Capítulo #19
Balin
A veces la vida que llevamos parece ser ajena. Como si en realidad estuviésemos contando una historia que no es la nuestra pero que por alguna razón tiene de titulo nuestro nombre. Así me siento ahora, con la única diferencia de que esta sí es mi historia y no puedo escapar de ella.
Una semana pasa y Zane no me ha hablado para nada. Ahora soy como un mueble más en la casa y realmente no sé si es algo bueno o malo.
— Zane, actúas como si yo fuera la que te hizo algo malo cuando evidentemente has sido tú.
Su cuerpo se voltea antes de llegar a las escaleras y Tetsu, que se encontraba con él, observa la situación preocupada. El aire se siente tan denso como si en vez de viento sea miel la que toca nuestros hombros, intentando hundirnos en la tierra.
— Por más que te enseño, no aprendes. Pero aquí aprenderás a las malas o a las malas.— Toma mi brazo arrastrándome hacia el jardín.
Lo golpeo haciendo que caiga de rodillas y no sé de dónde sale tanta maniobra pero lo hago naturalmente como si lo hubiese practicado toda mi vida. Lanzo puños lastimando su mandíbula pero todo se sale de mi manos cuando manda a sus guarda espaldas a que me tomen.
— Chiquilla de mierda. Eres una desconsiderada.— Espeta tomando mi cabello con fuerza mientras sus matones me agarran de ambos brazos.
— Zane...
— Tetsu, no te metas en esto.— Escupe mirándola mal.— Vamos a ver si con esta te acoplas.
Detallo como saca un teaser de su bolsillo, el cuerpo me tiembla al ver como acerca el artefacto y sufro de varias convulsiones al entrar en contacto con la electricidad que simula quemar todas mis venas sin piedad. El sentimiento que aquel instrumento genera es igual a mil termitas mordiéndote las venas mientras tu piel sufre de una quemadura extrema. Me caigo de rodillas entre el césped aún tomada de brazos, la sensación de dolor articular me confunde haciendo que me maree un poco y escupo entre los pies del imbécil con ira.
Su pie sube inmediatamente, estrellando la punta de su zapato caro entre mi nariz. La sangre rueda por mis labios y no dejo salir el llanto por nada en el mundo.
— Me tienes harto, Eira. Esta es la última advertencia.— Le hace señas a los matones y ellos comienzan a golpearme como par de animales.
Me cubro con los brazos como puedo y no me defiendo para no alargar su trabajo. Dejo salir quejidos al sentir el horripilante dolor que cala con fuerza en mis órganos haciéndome querer arrancarme la cabeza para terminar con este sufrimiento, pero obvio, no lo hago, porque soy más fuerte que esto, más fuerte que mis mismos pensamientos.
Zane se larga junto con sus guardaespaldas, dejándome tirada en el suelo como un perro abandonado. Me intento parar con el fin de irme a mi habitación pero caigo como lapa al suelo sin fuerza en los huesos. Susu, al ver esto, me ayuda a subir las escaleras y espera mientras me meto en la ducha arrastrando la sangre que sale de mis heridas.
— No debiste hablarle, Eira.— Habla mirando mi rostro lleno de moretones.
Pasa la gasa por mis pómulos haciéndome arrugar los labios por el ardor. Termina de desinfectarme y decido colocarme una crema para aliviar el dolor.
— Gracias por ayudarme pero preferiría si por lo menos fingieras estar de mi parte.
Camino hasta mi cama y me dejo caer en ella. Me tapo con las mantas hasta la frente tratando de alguna manera desaparecer del universo. No merecía esto, y ni si quiera estoy triste porque mi hermano me haya golpeado; es solo que... me parece demasiado estúpido de su parte, innecesario. Solo necesitaba una explicación lógica por la que Zane no quiere que vea al tal Buisson pero fue mucho pedir.
— Eira, este mundo es más peligroso de lo que crees. Ese hombre solo te traerá problemas.
Asiento sin querer hablar más del tema, Tetsu se va de la habitación dejándome sola e inmediatamente tomo mi computadora para buscar cómo comunicarme con Buisson. Escribo en el buscador su nombre y solo me sale lo superficial. Nombre completo, a qué se dedica, fecha de nacimiento... Nada que realmente necesite saber. Cierro aquella página y decido abrir otra para hacer una búsqueda profunda en la que después de mucho buscar encuentro el Gmail de su alférez.
"Quisiera comunicarme con el regente lo antes posible. Tenemos un tema en común que debemos de tratar ya.
Con urgencia,..."
Pienso en el nombre que pondré y decido colocarle "Balin" ya que así es que él me llama. Además, no puedo poner mi nombre real por obvias razones. Me quedo viendo la pantalla por mucho rato pero nada pasa, llamo a mi amigo para que me envíe más información y lo que me da no es más que cosas irrelevantes de su vida.
Espero por otros dos días con la fé de que encontrará algo que me ayude a contactarlo. En ese lapso de tiempo no hago más que encerrarme en la habitación sin querer dar la cara, hago varios ejercicios para recuperarme y estar fuerte para lo que se avecina.
Resoplo tomando de mi cabello con frustración y tomo la computadora rápidamente al oír una notificación. Es de Ryan, mi amigo. Me envió el nombre de un hombre llamado Chad Cacciola, en algunas fotos se le ven platicando y lo más importante es el número del chico en una de las diapositivas que me ha mandado Ryan. Le marco inmediatamente y el tal Chad lo toma después de varios segundos.
— Mande.
— Hola.— Pienso en qué decir.— Soy... hm... amiga de Buisson y...
Cuelga sin dejarme seguir y miro el teléfono sorprendida. Vuelvo a llamar insistiendo un par de veces y finalmente lo toma nuevamente.
— Niña, él no repite. Si te dejó con ganas lo siento pero no soy su paloma mensajera.— Espeta rápidamente masticando algo.