No pasó mucho tiempo antes de que Chen Hao llegara a la universidad y de inmediato corrió hacia el aula de la facultad. Para el momento en que llegó a la entrad oeste, ya mucha gente se había reunido allí. Había tantos estudiantes de diferentes especialidades que casi bloquean todo el pasillo. Chen Hao vio a Yang Hui al resto de sus amigos entre la gente y decidió caminar hacia ellos. Solo cuando llegó allí pudo ver cuál era el motivo de la conmoción.
Había una chica sosteniendo un letrero con las manos en la entrada, parecía pequeña e insignificante. Tenía la mirada enterrada en el suelo. Aun así, la reconoció con solo verla una vez. ¿Quién más iba ser sino Hao Lanlan?
Meng Cairu, Jiang Weiwei -quien era la presidenta del consejo estudiantil del departamento – y Wang Yang estaba de pie a su lado. Ahora estaban tomando fotos de Hao Lanlan como si estuviera de adorno.
En realidad, los que tenían alguna noción de lo que de verdad pasaba, estaban muy enojados por ello. A los que no tenían idea les daba lástima la muchacha porque era alguien que estaba dispuesta a ponerse de pie frente al público para recaudar un poco de dinero para solventar los gastos médicos de su hermanita ya que su familia era demasiado pobre. ¡Era muy triste! Por eso, mucha gente estaba más que dispuesta hacer una donación. Sin embargo, las personas que estaban al tanto del asunto sabían que todo había sido obra de Meng Cairu. Cuando Hao Lanlan no hiciera lo que le pedía, no la ayudaría.
Meng Cairu saludó a un hombre calvo de mediana edad. Luego, este último pudo doscientos en la caja de donaciones.
Alguien les tomó la foto.
En ese momento los amigos de Wang Yang se acercaron. Parecían ser engreídos, eran de la facultad de al lado y amigos de los miembros del Consejo Estudiantil.
Al decir eso, uno de ellos hizo un donativo de unos cuantos de cientos. Después se tomaron una foto juntos.
Al pie del escenario, Chen Hao vio formarse un patrón ya que vio pasar la misma cosa varias veces a lo largo de este donativo. ¿Cómo consideraba esto caridad? ¡Lo trataron como un espectáculo para traer honra a sus clases! Estaba tan enojado que se puso rojo. Sentía una mezcla de lamento y culpa por ella, quien se veía derrotada. Había sido el primero en enterarse de la situación. Ella confió en él, por lo cual le dijo sus dificultades. Hasta la había aconsejado y dado algo de esperanza. Sin embargo, no había llegado a tiempo para ayudarla a salir de esto y se vio obligada a humillarse. No era porque fuera un santo o algo así, pero cada vez que se le presentaban este tipo de situaciones, pensaba en sí mismo. Cómo si fuera él quien estuviera pasando por ello. Tenía que hacer algo, si esto persistía, ¡Hao Lanlan se habría quedado sin ganas de seguir viviendo! Al pensar en esto, salió de la multitud y empujo a Wang Yang fuera de su camino, quien se estaba tomando una foto. Tomó el letrero que traía en las manos y lo tiró al suelo.
Era obvio que estuvo llorando mucho.
Aun había mucha gente buena en este mundo, ellos sin duda la hubiese ayudado si vieran a alguien en una situación así de difícil. Pero Meng Cairu se aprovechó de esto para aumentar su ego, ¡no lo podría creer!
Jiang Weiwei miró con furia a Chen Hao: «¿desde cuándo es así de caliente?».
Meng Cairu era una persona orgullosa. Al escuchar cómo Chen Hao la ridiculizaba, tomó represalias inmediatamente. Wang Yang estaba aún más furioso.
Después de decir eso, Wang Yang lo tomó del cabello y lo abofeteo. Sin duda, era alguien con muy mal temperamento, ya que su familia tenía tanta riqueza, ¡jamás lo habían tratado así! Pero por otro lado… ¿Cómo iba Chen Hao a compararse con él en cuanto a fuerza? ¡Su rostro ardía de dolor!
Hao Lanlan estaba muerta de miedo, lo quiso detener de inmediato. Después de todo, ella era la razón por la cual empezaron a pelear.
Estaba a punto de aventarse contra Chen Hao otra vez. De pronto, sintió que se desmayaba, Un objeto rojo salió volando directo a su cara ¡y se fue en su contra una y otra vez! Chen Hao había levantado un ladrillo y lo estaba estrellando contra su cabeza. Uso muchísima fuerza, tanta que el ladrillo se destrozó.