Capítulo #16
Ulysse
Seis meses. Seis malditos meses sin saber sobre Balin. Mi puesto de regente se fue a la mierda después de unas semanas de su desaparición y todo gracias a mi puto estado colérico del cual no he podido salir. Mato sin saber porqué y la vida se me está yendo por un hoyo sin salida.
Ahora soy un maldito drogadicto y ni si quiera recuerdo cuándo fue la primera vez que me entregué a las drogas de las plantas forfías. Soy más fuerte, mucho más letal y tengo mis sentimientos a flor de piel como nunca antes. Doble C es el único que sabe donde me encuentro pero no se atreve a venir por miedo a que le mate.
Mi familia ha tratado de comunicarse conmigo pero yo solo busco por todas partes a Balin y me horroriza la idea de encontrar su cuerpo sin vida en uno de los glaciales de esta mierda de continente. Me encuentro en los recónditos de Antártida buscando la forma de encontrarla, he buscado en cada maldito rincón y pareciera como si se estuviera escondiendo.
Una llamada entrante me alarma y lo tomo rápidamente pensando en que podría ser alguna noticia del paradero de Balin.
— Buisson...
— ¿Qué mierda quieres?
— Tenemos una operación que si la llevas a cabo podrías tener tu puesto de nuevo cuando quieras, además...
Cierro el teléfono al oír a Defne hablar sobre algo que no me interesa y sigo viendo en mis monitores algún movimiento, siempre atento a lo que sea. He llegado tan lejos, que me he tomado el tiempo de instalar varias cámaras a lo largo de este continente para ver si Balin pasa por ahí.
— Me tienes harto, maldito hijo de puta.— Ruge Doble C a mis espaldas.
Me levanto con furia mirando como se acerca a mí. Me coloco en posición, listo para reventarle la cara y él es el primero en soltar el primer golpe.
— ¡Tienes que volver a tu vida, ella no volverá! ¡Entiéndelo, maldita sea! ¡De seguro está muerta!
Golpeo con todas mis fuerzas tirándolo al piso y no controlo mis brazos. Entierro mi puño una y otra vez triturándolo. Él me empuja haciendo que me estrelle sobre mis monitores, dañándolos. Los trato de arreglar con desespero y mis brazos tiemblan mientras intento a que las máquinas aún funcionen.
— ¡Tienes un hijo, Ulysse! — Me toma del rostro y le doy un manotazo para que me deje seguir arreglando.
— No recuerdo su voz.— Me siento en el piso abatido.
Siento un nudo en la garganta horrible, el pecho se me aprieta con fuerza y por primera vez en veinte años, lloro. Lloro como una maldita cría dejando que los gritos alaridos salgan de mis labios mientras me pongo de pie tirando todo al suelo. Le doy puñetazos a la mesa, las computadoras, a todo.
Me halo del cabello sin querer sentirme tan ahogado como me siento ahora. Todo parece apretar mi pecho con rabia, como si no le importase al universo nada de lo que me pase. Me miro en el pequeño espejo que cuelga de una pared y le doy un puñetazo al ver como mis ojos están más brillantes que nunca. Los malditos colores que solo me recuerdan que nunca más la tendré, y me duele, me destruye como nada en el mundo.
— Sal de esto, vuelve a ser el Buisson al que no le importa nada y sigue comiéndote al mundo.— Me toma de las solapas de la camisa.
— No quiero.— Mascullo y la mejilla me arde por la bofetada que me lanza.
— Pero debes, joder. Eres el puto regente de Eurasia. El hijo de puta que acaba con lo que sea si le da la gana.
— No puedo olvidarme de ella.— Me sincero cayendo de rodillas.
— Escúchame, Buisson. Vas a ir a lo que sea que te esté proponiendo Defne y te centrarás únicamente en eso. Ya después nos damos par de tragos y follamos a unas cuantas.
— Yo...
— Ya, lo harás y punto. Ven que mi nave nos espera.— Me toma del brazo ayudándome a ponerme de pie.
✄ ✄ ✄
Un año después...
El tiempo pasa y mi salud se recupera. Lamentablemente la decisión de haberme sucumbido a la OV ha tomado represarías haciéndome dependiente de esta para no morir. Aún así, tomo solamente lo necesario y sigo siendo letal pero ahora cuerdo.
Mi hijo ha ayudado bastante con la recuperación y me alegra decir que lo quiero un montón. El pequeño es igual a su madre pero sé que soy su favorito. Mi puesto de regente me dio la bienvenida con los brazos abiertos y fue fácil volver a la realidad. El nombre de la mujer con la que estaba obsesionado ya no se cruza por mi mente, he luchado contra ello tanto que lo he logrado. Solo es un recuerdo borroso el cual solo quiero evadir.
A pesar de decir en un pasado que pelearía con Sia para la custodia de nuestro hijo, he decidido llevar la fiesta en paz para que ambos podamos criar al pequeño sin meterlo en una guerra que se puede evitar fácilmente.
Por otro lado, he tenido mi cabeza metida en un negocio que ha estado creciendo a sobre manera y no sabemos bien quién es. Solo tenemos que Tetsu sabe de esto y que Doxon a lo mejor también. Hablando de esa, una de las cosas por las que decidí volver es por la desaparición de Doxon completamente fuera del mapa. Me ha encantado tanta la idea que me reí con ganas después de todo ese sufrimiento por el que pasé.
Meer está destrozado aún y su salud pende de un hilo. Oceanía está pasando por su peor momento y todo por la desaparición de... de Balin.
— Señor, tenemos noticias.— Habla Defne al lado de Coco.
La miro confundido y espero a que hablen.
— Balin... Ella...— Tartamudea la de pelo azul y me pongo de pie como un rayo.
— ¡¿Qué?! ¡Habla, joder!— La zarandeo.
— Yo la vi. — Entra mi hermana.
La afirmación me hace tomarme del escritorio mareado y me río sin saber cómo reaccionar.
— Ulysse.— Se acerca tomando mi hombro.
— ¿Dónde está? Tengo que traerla de vuelta.— Me recupero y comienzo a tomar papeles.