Capítulo #25
Balin
La gran mansión nos recibe con lo que parece ser una fiesta en grande. Mancini alza las manos para que caminemos hacia él y a pesar de no ser lo que pensábamos, seguimos avanzando hasta saludarlo a él y a unos cuantos hombres que parecen ser poderosos.
— ¡He aquí los "Beast bikers"!— Habla con el alcohol saliéndole por los poros.
— Es un poco temprano para hacer una fiesta, ¿no?— Mustia Stela mirando alrededor incomoda.
— La hora no importa cuando el tiempo es lo único que no podemos controlar.
— Ok...— Resopla volteando los ojos.
— La amargura no es tan atractiva, diavolessa.
Alzo las cejas escuchando como ambos parecen querer matarse y me da un poco de gracia al ver a los chicos haciendo apuestas en susurros. Miro los labios de Carlo y lo veo decir "Cien dólares a que follan hoy"
— Es bueno volver a verte, Luigi.— Sonrío para calmar un poco las aguas.
— Para mí es un honor hablar con la próxima mujer más poderosa del mundo.— Sonríe de medio lado besando mi dorso.
Veo de reojo como Stela bufa cruzándose de brazos y trato de no reírme por sus celos. Luigi es un hombre bastante apuesto, debe rondar entre los treinta y tres años o algo por el estilo. Mantiene su cuerpo ejercitado y sus ojos grises llaman bastante la atención.
— Así que ustedes son la nueva sensación.— Se nos acerca Tetsu negando divertida.
— Pensé que te había tragado la tierra.— Espeta Pili alzando una ceja.
— La tierra te la haré tragar a ti.— Mustia y Pili se ríe tomando un trago.
— ¿Pudiste tener tu dinero de vuelta?— Pregunto sinceramente en duda.
— No pero ya lo he reanudado con varios negocios nuevos. Aún tengo en mente triturar al pelirrojo hijo de puta.— Gruñe apretando los puños.
Mancini alza ambas cejas por el tono de Tetsu, centra su atención una vez más en Stela y despega sus labios para hablar.
— Bueno, a lo que vinieron.— Comienza haciendo señas para que lo sigamos.
Nos movemos detrás del hombre llegando hasta una sala en donde no se oye tanto la música. Una mesa larga y de marfil negro se postra en el medio de la estancia con algunas personas sentadas en varias sillas a sus costados.
— Buenos días, socios.— Saluda Mancini.— Aquí está lo que han pedido.
Los hombres trajeados nos ojean mientras escriben algo y hablan entre sí mediante susurros. Todos asienten dejando que nos sentemos en la misma mesa, miro a mis compañeros tomando asiento y hago lo mismo.
— Y creer que esos vándalos eran unos dioses sacados del gobierno. Lo que hicieron allí no es nada comparado a lo que están entrenados.— Bufa una mujer que parece ser de india por su acento y apariencia.
— Tampoco hay que ser muy expertos para robar a un banco.— Resopla Boris cruzándose de brazos.
— Tienes razón.— Lo apoya un hombre de piel caribeña.— Pero para lo que nosotros los queremos, sí necesitan ser los expertos que siempre han sido. En este plan no hay cabida para el error, si no lo logran... va a ser su último fracaso.
Alzo la barbilla sin querer que este tipo nos trate como sus inferiores. Despegó mis labios lista para decirle su par de verdades a la cara pero soy interrumpida por Meer.
— ¿Qué les hace pensar a ustedes que aceptaremos esto?
El caribeño alza una ceja mirando a la india y ambos se ríen haciendo que los demás socios también se carcajeen a la par. Mancini respira hondo y lanza una tableta deslizándola por la mesa par que llegue a mis manos.
— Si aceptan, estarán dentro del nuevo régimen que pensamos formar si acabamos con el gobierno actual.
Observo la pantalla entre mis manos que brilla sin cesar. Ojeo los planos de lo que se supone que se tratará un gobierno con un único "rey" por decirlo así. Según lo que voy viendo, ellos quieren que una sola persona se encargue de mantener el orden en los siete continentes teniendo a dos encargados por países que tendrán el mismo poder que los actuales regentes pero tendrán que rendirle cuentas a ese "rey" por cada cosa que se haga.
— Esto es ridículo.— Digo empujando la tableta.— Una sola persona no podrá con tanto. ¿Por qué quieren que sea así?
— Mira, niña.— Brama la mujer con piel oscura.— Independientemente de lo que hagamos, tú no tienes voto ni voz en ello. Solo les damos la oportunidad de estar con nosotros porque entendemos que nos pueden servir de algo ¿Me di a entender?
— Primero que todo...
— Balin...— Susurra Meer posando su mano en mi hombro.
— ¿Qué pasa si no queremos estar en sus planes?— Cuestiona Stela arrugando los labios en desagrado.
La mujer vuelve a reír pero esta vez nadie la sigue. Tetsu aparece en la sala y me sonríe antes de tomar asiento junto a la india que la besa sorprendiéndome.
— Balin, te estamos dando la oportunidad de ser aún más poderosa de lo que eras siendo alférez, ¿Por qué no lo aceptarías?— Responde Mancini entrelazando sus dedos.
Miro a mis compañeros que se notan bastantes tensos y llevo mis labios a un lado indecisa. Peino mi cabello sin saber qué hacer y carraspeo mirando a Meer.
— Si nos unimos... seremos igual de respetados que ustedes, ¿no?— Pregunta arremangando su camisa.— Saben que tenemos al gobierno detrás de nosotros y no quisiera que uno de su equipo nos traicione.
— Eso no pasará, tenlo por seguro.
— ¿Quién nos lo asegura?— Cuestiono alzando una ceja.
— La vida se trata de correr riesgos, Balin. Es esto o seguir siendo vándalos que en cualquier momento serán encarcelados.
Aprieto la mandíbula al oírlo hablar de "encarcelo". Un escalofrío me recorre pero sacudo mi cabeza para recomponerme. Asiento mirando a mis compañeros y ellos hacen lo mismo dando el visto bueno.