El maravilloso regalo de Irma

Habitación

Las horas pasan. Mima recuerda que debe volver pronto a su habitación en el hospital, para ver a sus padres.
—Kiwi, quiero ir a ver a mi mami y a mi papi —dice Mima, con una lágrima amenazando por salir.
—Lo sé, vamos con el rey. Antes de irte debes pasar a verlo —dice Kiwi.
Los cuatro amigos caminan hacia el castillo, Mima toma de la mano a Kiwi.
—Todo saldrá bien —le dice.
—Lo sé —dice Mima, su característica valentía se puede ver en sus ojos. En ellos, se ve un hermoso brillo, algo diferente hay en ella, y sus hermosas mejillas rosadas, que la hacen ver como la niña que era antes de la enfermedad.
El crujir de la nieve bajo sus pies, se vuelve más rápido. Mima ya quiere llegar con el rey. Ve la puerta principal abierta y corre hacia ella. Kiwi va detrás de ella, ahora las pisadas resuenan entre las paredes de la estancia. Mima se resbala al dar una vuelta al salón principal, donde el rey suele estar. Se pone en pie, ignorando el dolor de la caída, está muy ansiosa por saber que va a pasar.
Kiwi toca la puerta del salón. Un guardián con armadura dorada y alas gigantescas, abre la puerta. Mima no pudo evitar notar la enorme espada que lleva en el cinturón, resplandece como los rayos del sol.
—Te estaba esperando, mi querida niña —dice el rey, poniéndose en pie.
Mima se queda parada en medio de la sala. No sabe exactamente lo que debe hacer. Cierra sus ojos, intentando ganar valentía. Abre la boca para hablar, pero se le hace un nudo en la garganta.
El rey camina hacia ella.
—Tranquila, todo va a estar bien —le dice, mientras llega hasta donde ella está, le da su mano y Mima la toma. Caminan hacia la ventana más cercana.
Ambos miran hacia fuera, el bello paisaje lleno de nieve, el lago congelado y los pinos repletos de nieve. En el cielo se ve el sol resplandeciente, enmarcado por un bello color celeste, algunos pájaros cantan melodías hermosas y hay conejos brincando en medio de los arbustos.
—¿Te gusta este lugar? —pregunta el rey.
—Me encanta, siempre es diferente y tiene muchas sorpresas.
—Así es, mi pequeña niña —dice, mientras le da tres golpes a la ventana. Una paloma de ojos ámbar, vuela hacia ellos, en un abrir y cerrar de ojos se transforma en una esfera de fuego. El rey abre la ventana y la esfera entra por ahí.
—¡Wow! ¡Qué bonita! —dice Mima.
La esfera forma un óvalo, que queda dibujado en el aire, un cristal color jade aparece dentro de él. Mima mira con mucho interés lo que está pasando.
Los ojos de Mima se llenan de lágrimas al ver a su mamá y papá, al lado de ella, en la camilla del hospital, pidiendo y rogando porque ella estuviera mejor. Se ven cansados, por tantos días en el hospital, sus ojos están hinchados de tanto llorar.
—¿Por qué están llorando? —pregunta Mima.
—Porque ellos quieren que tú te sientas mejor y que dejes de sufrir, ellos quieren que todo sea como antes, pero eso es realmente difícil, tu cuerpo está dañado, por todas las medicinas que te han estado dando y la enfermedad que no deja de avanzar.
—Pero, ¿por qué me siento bien? —pregunta inocentemente.
—Aquí, el sufrimiento y el dolor no existen, cada una de las personas que están aquí, cargaron con diferentes tipos de sufrimientos antes de llegar a este lugar, pero la recompensa por ser fuerte y valiente, es una vida llena de felicidad y paz, con las personas que amas.
—Pero, yo amo a mi papá y a mi mamá, me gustaría verlos de nuevo —dice Mima, con los ojos llenos de lágrimas, el nudo en la garganta se hace más grande y Mima llora incesantemente.
Los sollozos de la pequeña se escuchan, el rey se acerca para darle un abrazo. El príncipe entra por la puerta principal y se acerca a ellos.
—Mima, pequeña. Sé el dolor que sientes, yo también sufrí mucho antes de venir a este lugar, con mi padre y tuve que dejar a mi madre, al poco tiempo ella llegó y ahora vivimos todos juntos, aquí. Leo León y Mía, también son niños como tú, que sufrieron mucho antes de llegar aquí y ahora son niños muy felices.
—Solo quiero decirles que los amo y que ya no estén tristes por mí —dice ella, tallándose los ojos para quitarse las lágrimas de su bello rostro.
La bella dama entra a la habitación.
—Yo te acompaño para despedirte de ellos —dice ella y le da la mano a Mima.
—Que los acompañe, el guardián —dice el rey.
—Mi lord, yo también quiero acompañarlos, desde un principio, yo la he acompañado en su camino —dice Kiwi.
—Te otorgó el permiso de acompañarlas —dice el rey.
Una puerta celeste aparece en medio de la sala. La bella dama abre la puerta y los cuatro pasan por ella. Mima, al llegar a nuestro mundo, se debilita notoriamente, batalla para respirar, sus ojos pierden el brillo que antes tenían y sus mejillas se apagan.
Mima cae al suelo, todo fue tan rápido que nadie la pudo ayudar, el guardián se acerca a ella y la carga con mucho cuidado, Kiwi camina muy cerca de ellos, se sube a la cama con ayuda de la bella dama, el ángel la cubre con su sabana y sale de la habitación con la bella dama, por un lado. Parece que nadie puede notar su presencia.
Kiwi y Mima están recostados en la cama. La pequeña se siente muy mal y Kiwi lo único que puede acostarse al lado de ella.
Las lágrimas salen. La desesperación por el dolor, la llena de ansiedad. Abraza a Kiwi tan fuerte como puede, pero el koala apenas la siente.
—Ya no puedo más con este sufrimiento, Kiwi, todo me duele, no puedo respirar y siento como si algo en mi pecho fuera a explotar —susurra Mima, la voz apenas es audible.
—Pronto todo esto terminará —dice Kiwi, tratando de no llorar al ver a su querida amiga así.
Los padres de Mima se dan cuenta de que ha despertado. Hablan a los doctores y no se quieren separar de ella, los gritos de su madre se escuchan llamando a los especialistas, todo dentro de la habitación se transforma en un caos. Isabel y Alex lloran sin parar, no resisten ver a su nena, así.
Por breves segundos el silencio se apodera de la habitación.
—Mami, papi los amo con todo mi corazón, yo siempre estaré con ustedes y Kiwi los cuidará por mí —dice Mima, mientras que su respiración se hace más lenta, hasta que…



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En el texto hay: drama, magia, fantasia aventura

Editado: 25.02.2023

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