El maldito hilo rojo

-CAP #23-

 

Capítulo #23

 

Balin
 

Camino entre el gentío con la mascarilla negra puesta como bozal. El gran hotel asiático me da la bienvenida desde las puertas traseras e intercambio con una persona a la cual habíamos contactado previamente para colocarme su traje de mucama con el fin de introducirme en la habitación de Ulysse sin antes ser raptada por sus hombres.

Me entallo el vestuario de color crema al igual que la mayoría de la decoración que se sitúa en todas partes del hotel. Tomo el carrito lleno de productos para limpiar e introduzco en mi bolsillo la tarjeta maestra que me da acceso a todas las habitaciones del lujoso lugar.

Gracias al universo, es una tendencia muy común en esta parte de Asia el colocarse bozales como muestra de respeto hacia los otros ciudadanos, cosa que me ayuda bastante a pasar desapercibida hasta llegar a la puerta en donde se supone que se encuentra Ulysse. Me adentro a la recámara después de haber introducido la tarjeta y escucho el agua de la ducha caer, por lo mismo, sé que está aquí pero no sé cuanto tardará bañándose y mi tiempo aquí está contado.

Me muevo entre la habitación para buscar lo que sea que me sea de ayuda para un futuro. Encuentro varios documentos a los cuales les capturo unas fotos sin si quiera leerlos y rebusco entre su ropa viendo como aún conserva el brazalete con el dije de metal.

Siento como me toman de la nuca arrancándome la mascarilla. Ulysse me apunta con una pistola justo entre ceja y ceja, pero nada de eso es lo que me pone el corazón a mil. Su cuerpo casi desnudo enciende partes de mi cuerpo que creí que más nunca podría sentir después de todo lo que pasé. Pero ya veo que estaba equivocada y mucho, al parecer.

 

— Dame una buena razón para no matarte ahora mismo.— Gruñe y me hipnotizo viendo como las gotas de agua caen de su cabello rojo hasta su piel rosada.

 

Me pongo de puntillas para estar a la altura de la boquilla de la pistola, y aún viéndolo a los ojos, dejo que mi lengua lama la punta del arma de fuego. Chupo observando cómo el rostro del presente se desfigura y sin avisar, introduce el arma en mi cavidad bucal moviéndolo de atrás hacia delante.

Una extraña sensación culposa se coloca en mis intestinos y no puedo evitar gemir al imaginar que pudiera ser su miembro. Me olvido a lo que vine a hacer y me caigo de rodillas con él en cuclillas aún metiendo el aparato en mi boca. Sube su otra mano para tomarme de la base de mis cabellos y me obliga a tomar hasta la base de la pistola. La saca para que pueda respirar y la vuelve a adentrar, ahora sacándole el seguro.

 

— Hazlo.— Balbuceo con la boca llena.— Mátame.


Sus ojos multicolores brillan con demasía, casi puedo verme claramente reflejados a ellos. Saca el arma de mis labios y limpia la saliva en mi mejilla que siente el extraño frío que desprende el metal baboso.


— Pudiera matarte pero todavía no quiero averiguar si puedo quedar ciego por la estupidez esa.— Dice refiriéndose al hilo rojo que supuestamente nos ata.— Ten en claro que eso es lo único que me detiene de hacerte picadillos, pero ándate con cuidado porque te aseguro que acabaré con todo el que quieras si sigues jodiendo.

— ¿También acabarás contigo?

 

Jadeo cuando hala de mi cabello como una especie de reprimenda. Pasea la pistola por mi mandíbula hasta llegar a mi cuello con varias caricias. Gimo como una colegiala virgen y no entiendo de dónde diablos ha salido esta necesidad de ser tocada por él.


— ¿Qué mierda haces aquí?— Mustia entre dientes sobre mi mejilla.
— Te extraño, Lysse.—. Sollozo y sinceramente no puedo comprender mis emociones.

 

No sé qué me está pasando. Lo juro, nada me hace sentido pero la sensación de perderlo me abruma demasiado, tanto que siento como si estuviera a punto de ahogarme.

 

— Eres una...— Espeta soltándome para ponerse de pie.

 

Da vueltas por la habitación y yo solo me abrazo a mi misma mientras las lágrimas ruedan por mis ojos sin control. «¿Pero qué mierda me pasa?»

 

Deja de llorar, joder.— Gruñe tomándome de ambas mejillas.

— No puedo.— Muevo mi cabeza para que sus manos sigan tocándome.

— Vete antes de que te meta en la cárcel, y te juro que si entras te pudrirás allí.

 

Camina hasta la puerta para abrirla de par en par y me lanza dagas con los ojos para que me marche. Quito las lágrimas de mis ojos para levantarme en destino a su posición.

 

— ¿No me amas?— Pregunto con mucho cansancio de repente.

— Nunca dijo que lo hacía.

 

Su respuesta quema mucho más de lo que esperé y más ahora que es cuando nunca he estado tan segura de sentir algo más que querer. Lo miro a los ojos todavía queriendo que por lo menos me mienta pero nada sale de sus labios.


— Vete.— Ordena empujándome.

 

Salgo a empujones de la habitación y el estruendo que hace su puerta me hace temblar un poco. Me quedo parada como por diez minutos sin entender qué mierda estoy sintiendo.

De repente, alguien me toma del hombro con una fuerza exorbitante que casi desbloquea mi hombro. Observo el rostro de una persona totalmente desconocida y antes de que me pudiera hacer daño, un disparo con silenciador atraviesa su cráneo. Ulysse me pega a la pared para que me separe del cuerpo inherte y veo como algunas personas vienen para limpiar y llevarse el cuerpo como si fuera lo más normal de mundo.
 

— Ve- te.— Dice por sílaba para que entienda.

 

Me le lanzo encima besándolo como una fiera. Nuestros labios se funden en un beso arrebatador que me causa suspiros los cuales son ahogados por su lengua que no da tregua. Sus manos van directamente a mi trasero para sostenerme y no se pierde de amasar con fervor mientras gruñe entre mis labios.



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En el texto hay: militares, romantica, amor pasion

Editado: 14.06.2022

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