Cuando se disolvió el tumulto, Daniel y Laura se desplazaron a KFC y almorzaron. Luego se dirigieron al gimnasio y empezaron a practicar kickboxing .
—Creo que yo debería entrar al torneo clandestino para averiguar de que se trata –exclamó Laura mientras practicaban.
—Suena peligroso –respondió Daniel.
—Para eso nos pagan para correr riesgos. Ademas ya vencí a todas las chicas de nuestra institución, y siento que los hombres no pelean enserio conmigo.
—Si ya lo decidiste, te conozco lo suficiente para saber que no puedo hacerte cambiar de opinión.
—Mañana estaremos en el mismo lugar, donde son seleccionados los participantes, y yo lucharé.