Capítulo 99: No quiero estar a su lado
- Chen Hao, ¿eres idiota? Parece que no comprendiste nada después de haber estudiado en la universidad durante tres años. ¿Qué haces ahí parado? Rápido, entra con Wang Shuai, Fang Qing y los demás. De verdad no sé por qué mi prima está enamorada de alguien así de patético como tú -dijo con frialdad Tang Ran.
No quiso comentar más sobre este asunto. Chen Hao también se sentía torpe. No le quedó más remedio que abandonar a Huang Yonghao y seguir a Wang Shuai y a los demás para entrar a la sala de exhibición. El pasillo exclusivo y el pasillo común llevaron a los invitados a sus lugares respectivos. Los invitados que entraban por el pasillo especial se sentaban en la primera fila de la sala de exhibición, mientras que los demás, como Chen Hao, solo podían sentarse en la parte de atrás.
- Oye, Wang Shuai, ¡eres tú! ¿Cómo estás? ¿Cón10 está tu padre?
- ¡Tío Li, también estás aquí! ¡Estamos bien, todos estamos bien! ¡Mi padre habla de ti a menudo!
En cuanto Wang Shuai entró en la sala, vio a mucha gente que conocía. Un hombre de mediana edad lo saludó.
- Wang Shuai, ¿quiénes son estas bellezas contigo? ¿Cuál es tu novia?
- Son mis compañeras de clase. ¡Aún no tengo novia, Tío Li! -se rio Wang Shuai.
Al mismo tiempo, saludó a la gente a la que conocía. Hablando con franqueza, se sentía
orgulloso de sí mismo por conocer a tantas personas aquí. Lo hacía sentirse lleno de vanidad.
- Hola, Señor Li Wangfeng. Vi su perfil en el Boletín de Economía de Jin Ling con anterioridad.
Fang Qing se arregló el peinado y dijo de manera muy reservada.
- No es nada del otro mundo. Pero Wang Shuai, como tu tío, tengo que decirte que el matrimonio es lo más importante de tu vida. Nunca dejes ir a alguien que es valioso para ti, ¡si no, te arrepentirás!
Al decir eso, Li Wangfeng le dio la mano a Fang Qing y Xu Na. Li Wangfeng era dueño de un negocio de franquicias que vende productos de cocina y baño. En verdad es un negocio grande y no lo debemos subestimar.
- ¡Tío Li, lo tendré en mente! Por cierto, ¿no te siguió Mingfei?
- Esa chica vio a algunos de sus compañeros de clase de la Universidad Jiang Nan y se acercó a saludarlos. Ahora está en su tercer año, pero todavía es muy descuidada todo el tiempo. Me preocupa mucho. Quiero encontrarle un buen novio. ¡Ha regresado! -dijo con una sonrisa Li Wangfeng
- ¡Niña, saluda a Wang Shuai y a sus dos amigas bonitas!
- Hola, Wang Shuai. ¡Hola, hermanas! -dijo al sonreír Li Mingfei.
Era muy alta y llevaba el cabello atado en una coleta. La ropa deportiva carísima que llevaba la hacía lucir seductora. La mirada de Li Mingfei se fijó en Chen Hao, quien estaba detrás de Wang Shuai, en ese momento. No pudo evitar enfadarse cuando vio su ropa anticuada pero aun así le saludó:
- -Ah, no lo había visto a él. ¿Este es ...?
- Solo entonces Li Wangfeng se fijó en Chen Hao.
- Tío Li, él es Chen Hao. La directora, Tang Ran, me pidió que lo trajera para echar un vistazo. Es del pueblo y nunca había estado en eventos de tal magnitud.
Wang Shuai se rascó la cabeza indefenso: «¡Qué vergüenza! ¿Por qué dejé que me siguiera?»
Aunque Wang Shuai acababa de burlarse de él, Chen Hao vio a Li Wangfeng observándolo y alzando la mano. Pensó que quería saludarlo y darle la mano. Qué grosero sería si no hubiera reaccionado a ello. Afirmó y le sonrió, levantando también su mano. De manera inesperada, dijo:
- De acuerdo Wang Shuai, hoy tienes que ser mi compañero. Ven, siéntate a mi Iado.
Li Wangfeng ya había apartado su mirada de Chen Hao. Levantó la mano porque quería coger el brazo de Wang Shuai para pedirle que se sentara a su lado. ¡Había ignorado por completo a Chen Hao!
Chen Hao se sentía avergonzado porque Li Wangfeng le había dejado la mano colgando. Al parecer, ella tampoco tenía ningún interés en él y se sentó al otro lado de Li Wangfeng.
- ¡Pfft! Qué vergüenza. ¿Por qué no bajas las manos ya? El señor Li es una persona de gran prestigio. ¿Por qué le daría la mano a un don nadie? ¿Te crees tan digno como Wang Shuai? -Fang Qing se quedó sin palabras.
- Tiene razón. Pero Fang Qing, hay un dicho que es muy cierto. Una persona sin encanto nunca lo tendrá, sin importar cuan rico sea. Fíjate en Wang Shuai, no solo su familia es adinerada, sino que siempre tendrá elegancia. En contraste, observa a Chen Hao, él es solo un don nadie que ha ganado la lotería.
Xu Na también negó con la cabeza mientras lo miraba.
«Vaya, ¿este tipo no tiene nada de conciencia personal?» pensaron las dos. La verdad es que Chen Hao se sentía muy desdichado. Estaba molesto por haber recibido un trato frío.
«Bueno, me sentaré aquí. ¡No me importa lo que digan de mí!», Chen Hao entonces se sentó.
Por supuesto, se sentó en la parte de atrás. Li Mingfei giró la cabeza para mirar a su alrededor. Frunció de nuevo cuando vio a Chen Hao sentado detrás de ella. Entonces se levantó y caminó hacia Wang Shuai y preguntó con una sonrisa:
- Wang Shuai, ¿por qué no can1bimnos de lugar?
- ¿Eh? ¿Por qué quieres cambiar de lugar? ¡Este arreglo de asientos está bien!
- Vamos, ¿podemos cambiar de lugar?
- Vale, vale. A pesar de que Chen Hao viene de un lugar pequeño, es considerado un hombre limpio. ¡No veo cuál es el problema!
- No, ya sabes que soy una persona obsesionada con la limpieza. No soporto este tipo de personas. ¡Te lo ruego, por favor! -suplicó Li Mingfei.
- Estaba a punto de estallar en llanto.
- Vamos, Wang Shuai, cambia de lugar con Mingfei. Además, hay un dicho, uno asume el color de quien lo acompaña. Mantén la distancia de la gente sospechosa. ¿Olvidaste lo que te dije antes? Solo lograrás ver una perspectiva más alta y lejana cuando pongas un pie en el hombro de un gigante -reprendió con frialdad en este momento Li Wangfeng.