— Cuestiona cruzándose de brazos.
— ¿Hay que hacer algo?— Sonrío y ella me mira con cara de pocos amigos.— Pensaba en tirarlo por ahí mientras estuviera inconsciente. Pero como no lo está, deberás de dormir de nuevo, amigo.
Él me mira aburrido y lo golpeo en la nuca haciendo que pierda el conocimiento. Le quito las sogas con una daga de Balin que se ha sacado del muslo y lo cargo hasta llegar a las afueras. Tetsu se ha ido y ya todo ha vuelto a la normalidad.
Dejo a Doble C lejos de la vista de la ley y lo escondo colocando algunas ramas en su cuerpo. Siento la mirada de Balin analizarme y me levanto para encararla.
— ¿Necesitas algo?— Pregunto alzando una ceja.
— No soy tu mujer.— Deja en claro.
— Está bien.— Resoplo abrazándola.— Lo dije porque él no sabe francés pero para ti siempre serás ma belle.
— Idiota.— Intenta parecer enojada pero su media sonrisa la delata.
Me golpea el pecho y camina delante de mí dándome la vista perfecta. La sigo para llegar a las naves que han llegado por la alarma, le tomo el brazo para pedirle que venga conmigo pero el idiota del sapo nos interrumpe.
— ¡Amor! Estaba tan preocupado.— La besa en mis narices.
— Ándate con cuidado, come po...
— Todo está bien. Gracias por mantener a todos allá arriba en calma.— Lo separa incómoda.
— Es mi trabajo, ¿vienes?
— Sí. Adiós, regente.— Dice y la tomo de la cintura acercándola.— No lo hagas.— Amenaza y sonrío mirando sus ojos multicolores.
— Hasta luego, alférez.— Beso la comisura de sus labios.
Se mueve lejos de mis brazos y la observo hasta que se va en una nave. Me dirijo hacia mi auto y llamo a mi guardaespaldas para saber qué ha pasado con Sia. Él me informa que solo ha sido un susto y me arde que Sia me haya visto la cara de idiota.
Conduzco hasta su casa y salgo de mi auto tocando su puerta. Ella me recibe con una sonrisa enorme y se lanza a mis brazos para abrazarme.
— Sia, ¿Cómo lo sabías?
— ¿De qué hablas, sweetie?— Se hace la tonta.
— Sabías que habría un atentando y por eso mentiste tu malestar. Dime quién te lo dijo, Sia.
— No sé que insinúas, Uly. Realmente sí me sentía mal.
La miro fijamente detallando cómo se pone nerviosa bajo mi mirada. Sé que Doxon se lo dijo pero lo que no tengo en claro es si ella se lo comentó solo para protegerla o Sia está en complot con su hermana tratando de jodernos.
— No quiero que vuelvas a mi despacho, más nunca. Solo iré a los exámenes de mi hijo y su nacimiento. Después veremos quién ganará su custodia.— Rujo y me largo molesto.
Balin
—Mami, ¡Mira, puedo volar!— Habla la pequeña de cabello de lava.
Ulysse la carga como una pluma mientras ríe a carcajadas. La deja en el suelo para caminar hacia mí y me toma del rostro besándome.
— Bonjour, ma belle.— Susurra acariciando mi pelo.