Él me eligió a mí

V

Cattleya Wilson observó y desaprobó la actitud del señor Anthon Taylor Lee al mirarla sin tener el mínimo pudor cuando sus gesto inusual la hicieron cerrarse un poco más la blusa.

—¿Aparte de todo es un enfermo? — pensó— Es mejor ni hablarle del niño.

El hombre miró a la directora y sin ningún preámbulo dió una orden sintiéndose dueño de la situación.

—¡Déjeme solo con la madre sustituta del niño! —la señora Thomson no se lo esperaba y volteó a mirar a Cattleya.

—¿Estás de acuerdo? —le preguntó.

—¡Si, hablaré con el señor Taylor! — respondió Cattleya y los nervios la delataban, ésto le daba más poder a este hombre quien hacia salir aún más su arrogante personalidad.

—Bien... estaré afuera por si me necesitas —dijo sin quitarle la vista a Anthon Taylor.

—Sí señora...—dijo Cattleya con cierto nerviosismo.

Cuando la señora Thompson salió, Cattleya respiró profundo procurando calmarse.

—¿Usted es la madre sustituta de....?

—De Inmanuel — respondió ella interrumpiendolo— ¡Es mi hijo....!

—Madre sustituta entonces — rió como si fuera dueño del mundo— ¿Quién le dió ese título señorita...?

—Cattleya Wilson, así me llamo, el me llama mamá sin nadie pedírselo, me ama y yo a él.

—¡Qué hermoso —dijo con  ironía —Se supone que hoy haremos la prueba de ADN y en cuanto salgan lo resultados yo te daré a... ese niño.

—Se llama Inmanuel....

—¿Está usted segura que es mi hijo? — preguntó sin dejar de mirarle los labios.

—¡No lo sé, y ojalá no lo fuera!  ¡Inmanuel no necesita a un padre como usted!—Taylor Lee rió al verla  a la defensiva— ¡Creo que mejor está conmigo...!

—Si, claro...eso lo sé...estoy seguro que es así...¡¿Y qué pasaría si yo cambio de opinión?! ¡Claro está si el niño es mío...!

—Si no le haces un bien a tu hijo, tampoco le hagas un mal....

—¡Vaya...soy el malo para ti...tus ojos me dicen que lo amas, eso me gusta y mucho! —hizo un coqueteo casculino con su mirada para llamar su atención.

—Piense en la felicidad de su hijo —dijo muy convencida Cattleya y lo vió acercarse con pasos seguros como si ella lo esperase.

—Eso pienso...y también sería muy de provecho para mí  —dijo acercándose mucho más a su rostro y poniéndola en una deficil situación cuando sus ojos estaban cerca de los de ella. 

Cattleya no pudo evitarlo y en su pensamiento se cuestionó la realidad que estaba segura que la golpearía.

Es su hijo, aunque yo no lo quiera...son sus ojos. Dios mío ayúdame a qué no me quite a mi pequeño Inmanuel.

—¡Pagaría por saber que piensa en este momento señorita Cattleya!

Ella se cuestionaba aún más, estaba segura que el hecho de amar a Inmanuel, y ser hijo de Taylor Lee le traería problemas, sobretodo por como la miraba. 

Mientras Cattleya se perdía en su pensamiento, aprovechando la ocasión él tocó su rostro con el dorso de sus manos.

—¡¿Como se atreve?! — reclamó Cattleya tratando de escapar  hacia la salida, sus nervios hicieron estragos en todo su cuerpo, y él rió de forma abrupta.

—¿Me temes? —ella lo volvió a mirar, retomó su terca personalidad y le escuchó en silencio— Mire señorita Cattleya, no huyas de mi...no te lo aconsejo y más si ese niño tiene mis genes...

—Usted no lo quiere...

—No, no voy a mentirte...ese niño no lo quiero, nunca he querido hijos...puedo admitirlo, podemos hacer un trato...negociar pues.

—¡Yo no hago tratos fuera de la ley! ¡Déjeme pasar!

—Bien, tu pierdes mucho más que yo, si el niño es mío, me lo llevaré conmigo...solo esperaré ansioso el resultado...

—¡¿Qué es lo que quieres?! — preguntó angustiada— ¡Ésto no es un juego, en un niño que es muy probable que sea su hijo...no tienes lo más mínimo de consideración, él ha sufrido...

—Bueno, quierelo tú y demuestra me a mí que realmente te importa...si es mi hijo no te lo daré tan fácil, a menos que seas....amable y complaciente —sus ojos azules achinados hablaban por si sólo cuando miraban la piel de la maestra— ¿Qué tanto puede significar para ti calentar mi cama?

—¡No lo escucharé más! ¡Usted no vale nada! ¡Es un horrible ser humano...!  —ella quiso huir y el hombre la detuvo.

—¿Por qué te importa tanto un hijo que no es tuyo?

—¡Muérete Taylor Lee! — Cattleya sacudió con fuerza su brazo indignada y cruzó la puerta dejando en él las ganas de dominarla.

—¡Ya verás qué tan vivo estoy madre sustituta! — decretó — ¡Eres tan predecible que te tendré a mis pies.

***

Cuando menos se lo esperaba Taylor Lee  vió cruzar a Cattleya con el niño tomado de la mano en el momento de tomar las muestra.

El rostro de Cattleya estaba totalmente decaído pero se sobreponía a la adversidad.

Al hombre le tomaron las muestras de la saliva y no se retiraba como si esperaba algo que a Jenny le hizo una advertencia.




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