El mas pobre hombre rico - Chen Hao

Capítulo 11: ¿Cómo Es Que De Repente Eres Adinerado?

Capítulo 11 ¿Cómo Es Que De Repente Eres Adinerado?
Chen Hao se dio cuenta de que solo buscaba una excusa para verlo. En realidad, él ya no quería
verla. Su corazón estaba hecho pedazos por completo por la chica a quien había amado con todo el
corazón, aunque sería una mentira decir que ya no sentía nada por ella.
Después de escuchar su voz, su corazón se ablandó y estuvo de acuerdo en verla. Se levantó, fue a su
cajón para buscar la preciada fotografía que había guardado con tanto cuidado. Era una foto de ellos en
la orilla del lago de la facultad. Ella lo sostenía de los brazos con afecto, mientras él sonreía con
dulzura. Ahora cuando pensaba en la relación que habían tenido, sentía una puñalada en el corazón.
En ese momento, se percató los 100,000 que había retirado del banco esta mañana. El motivo por el
cual había retirado el dinero había sido para que pudiera embarcarse en un derroche imprudente de
dinero. Sin embargo, pensando en sus acciones, sintió que fueron muy infantiles. El no necesitaba el
efectivo. No podía salirse con la suya, solo usando las tarjetas que le dio su hermana. No fue prudente
meter tanto dinero en el dormitorio. Si lo llegaran a ver los líderes del dormitorio, ¿cómo se explicaría a
sí mismo?
Estos últimos años llegó a conocer a muchos amigos sinceros debido a su pobreza. Ahora, si les
dijera la verdad, ¡pensaba que llegaría a perder algo!
«Iré a reunirme con Yang Xia, y depositaré el efectivo en el banco cuando regrese», pensó.
Chen Hao no encontró una mochila ya que llevaba prisa, entonces tomó el dinero y lo metió dentro
de una bolsa negra de plástico. Luego, agarró el retrato de Yang Xia y se dirigió abajo.
En el lago de la facultad.
—¡Hao!, por aquí.
En cuanto lo vio, Yang Xia se paró de puntillas y lo saludó, tal como lo solía hacer cuando estaban
juntos. Pero, de hecho, el día de hoy la persona que estaba más infeliz era ella porque Chen Hao había
comprado un bolso que costaba de 360,000 sin parpadear esta mañana.
¡360,000!
¿Cuánto tiempo tendría que trabajar una persona cualquiera para poder comprarlo? Se sentía más
infeliz aun cuando pensaba que se había hecho de dinero justo después de que ella lo había dejado. Por
eso había utilizado el retrato como motivo para verlo.
—¿Cuál es el problema? —sus recuerdos empezaron a llegar a la vista de este lugar tan familiar.
Estaba triste, pero cuando vio a Yang Xia, se suavizo su corazón.
Ella vio la bolsa negra de basura que Chen Hao traía en la mano.
—¡Mínimo tráeme algo cuando vengas a verme! —dijo al instante.
Estaba un poco decepcionada.
Aún fantaseaba con una escena en donde Chen Hao se pondría de pie frente a ella con un bolso de
360,000 rogándole que regresara a él.
Pero, para su desgracia, parecía que el solo planeaba sacar la basura.
—Yang Xia, te regreso tu foto, de hoy en adelante, ¡todo se terminó entre nosotros! —dijo mientras
sacaba la imagen.
Al principio, quiso quedarse con el retrato como un recuerdo. Pero ahora, ¡ya no lo necesitaba! Por
otro lado, Yang Xia estaba ansiosa. Pisoteaba enfurecida y golpeaba el pecho de Chen Hao.
—¡Idiota! ¡Eres un idiota! Hmff, ¿en realidad pensaste que te llamé para quitarte una foto?
—¿Entonces, por qué me marcaste? —fingió estar sorprendido.
—Bien, como te lo digo. Hao, ¿en verdad pensaste que algo está pasando entre Lu Chen y yo? —
preguntó—. ¡Tonto, todo esto en realidad era una prueba para ti!
—¿Una prueba? —sonrió Chen Hao con amargura en el corazón.
«Fuiste corriendo al bosque y te manoseó hasta que estabas gimiendo. Al final, ¿esto fue toda una
prueba para mí?», pensó ya no quería decir nada más.
—Haz lo que quieras, yo ya te regresé el retrato. De ahora en adelante, ¡no nos debemos nada!
¡Hasta luego! —Chen Hao negó con la cabeza y se volteó para irse.
—T…t…tú, alto ahí. Si no te detienes…
Yang Xia no esperaba que Chen Hao, quien la solía escuchar y ponía primero sus sentimientos antes
que los de él, se había hecho tan indiferente. Se decidió con determinación y tomo algunos pasos hacia
el lago.
Él sabía que ella le iba volver a mentir. Al principio, no le podía importar menos y quiso irse. Sin
embargo, vio la figura de Yang Xia inclinándose hacia el frente y parecía que estaba a punto de caer al
lago.
Los parpados de Chen Hao temblaron violentamente. Se apresuro para tomar a Yang Xia en sus
brazos. Sus ojos se empezaron a llenar de lágrimas.
—No me detengas. Si no me amas, solo déjame morir. ¡Déjame morir!
Él respiró profundamente. La verdad era que ya no le creía nada. En especial después de que había
escuchado hoy el relato completo de Ning Fan. No obstante, Yang Xia quería ahogarse y esta vez era
real. Chen Hao se quedó sin palabras, pero al mismo tiempo estaba conmovido.
—Está bien, está bien. ¡Te creo! —dijo de inmediato.
Solo entonces las lágrimas de Yang Xia se convirtieron en una sonrisa.
—Lo sabía. Hao, aún me amas. No brinque por el bolso que compraste o por tu estatus financiero el
día de hoy. ¡Solo quería mostrarte que mi amor por ti es real! Del principio hasta el final, nunca he sido
una cazafortunas, de lo contrario, ¡no hubiéramos estado juntos por tanto tiempo!
Chen Hao no dijo nada.
En este momento, ella lo mira con sospecha.
—Por cierto, Hao, tengo mucha curiosidad. ¿Cómo es que de repente eres adinerado? Hasta
compraste un bolso de 360,000 —no pudo evitar preguntarle.
Él sabía que ella de seguro se lo preguntaría. Pero ahora, no era la misma persona que le contaría
todo a Yang Xia. Al mismo tiempo, la quiso poner a prueba.
—Ah, paso así. Salvé la vida de una niña quien casi es atropellada por un auto hace unos días, sin
esperarlo, la familia de la niña era bastante adinerada. Sin embargo, como ese día llevaba prisa, ¡me
dieron una tarjeta de compras de un solo uso! Dijeron que era muy valiosa y así me mostraron su
agradecimiento.
—En otras palabras, ¿esa tarjeta de compras personalizada solo puede ser utilizada una sola vez? ¿Ya
no la puedes seguir usando? —dijo Yang Xia y abrió mucho los ojos.
Chen Hao asintió con la cabeza.
—Y… ¿Qué pasa con el bolso? Si pudieras venderlo, ¡seguro que debe valer mucho dinero!
Ella estaba un poco decepcionada. En realidad, había pensado que Chen Hao se había hecho de
mucho dinero de la noche a la mañana. Pero el bolso de 360,000 permanecía ahí.
—¡Ya le regalé el bolso a Ma Xiaonan para su cumpleaños! —respondió.
—¡¡¡¿Qué?!!! ¿Le regalaste un bolso de 360,000 a otra persona? ¿Quieres decir que en este momento
no tienes nada de nada? —dijo Yang Xia aturdida.
Chen Hao asintió con la cabeza.
—Xia, no esperaba que tuvieras tan poco interés por el dinero. Aparte, en verdad me amas. Xia
porque no… —dijo y se acercó para tomarla de la mano.
¡Paf!
—¡Vete a la mierda, aléjate de mí! ¡Quién se enamoraría de un pobretón como tú!
Después de que averiguó lo que quería, lo abofeteó.
—¡Mierda, perdí tanto tiempo y casi caigo al lago! ¡Imbécil, eres un cretino! —ella le gritó con
desdén.
«Jaja…», se rio en su corazón.
Cuando la vio actuar de esta manera, él renuncio a ella por completo. Entonces, esta era su
personalidad verdadera.
—Xia, estoy inmensamente decepcionado contigo… —sus ojos se inundaron de lágrimas.
Habían pasado buenos tiempos juntos.
—No me importa si un pobre tipo como tu está decepcionado o no. No me hagas perder el tiempo.
¡Piérdete maldito imbécil! ¡Gente como tu debería recoger basura!
Para desahogarse, Yang Xia le quito la bolsa de basura que traía. Quiso aventársela en la cara y con
todo el ajetreo un total de 100,000 en efectivo salió volando. ¡Todos los billetes eran de alta
denominación!
Sus ojos se abrieron mientras miraba incrédula la escena que se desarrolló frente a ella.
—¿Eh? ¿Qué es esto…?




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