El maravilloso regalo de Irma

Regalo sorpresa

Irma está muy emocionada. No puede parar de abrazar a Kiwi y sonreír. Espera con ansias llegar al lugar sorpresa, que sus padres le prometieron.
El camino pasa rápido. Irma observa los árboles del camino y juega con Kiwi, no puede dejar de sonreír y pensar en su mamá Sofí.
—Mami, papi, ¿ya vamos a llegar? —pregunta Irma. Algo inquieta, pero sin dejar de sonreír.
—Falta muy poco, cariño, pasando la siguiente colina, llegaremos —dice papá.
Irma sonríe ampliamente y se asoma por la ventana, mientras pone a Kiwi a su lado para que él también pueda ver hacia afuera.
—Hemos llegado a nuestro destino —dice su papá e Irma sonríe aún más ampliamente. Brinca de la emoción y abre la puerta para salir corriendo, pero el cinturón de seguridad no la deja moverse.
Su papá se baja del automóvil y le ayuda a Irma a desabrochar el cinturón de seguridad. Ella lo abraza del cuello y le da un gran beso en la mejilla.
—Vamos a ver pececitos —dice Irma, tan ansiosa que se le salen las lágrimas de felicidad.
Su mamá se acerca a ellos.
—Esperamos, que te guste tu regalo sorpresa —dice su mami.
Irma se baja de los brazos de su padre y su mamá le da a Kiwi.
—¡Sí! Ya quiero ir a ver a los delfines y los pequeñitos que caminan así —dice Irma imitando a los pingüinos.
—Se llaman pingüinos y viven en lugares muy nevados —dice su papá.
—¿Dónde vive Santa Claus?
—Así es, hija —dice él, asintiendo con la cabeza.

Irma le da la mano a su papá, la otra mano a Kiwi y su mami toma de la manita al peluche.

Al llegar, su papá compró tres pulseras para entrar al acuario. Se las ponen, son de color celeste con peces muy pequeños de colores impresos.
—Que la aventura comience —dice su mamá, sonriendo ampliamente a Irma, que abraza a Kiwi.
Llega un tren al lugar donde están ellos tres parados esperando, al lado de más familias.
—Todos abordo —exclama el conductor del tren, mientras suena el silbato.
Irma salta emocionada en su lugar y abraza aún más fuerte a Kiwi.
—Vamos, mi niña —dice su mamá. La toma de su mano y suben al tren con las demás personas.
Irma se sienta en la orilla dónde está la ventana, para ver más de cerca las cosas asombrosas que le esperan.
El tren llega a su primera parada. Es la zona de los peces de agua salada. Se detiene lentamente. Las familias bajan para ver el hermoso lugar. Hay de todos tipos de peces: de diferentes colores, largos, flacos, gordos, algunos hasta son transparentes, se puede ver su corazón y cerebro.
Irma corre a ver los peces payasos, siempre había querido ver uno de verdad.
—Mira, Kiwi, es como Nemo —dice poniendo a su peluche frente al cristal.
—Se llama pez payaso —dice su mamá acariciando tiernamente el cabello de su hija.
Los tres van caminando hacia el lugar donde están los pequeños con smoking.
—Mira, mamá, los piringüinos —dice la niña muy emocionada.
—Se dice pingüinos —la corrige un niño que está a su lado, que es un poco mayor que ella.
—¡Oh! Gracias, ¿escuchaste Kiwi?, se dice pingüinos —dice ella viendo a los animalitos caminar y tambaleándose por el hielo.
—Mami, ahora vamos a ver a los… —Irma no termina de hablar cuando cae al suelo abrazando fuertemente a Kiwi, llorando y gimiendo de un dolor que antes no tenía.



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En el texto hay: drama, magia, fantasia aventura

Editado: 25.02.2023

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