Era algo extraño pero, Anelix se dió cuenta de que no tenía el número de su amigo registrado en su teléfono. ¿Qué pasa?, era su mejor amigo desde siempre, lo conocía desde la infancia, prácticamente eran inseparables como hermanos gemelos. Estos 8 años que perdí realmente fueron tan impactantes, al punto de haber cambiado tanto?.
Llamó a su padre para pedirle el teléfono de su amigo, pues el teléfono que recordaba parecía que ya no existía. Su padre llegó amablemente y le pasó el número que necesitaba, ella inmediatamente se puso feliz y dijo: “gracias papá, es que no puedo imaginar estar sin él”.
Su padre se aleja de la habitación y ella inmediatamente llama a Cassius, el teléfono empieza a sonar bip bip
Anelix: “Ho…la, Cassius eres tú”
Cassius: “Anelix? Que sucede? “
Anelix: “no tienes idea de todo lo que me ha pasado todo por lo que he sufrido tienes que ayudarme por favor ven a la casa de mi padre ven ahora mismo”
Cassius estaba algo confundido: “espera… espera!, Anelix, qué sucede?, no me hables tan rápido, no puedo comprender todo lo que dices”
“¡Sufrí un accidente!!” grito ella
Cassius quedó consternado por un momento: “¿sufriste un accidente?, ¿cómo es posible?”
Anelix seguía agitada: “sí, sufrí un accidente y resulta que no puedo recordar 8 años de mi vida, resulta que ya tengo 33, dime cómo es posible. La última vez que nos vimos, recuerdo que habíamos regresado de ese viaje en Suiza. ¿Qué pasó?”, tampoco tengo tu número, estoy muy confundida”
Cassius le empezó a hablar despacio: “cálmate. Primero, mmmm déjame contarte, en resumen después que te casaste la relación no fue la mejor por parte de tu esposo, no sé cómo explicarlo pero…….. es una larga historia, quieres que vaya a verte ahora? Para hablarlo mejor”
Anelix le contestó: “por supuesto que sí, por favor ven ya, necesito que me expliques que ha pasado en estos años”
“Está bien, nos vemos en un momento”, dijo Cassius
Después de la llamada su mente quedó un poco confundida, sintió que su amigo era muy lejano y por una extraña razón, sentía un dolor en su pecho que no sabía cómo explicar.
No pasó mucho tiempo cuando Cassius ya estaba en la casa del padre de Anelix, todos lo miraban con aire sombrío. Su padre, lo recibió de mala gana, pero debía admitir que su enojo era por todo lo que Antony le contaba acerca de él, no es que realmente fuera una mala persona, no había pruebas de eso.
Ambos caminaron juntos, mientras conversaban, hasta que llegaron a la habitación de Anelix. Frederick le dijo: “te encargo que no exaltes a mi hija, confiare en ti por el momento, pero no te pases de listo”
Cassius sonrió amablemente: “me conoces desde siempre, sabes que nunca haría nada que dañe a Anelix”
En ese momento, Anelix los interrumpe abriendo abruptamente la puerta. Lo abraza repentinamente y le dice: “siento como si hace poco nos vimos, ah es cierto, no puedo recordarlo, por qué?……. por qué…. acaso nos dejamos de hablar?, tienes que contarme todo lo que ha pasado en este tiempo”.
Cassius la miró fijamente, su expresión era difícil de descifrar. Había algo en sus ojos que no cuadraba del todo, una mezcla de sorpresa e... ¿incomodidad?. Anelix no pudo evitar notarlo, pero lo ignoró momentáneamente. Estaba demasiado emocionada por verlo, por finalmente estar con alguien que conocía desde siempre y que, según recordaba, siempre había sido su roca.
"Ha pasado tanto, Anelix," dijo Cassius, evitando su mirada por un momento antes de volver a fijarla en ella. "Pero antes de hablar de todo eso... ¿estás bien? Tu padre me contó los detalles de tu accidente. ¿Cómo te sientes?"
Anelix suspiró, sentándose en la cama mientras jugueteaba nerviosamente con sus dedos. "Estoy bien, físicamente, al menos. Me rompí algunas costillas, pero eso es lo de menos." Su voz se quebró un poco, pero rápidamente se recompuso. "Lo que me asusta es no poder recordar estos últimos ocho años de mi vida. Me siento perdida, Cassius. Perdida y... sola."
Cassius dio un paso hacia ella y tomó sus manos con delicadeza, como si su toque pudiera anclarla de alguna manera. "No estás sola, Anelix. Estoy aquí. Siempre lo estaré."
Sin embargo, había algo en sus palabras que sonaba extraño. ¿Era su tono? ¿O tal vez esa incomodidad que sintió al escuchar la voz de Cassius por teléfono no era producto de su confusión? El abrazo que compartieron antes le había traído un calor reconfortante, pero ahora que lo pensaba, había sido diferente. Algo había cambiado en él. Algo que no podía entender.
"Gracias," respondió ella, esforzándose por sonreír. "Pero necesito saber... ¿qué ha pasado entre nosotros estos años? Me dijiste por teléfono que nos alejamos después de que me casé, pero yo no recuerdo eso. La última vez que te vi, éramos inseparables."
Cassius desvió la mirada de nuevo, su mandíbula apretándose ligeramente. "Es complicado," murmuró, como si tratara de ganar tiempo para encontrar las palabras adecuadas. "Después de que te casaste con Antony... bueno, las cosas cambiaron. Era natural, supongo. Te enfocaste en tu nueva vida, en tu hija... Yo respeté eso. Pero siempre estuve cerca, aunque no nos viéramos tanto."
Anelix sintió una punzada en el pecho al escuchar eso. Aunque no podía recordar esos años, la idea de haberse distanciado de Cassius, su mejor amigo, la llenaba de tristeza. "¿Y Antony? ¿Cómo era nuestra relación? No puedo imaginarme casada, Cassius. No con alguien que no recuerdo."