Antony se encontraba en su oficina, revisando informes mientras su mente vagaba constantemente hacia Anelix. La sensación de no poder estar con ella en ese momento lo carcomía por dentro. Sabía que su suegro había insistido en llevarla a su casa para que estuviera más tranquila, lejos del hospital y de la agitación que rodeaba su vida actual, pero Antony no podía evitar sentirse intranquilo.
Miró su reloj y decidió que ya era hora de saber cómo seguía, ya había pasado un día desde que la dejó. Levantó el teléfono y marcó el número de su suegro. El tono de llamada sonaba una y otra vez, cada segundo más pesado que el anterior, hasta que finalmente la voz grave de su suegro respondió.
"¿Qué sucede, mocoso?" La voz del viejo sonaba seria, casi cortante.
"Solo quería saber cómo está Anelix", dijo Antony, tratando de mantener la calma en su tono, pero con un toque de urgencia que no podía ocultar. "No he podido dejar de pensar en ella, y quería asegurarme de que todo esté bien."
"Está descansando", respondió el suegro con un tono seco. "Todavía tiene momentos de confusión, pero por lo menos está en casa, en un entorno familiar."
Antony exhaló aliviado, pero esa sensación de alivio se desvaneció rápidamente cuando su suegro agregó: "Cassius vino a verla ayer."
El cuerpo de Antony se tensó de inmediato. "¿Qué…….qué dijiste?¿Cassius?" repitió, como si no hubiera oído bien.
"Sí, estuvo aquí. Anelix lo llamó. Parece que él la tranquiliza, o al menos ella cree eso." El tono del viejo era neutral, casi indiferente, pero a Antony le resultaba imposible ignorar la incomodidad que la mención de Cassius siempre le causaba.
"¿Y qué hizo? ¿Qué le dijo?" Antony intentó sonar casual, pero sabía que no podía esconder la sospecha en su voz.
"Simplemente hablaron, lo de siempre. Ella parecía más tranquila después de verlo." El viejo hizo una pausa, como si estuviera considerando sus próximas palabras. "Sabes que él siempre fue importante para ella, mocoso. Tal vez esto la ayude a recuperar algunos recuerdos."
Antony apretó el puño que tenía sobre la mesa, sintiendo un calor que se encendía en su pecho. "¿Y por qué no me lo dijiste antes? Sabes que quiero estar al tanto de todo lo que pase con mi esposa."
"Mocoso, mi hija está pasando por un momento difícil. No me pareció necesario llamarte por cada visita que recibe, y menos si es alguien que ella misma solicitó ver. Además, tú dijiste que necesitabas manejar tus asuntos de trabajo." El tono de su suegro era mordaz, dejando claro que no apreciaba la preocupación de Antony, o al menos no la consideraba una prioridad.
"Trabajo o no, ella es mi esposa", replicó Antony, su voz más fría que antes. "Y quiero saber cada detalle de lo que sucede con ella, especialmente si se trata de alguien como ese…. Cassius."
El silencio en la línea fue palpable por un momento antes de que el viejo hablara nuevamente, esta vez con un tono más calmado. "No creo que tengas nada de qué preocuparte, mocoso. Cassius solo vino a ofrecer su apoyo, como ha hecho siempre. Pero si realmente te molesta, quizás deberías venir a verla tú mismo si te atreves."
"Crees que no puedo? ¡¡Lo haré!!", respondió Antony, sin vacilar. "Estaré ahí lo antes posible."
"Como gustes", fue todo lo que dijo el Frederick antes de colgar.
Antony dejó el teléfono sobre la mesa con más fuerza de la necesaria, su mente trabajando a toda velocidad. Algo sobre la presencia de Cassius no le gustaba. El hecho de que Anelix lo hubiera llamado, incluso después de haber perdido ocho años de recuerdos, encendía todas las alarmas en su cabeza. Sabía que debía llegar a la mansión cuanto antes, antes de que el pasado que ella recordaba se entrelazara con el presente de formas que él no podía prever.
Se levantó de su escritorio, decidido. Algo estaba sucediendo, y no podía permitirse quedarse de brazos cruzados.
……..
Antony conducía a toda velocidad por las solitarias calles que conducían a la mansión de su suegro. Aunque la conversación sobre Anelix había sido breve, algo en el tono del viejo lo había dejado inquieto. No era solo su amnesia lo que le preocupaba, sino la aparición de Cassius en escena. Sabía que él había sido importante en la vida de su esposa antes de que se casaran, pero algo en la manera en que ella habló de su reunión con él le resultaba incómodo, de verdad lo despreciaba.
Al llegar a la mansión, el guardia de la entrada lo reconoció de inmediato y lo dejó pasar sin problemas. La casa estaba bañada por las luces cálidas que se filtraban por las ventanas, y un aire denso y sombrío rodeaba el lugar, como si algo estuviera enrarecido desde que Anelix había sufrido el accidente.
Antony caminó con paso decidido hacia la puerta principal, y antes de que pudiera tocar, el mayordomo lo recibió con un semblante serio. "El señor lo está esperando en su estudio", dijo en tono formal, invitándolo a pasar.
Mientras caminaba por los pasillos decorados con cuadros antiguos y muebles elegantes, Antony sentía que algo en la casa había cambiado. Había una tensión palpable en el aire, como si todos supieran algo que él aún no comprendía. Al llegar al estudio, su suegro lo recibió con una mirada pensativa y una copa de whisky en la mano.
"¿Por qué vienes tan repentinamente?, mocoso, no ves que hora es?, pensé que vendrías mañana", dijo Frederick, sentándose en su mullido sillón de cuero.